En los últimos 10 años, las tecnologías han avanzado a gran velocidad, no sólo en lo relativo al bienestar del día a día, la salud, el estudio del espacio, las telecomunicaciones y demás campos que afectan a la globalidad si no también en todo lo relativo a las relaciones personales.

El uso de Internet, las redes sociales, teléfonos inteligentes, los chats, la mensajería instantánea, las videollamadas… avalancha de opciones que ¿facilitan? la comunicación.

Antes del boom tecnológico, los celulares eran un artículo de lujo, casi nadie tenía uno y todos vivíamos felices, contentos e incomunicados excepto cuando estábamos en casa o en el trabajo. La colectivización de los teléfonos móviles, la reducción de su precio a la par que de su tamaño y la mejora de sus prestaciones, propició que todo quisque quisiera y obtuviera uno, hasta el punto en el que estamos hoy: cerca de los 5.000 millones de aparatos en el mundo.

La previsión indica que en dos años seremos 7.000 millones de personas en el planeta y en este momento ya hay en funcionamiento 5.000 millones de terminales, si en el primer trimestre de 2011 se vendieron cerca de 500 millones de aparatos… hay más teléfonos que personas.

El hecho realmente preocupante es la forma en que nos comunicamos actualmente, la pérdida de la cercanía que da la conversación cara a cara, lo humano de mirarse a los ojos cuando se habla.

Ya existe una generación que se está perdiendo todo eso. Aquellas largas charlas, conversaciones a múltiples bandas en las que todos nos reímos a la vez de las tonterías que se cuentan, ya casi no se ven.

Bien es cierto que hay un mundo de posibilidades en el uso de las tecnologías como medio de comunicación, como conversaciones subidas de temperatura, el sexo virtual, a calentar motores antes de verte, a jugar con las palabras y las imágenes que evocan en mi mente, a planear un encuentro antes de hacerlo realidad.

El placer de una buena conversación se está cambiando por quedar para hablar de nada y luego, de camino a casa, mientras ceno o incluso cuando ya estoy en la cama, que me bombardeen con declaraciones de intensidad variable que no han tenido redaños para soltarme a la cara.

Conozca hoy a Bob Parsons y su compañía Godaddy fundada en 1997, un imperio tecnológico que es la compañía número UNO en ventas a nivel de dominios, hosting, emails y en general servicios cloud computing. Godaddy vende los dominios y servicios tecnológicos para web de mejor relación costo/beneficio.

Esta empressa posee más de 47 millones de nombres de dominio bajo la gestión de Godaddy, renueva o transfiere más de un nombre de dominio cada segundo de cada día, cuenta con más de 9 millones de clientes activos en el mundo.

1. La seguridad es para los cadáveres. Sal de tu zona de confort, arriésgate y no busques tu seguridad que eso es para cadáveres.

2. Nunca renuncies. Casi nadie triunfa la primera vez, el hecho que algo no te esté funcionando no significa que eso no funciona si no que tal vez tú estás haciendo algo mal y lo tienes que mejorar. Si las cosas fueran fáciles todo el mundo las haría y tu no tendrías oportunidad de triunfar.

3. Cuando estés por renunciar a algo tal vez sea el momento más cerca que estés del éxito. Esto Bob lo recoge de un dicho chino que dice ¨la tentación de renunciar es más grande justo antes de alcanzar el éxito”.

4. Acepta que lo peor puede pasar pero esas cosas malas no serán infinitas. Con esto Bob lo que quiere decir es que no nos abrumemos pensando que al hacer algo todo nos puede fallar o salir mal. Ciertamente que las cosas pueden salir mal pero eso no será el fin del mundo.

5. Focalízate y concéntrate en lo que quieres que pase. Esto es tú fuerza interior y mental que debe estar focalizada en lo que quieres que pase en tu vida.

6. Un día a la vez. Toma las cosas y toma acción un día a la vez sin estar angustiándote por lo que pasará en el futuro, toma un día a la vez.

7. Jamás dejes de moverte. Jamás dejes de invertir, jamás dejes de mejorar, jamás dejes de hacer cosas nuevas.

8. Decide rápido y toma acción ya. Acá Bob Parsons cita una frase del militar de Estados Unidos de la Segunda Guerra Mundial, general George S. Patton: “Un buen plan ejecutado violentamente el día de hoy es de lejos mucho mejor que un plan perfecto mañana”.

