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El miedo al martes 13 es exclusivo de culturas latinas como España, Grecia y los países latinoamericanos -ya que en países anglosajones el día temido es el viernes 13-, y se compone de las cosas negativas asociadas por separado al tercer día de la semana y al número 13.

¿De dónde nace la leyenda?

El martes 13 es un mito medieval que pudo surgir porque el 13 de octubre de 1307, el papa Clemente V dictó una orden contra los Caballeros Templarios, por lo que se tomó como un día aciago.

Martes viene de Marte, dios de la guerra en la mitología romana. Y el 13 se entiende como número imperfecto asociado a la traición, pues a Judas se le señaló como el 13 en la Última Cena; en la saga artúrica eran 13 en la mesa redonda y uno mató al rey Arturo, y en las leyendas nórdicas, Loki, el espíritu del mal, era el decimotercer invitado.

Además, el capítulo 13 del Apocalipsis habla del anticristo y la Cábala enumera a 13 espíritus malignos. Henríquez indica que mitos como este muestran la necesidad del ser humano de explicar el tiempo y romper la rutina.

¿Y si quiero tener un buen martes 13?

1. Cinco minutos de reflexión. Disfrute relajadamente del desayuno y tenga pensamientos positivos. Trátese como a un ser humano y mime sus pensamientos.

2. Evite los ruidos altos a primeras horas. No es necesario inundar nuestra cabeza con acontecimientos negativos ni pesados desde temprano, ni con ruidos estridentes. Ya tendremos el resto del día para eso. Para empezar nuestro martes 13 de suerte, queremos paz y tranquilidad.

3. Salga de la rutina. Todos los días es lo mismo, pero si hoy decide hacer algo distinto que le apetezca, fuera de sus comportamientos habituales, pensamientos negativos no lo dejarán. Vale la pena un capricho, grande o pequeño.

4. Sonria. La risa es contagiosa y si es capaz de reirse de usted mismo, pues el martes 13 tendrá que irse a otro sitio.

¿Quién no ha cometido un error en el trabajo? Entre menos se cometan pues mayores posibilidades de continuar trabajando se tendrá. No de papaya.

1. Cuide su comportamiento. El mal comportamiento en el trabajo es una muy maña señal. Decir mentiras, hablar mal de otros sin necesidad, utilizar el teléfono celular de manera prolongada y los malos hábitos alimenticios, hacen parte de una lista de errores. El volumen de la voz y la grosería también puede llegar a molestar a sus compañeros de trabajo.

Recuerde que tratar de intimar mucho con un compañero de trabajo, también puede ser imprudente pues muchos consideran que la oficina no es un lugar para acercamientos personales.

2. Tenga cuidado con las conversaciones. El peor error que puede cometer en cuanto a conversaciones es tocar de una sola los temas tabú, los chismes de oficina o interrumpir de manera abrupta las conversaciones de otros.

3. Recuerde que usted está en el trabajo, no con amigos. Política, religión y sexo, pueden ser temas que pueden estar fuera de los límites normales. Los gritos y las interrupciones no son adecuados con los compañeros de trabajo, ni con el jefe y mucho menos con los clientes.

4. Sepa cuidar su imagen. Llegar tarde y estar mal presentado, por ejemplo, son errores para la imagen de cualquier profesional. No ser puntual hace perder tiempo a todos los que trabajan con usted, especialmente el jefe y los clientes.

Dicen que la primera impresión es la que vale, lo cual resulta válido en los negocios y en la vida. Trate de no revelar tatuajes o piercings. No use ropa reveladora e inapropiada para el ambiente en que se desenvuelve.

5. Cúidese en eventos sociales. Los eventos de la compañía son inevitables, ya que asistir a ellos puede hacerlo parecer antipático y poco social, pues normalmente están hechos para celebrar momentos especiales para las compañías. Es recomendable no abusar de las bebidas, tener comportamientos extravagantes con sus compañeros de trabajo.

Quedarse en la fiesta de la oficina hasta que lo saquen y que su jefe lo tenga que llevar a la casa acaba totalmente con su imagen. No aproveche este evento para entablar relaciones con su compañera de cubículo.

 

Con más de 850 millones de usuarios repartidos por todos los rincones del planeta, pocos internautas se resisten hoy en día al poderoso influjo ejercido por Facebook. Sin embargo, la famosa red social esconde también algunos riesgos para la privacidad del usaurio.

Para sortearlos, debes tener en cuenta estas 6 cosas que nunca deberían compartirse públicamente en Facebook:

1. El lugar y la fecha de nacimiento
: Está bien compartir con otros usuarios nuestro lugar de procedencia, pero este dato combinado con nuestra fecha de nacimiento es una auténtica “mina de oro” a la que los ladrones de identidad saben sacarle mucho partido. Según un estudio de Carnegie Mellon, el lugar y la fecha de nacimiento pueden utilizarse para dar con el número de la Seguridad Social del usuario.

2. Los planes de vacaciones: Hacer públicos nuestros planes de vacaciones en Facebook es una invitación velada para que los criminales obtengan el pase gratuito a nuestros hogares. Si queremos informar a nuestros amigos de nuestras vacaciones, es mejor ponerles al tanto después con las fotografías del viaje.

3. La dirección postal: Aunque compartir la dirección postal de nuestra casa con otros usuarios en Facebook no parece a priori muy “cabal”, lo cierto es que el 40% de los internautas reconoce hacerlo, y el 65% no bloquea ni siquiera a posibles extraños con las diferentes opciones de privacidad de la red social.

4. Las confesiones: Puede que odiemos nuestro trabajo, defraudemos a Hacienda o seamos usuarios esporádicos de drogas ilícitas, pero Facebook no es el lugar más apropiado para hacer este tipo de confesiones. Según un estudio de Proofpoint, el 8% de las empresas ha despedido en alguna ocasión a un empleado por sus “meteduras de pata” en las redes sociales.

5. Las contraseñas: Si tenemos varias cuentas online, es muy probable que en más de una ocasión hayamos respondido a preguntas personales para reforzar la seguridad de nuestras contraseñas. ¿Por qué ponerlas entonces en peligro aireando datos sobre nuestra vida privada en Facebook?