9. Mide todo lo que puedas así sea insignificante. El medir después te permite mejorar y mejorar.

10. Cualquier cosa que no administres o controles se deteriorará. No dejes vacíos de poder en tu administración.

11. Pon atención a tus competidores pero más aún a lo que estás haciendo. Muy buen rango de prioridades.

12. No dejes que nadie te empuje. Tú tienes derecho a hacer negocios y hacer inversiones rentables como cualquier otro y las leyes te protegen así que no te dejes empujar por nadie.

13. No esperes que la vida sea justa. La vida no es justa, tú haces tu camino.

14. Resuelve tú mismo tus problemas. Esto va dirigido al hecho que está bien seguir el consejo de otros pero finalmente serás solo tú quien resuelvas tu problemas. Para esto Bob cita a Masura Ibuka, el co-fundador de SONY: “Tu jamás tendrás éxito en la tecnología, negocios o cualquier cosa si sigues a los otros”.

15. No te tomes en serio. Pisa tierra y no te la creas, muchas de las cosas que pasan y te ayudan en tu éxito han sido suerte.

16. Siempre hay tiempo para sonreír. Es decir no te olvides ser feliz en el proceso de llegar al éxito, acá Bob cita a su hermano: “Nosotros no estamos aquí para vivir un largo tiempo sino para tener buenos momentos”.

En lo primero que se piensa es en los castigos. Revise primero si la causa fue el descuido de los deberes escolares, una dificultad en particular o alguna situación personal o familiar que pudo afectar el rendimiento académico del niño.

Los padres deben reflexionar sobre cuál fue su papel en la vida escolar de su hijo y si participaron en las actividades académicas del colegio. Las instituciones tienen que cuestionarse y revisar los planes de estudio, modelo pedagógico y sistema de evaluación para saber qué pudo haber fallado, dice un experto en el tema.

Los padres también deben sentarse a discutir con los colegios sobre qué esperan de ellos y cómo pueden ayudar. Si un niño reprobó se debe empezar por el colegio. Éste debe hacer un ejercicio de evaluación en el que los docentes analicen las razones por las cuales se dio la reprobación escolar, qué planearon y programaron, qué se cumplió y si lo implementado apoyó o no el desarrollo del aprendizaje.

Las instituciones deben revisar si sus currículos y sistemas de evaluación se implementaron de forma correcta. Si el profesor, agrega, no hace un buen diagnóstico de la causa de la reprobación, puede tomar decisiones equivocadas. Las instituciones deben esforzarse para que sus alumnos aprendan con agrado y, aunque educarse es un derecho, éste debe ir amarrado a ciertas obligaciones.

Hay estudiantes que pierden el año porque emocionalmente se han visto afectados con el divorcio de sus padres y el poco interés que los adultos les muestran. De allí la importancia de revisar el entorno familiar del niño y mirar, por ejemplo, si hubo exceso de permisos y libertades.

Los estudiantes, por su parte, deben hacer una autoevaluación acerca de cuál fue su falla y cómo subsanarla. Aquí se le hace un llamado a los padres para que no retiren del colegio a sus hijos y los apoyen en superar sus falencias y a los colegios, reforzar la cultura y el deporte en los currículos para retener a los estudiantes.
El divorcio y los problemas entre los padres afectan a los estudiantes. Al encontrar las causas que motivaron la pérdida de año escolar, padres, colegio y estudiante deben trabajar de la mano para superar esta falla. El castigo no es la solución.

La procrastinación o posposición es la acción o hábito de postergar actividades o situaciones que deben atenderse, sustituyéndolas por otras situaciones más irrelevantes y agradables. Se trata de un trastorno del comportamiento que tiene su raíz en la asociación de la acción a realizar con el cambio, el dolor o la incomodidad.

Puede ser psicológico, físico o intelectual. El término se aplica comúnmente al sentido de ansiedad generado ante una tarea pendiente de concluir. El acto que se pospone puede ser percibido como abrumador, desafiante, inquietante, peligroso, difícil, tedioso o aburrido, es decir, estresante, por lo cual se autojustifica posponerlo a un futuro sine die idealizado, en que lo importante es supeditado a lo urgente.

1. Encuentra sus razones. Muchas veces, dilatar una tarea no se debe tanto a la tarea en sí, como a la forma en que está planteada. “Debo terminar esto, y debería ponerme en ello ya“. ¿Qué parte del enunciado nos mueve a procrastinar? Modifica la forma en que te planteas tus deberes, y añade motivadores: “Entre más pronto termine, podré seguir con la nueva temporada…”.

2. No estás obligado a hacer nada. La obligación implica rechazo: Tengo que, debo de, estoy abligado a… son enunciaciones que nos victimizan y posibilitan rechazar pasivamente nuestras tareas. Proscrastinar, vaya. ¿Cómo solucionarlo? Un simple y seguro “haré” en tus tareas pendientes del día: Haré el presupuesto, Haré la comida, Haré… Sin condenas, sólo lo que harás.

3. Enfócate en comenzar. Es un lugar común muy difundido que para realizar una tarea no hay como visualizarse terminándola. Lo cierto es que para el procrastinador el problema no es terminar, sino comenzar. De manera que lo mejor para salir de la inmovilidad no hay como verse haciendo lo que se podría empezar a hacer inmediatamente, comenzando de una vez

4. Divide en pequeños etapas. No escribas todo el libro, sólo una página a la vez. Cualquier tarea puede dividirse en etapas menores, y al realizar esas etapas, hay que centrarse en la siguiente. No visualices el aterrador conjunto, sino sólo el siguiente paso.

5. No seas perfeccionista. Perfeccionismo es igual a inseguridad, y no hay mayor motor para la procrastinación que el pánico provocado por la inseguridad. Avanza antes que perfecciona. Imponte realizar varias etapas al día, y revisa al final de la jornada, no durante. Permítete el error, y avanza en tus tareas.


¿Tu trabajo constituye el centro de tu vida? ¿Tu empleo resta importancia a todo lo demás, incluida la familia, el ocio y la vida social? ¿Es tu refugio? ¿Llevarte trabajo a casa para acabarlo por la noche o los fines de semana es algo habitual en ti? Si es así, puede que seas un adicto al trabajo.

Esta situación define a aquellos trabajadores que, de forma gradual, van perdiendo estabilidad emocional y se convierten en adictos al control y al poder, en un intento por lograr el éxito.

Cómo detectarlo:

Aquí es donde surgen los primeros problemas porque, muchas veces, el entorno de dicha persona no ve mal su comportamiento. Si una persona practica juegos de azar, toma drogas o bebe de forma descontrolada, estas conductas son consideradas reprobables ante uno mismo y ante los demás. Pero trabajar más de la cuenta, incluso en fines de semana o renunciando a las vacaciones, parece algo respetable.

¿Cómo saber si has pasado de trabajar para vivir a vivir para trabajar? Se trata de un proceso gradual: suele oscilar entre los cinco y los veinte años. Comienza como una ambición profesional mayor de la media, que para poder llegar a conseguir sus metas necesita de una dedicación laboral que también está bastante por encima de la media.

Síntomas:

Hay tres grupos diferentes. En primer lugar los cognitivos o mentales: ansiedad e irritabilidad; depresión; necesidad creciente de trabajar más y dedicarle más tiempo al trabajo; preocupación constante por el rendimiento laboral; la sensación continua de estar agobiado, de no llegar a todo; sensación de vacío emocional; la infravaloración de otros tipos de actividad distintos a la laboral.

Otro grupo de síntomas son los fisiológicos: estrés, insomnio y, a largo plazo, hipertensión arterial y aumento de sufrir enfermedades vasculares. El tercer grupo son los síntomas de comportamiento: la necesidad casi compulsiva de realizar listas de cosas por hacer y de anotar en la agenda hasta el más mínimo detalle; incapacidad de estar sin trabajar durante un período prolongado sin experimentar ansiedad, inquietud e irritabilidad; alejamiento de la familia y los amigos.

[campo nombre=video]


Ser organizado es un aspecto que casi todos quieren, pero no dedica el tiempo para hacerlo. Las personas organizadas pueden alcanzar sus metas mas rápidamente y con menos esfuerzo.

Si eres uno de los que dejan las cosas en cualquier lugar, que se te hace difícil encontrar algún papel importante, que no llevas control de tu dinero o de tu tiempo, entonces estos consejos te pueden servir de mucho.

Organiza tu mente. Es importante que antes de comenzar cualquier plan de organización tomes un tiempo para estar tranquilo, para hacer poder aclarar tus pensamientos sobre las cosas que quieres hacer y cómo las harás,  poder concentrarte en los pasos a dar y también tener la disposición de disciplinarte para llegar a ser metódico y organizado y así poder alcanzar tus objetivos y tener una vida mas productiva.

Organiza tu espacio físico. El tener un espacio organizado ayuda a que la mente esté más organizada. Clasifica y organiza todas tus cosas de tu casa comenzando por tu habitación, tu cocina, tu sala, tu vehículo ,etc.  y elimina lo que ya no te es útil. Pon las cosas en sus respectivas gavetas, sobres o cajas. Es recomendable que coloques etiquetas para saber que contiene cada una de ellas.

Organiza tu tiempo. Planifica lo que vas a hacer durante el día. Escribe una lista de cosas por hacer y mantenla contigo y cada vez que termines algo táchalo y continua con la tarea siguiente. Usa agenda, de papel o electrónica para anotar las citas, reuniones y recordatorios. Si usas el computador puedes usar servicios tales como el calendario de google o el de outlook.

Limita tu tiempo. Pon un horario para cada cosa para que así no pierdas tiempo innecesariamente. Es decir si vas a usar el computador hazlo de tal hora a tal hora, o si vas a ver televisión o hacer ejercicios,etc.

Organiza tus tareas. Ejecuta las tareas tal cual como se han planeado. Puedes agrupar las tareas similares y hacerlas todas en un momento especifico. Delega las tareas que puedas encargar a otros pero siempre pido retroalimentación sobre la finalización de las mismas. Pon alertas para que se te envié un mail automático para recordarte algo o también que se te despliego una pantalla en tu computador.

Organiza tus finanzas. La parte financiera tiene una gran importancia. Sin el dinero no podemos pagar nuestros gastos y si no administramos bien podríamos estar malgastándolo. Siempre realiza un presupuesto con tus ingresos y gastos para cada quincena o mes y apégate a este presupuesto. Lleva el balance de tu chequera de manera organizado.

Todos sabemos que permanecer varias horas frente al ordenador no es algo recomendado y a la larga nos puede ocasionar diversas molestias y enfermedades en las manos, codos, espalda y cuello. Por esta razón debemos acostumbrarnos a mantener posturas adecuadas y hacer pausas para relajar el cuerpo y la mente.

Ajustar la silla y la pantalla de modo que se obtenga una postura confortable.

• La distancia entre los ojos y la pantalla debe estar entre 40 y 70 centímetros.

• Asegurar que la iluminación mínima del sector de trabajo oscile entre 500 y 1000 lux.

• Ajustar el brillo y el contraste de la pantalla, para acomodarlos a la iluminación del local.

• Asegurar que existe suficiente espacio debajo de la mesa para permitir el movimiento de las piernas.

Regular el respaldo de la silla de modo que se adapte a la parte inferior de la espalda.

Ajustar el teclado de modo que se obtenga una posición cómoda al teclear tratando de mantener la mano, muñeca y brazo en línea recta.

• Ubicar el mouse de modo que se pueda alcanzar fácilmente y que se pueda utilizar con la muñeca recta.

• Al utilizar el software, elegir unos caracteres de texto lo suficientemente grandes de modo que permitan una lectura fácil cuando se está sentado en una posición normal.

• Elegir los colores de modo que sean confortables a la vista, evitando letras rojas sobre un fondo azul o viceversa.

Es importante cambiar de postura regularmente. Por ejemplo, es preferible realizar pausas de 10 minutos cada hora de trabajo continuo con la pantalla que realizar pausas de 20 minutos cada dos horas.

La siguientes imágenes presentan consejos para mantener una ergonomía adecuada en nuestro puesto de trabajo.


Si tiene la sensación de que el día no le alcanza para nada, encuentre en estos cinco pasos la solución:

1. Recolección. Reúna toda la información en papeles que necesita guardar, recordar y póngala en una “caja de entrada”, puede ser en un cajón, en una caja o en una carpeta especial dentro de su correo electrónico.

2. Procesar. Su caja de entrada debe ser desocupada por lo menos una vez por día. Para procesar toda esta información es necesario dar seguimiento a todas las cosas que tiene pendientes. Es aconsejable que cuando saque una tarea pendiente de su caja la termine y esta no vuelva.

3. Organice. Para organizar todos los compromisos y actividades de su caja de entrada, defina cuál es la próxima acción necesaria para cumplir cada una de ellas. Por ejemplo, si uno de sus compromisos es el cierre del balance anual de la empresa, la próxima acción puede ser agendar una reunión con el contador.

Haga una lista de sus proyectos y para que salgan del papel, tenga siempre una próxima acción referente a cada una de ellas. Otra lista útil es la de las actividades delegadas a otras personas o que dependen de un evento externo o respuesta de terceros para poder seguir adelante.

4. Revise. De nada servirán las listas si no las revisa diariamente o con la frecuencia necesaria para ejecutar las actividades. Además de verificar sus próximas acciones diariamente, de un vistazo a los proyectos y actividades en espera por lo menos una vez por semana.

5. Haga. No basta con organizar la información y las actividades si usted no está empeñado en ejecutarlas. Decida cuál tarea debe ser cumplida con su disponibilidad de energía. Primer, resuelva los pendientes en su agenda primero y después pase a las listas. Si usted va hacia el banco, verifique en las listas si hay algo pendiente que pueda hacer en el camino.


Una de las cosas que quieren cambiar los seres humanos es la falta de abundancia. Todos deseamos un poco más de salud, amor y bienes materiales. La clave es, ¿cómo atraer todo eso que deseas a tu vida? A veces nos decepcionamos cuando no conseguimos lo que queremos, pensando que no lo merecemos o que simplemente no nos toca.

Como personas nos enfoca en lo positivo o lo negativo. Mientras que un grupo de personas son agradecidas por lo que tienen, muchas personas sólo piensan o hablan de lo que les falta, de lo que no tienen o incluso de lo que desean llegar a tener.

Lograr entrar en ese estado mental que permite que la abundancia llegue a tu vida en todos los aspectos es ir en contra de una programación que lleva años en la mente de las personas, y que les dice que no es posible lograr la abundancia en otra forma que no sea la establecida por la realidad.

Si no se tiene un trabajo fijo, con ciertas horas, si no se cumplen ciertas reglas o se funciona de acuerdo a lo que lo que tradicionalmente conocemos, entonces no se puede lograr abundancia.

La clave está en cambiar la forma de pensar sobre la abundancia. Y eso sí requiere un trabajo mental que incluya, entre otros, una alta autoestima – para sentirte merecedor de más – un estado mental receptivo, confianza en lograr tus metas y la seguridad de que lo vas a tener.

Algunas personas siempre salen con grandes ganancias de las situaciones en que la mayoría sólo puede resignarse a soportar las pérdidas de una situación general de crisis.

Sucede en todos los sentidos de la vida, tanto en los momentos de una crisis emocional personal, como en las relaciones interpersonales.

A la vez que las presiones económicas se van sintiendo más hoy en día, se empiezan a ver poco a poco esas pocas personas a quienes curiosamente les empieza a favorecer la situación que a los demás tanto les afecta.

Si lo observas detenidamente las vas a encontrar. Se trata de personas que se vuelven más y más importantes para la empresa en que trabajan porque conforme despiden a otras, ellas son las únicas capaces de mantener el barco a flote en su respectiva área. O bien, son personas cuya manera de ser inspira confianza a los demás y en momentos de crisis generan una sensación de seguridad a todos los demás involucrados en una actividad.

Al final de cuentas, son estas personas las que pueden aprovechar las oportunidades que siempre surgen de una situación de crisis, porque cuando hay crisis hay problemas, y cuando hay problemas las personas están dispuestas a invertir los recursos que tengan en aquellas personas que tengan la fortaleza y la actitud profesional para ayudarlos a resolver esos problemas.

De hecho, esas personas acaban por tener las mejores oportunidades en las relaciones de amistad y hasta de pareja, porque mientras todos los demás se ven golpeados por el desánimo de una crisis económica, estás personas se vuelven más populares y admiradas.

¿Y cuál es la clave para ser de este tipo de personas y poder convertir en éxitos y oportunidades de crecimiento las situaciones que todos los demás viven como una crisis? Una mentalidad valiente, realista, positiva. Una actitud ante la vida y ante los demás que viene de una profunda serie de emociones positivas construidas alrededor de nuestra idea de nosotros mismos.

Cuando una persona desarrolla y mantiene una autoestima verdadera y sana (porque como algunas veces hemos comentado ya, existen estructuras emocionales de autoestima falsas y poco sanas), se generan automáticamente la seguridad, la alegría la claridad mental y la actitud positiva pero realista que se necesita para lograr tener un gran éxito a partir de una crisis.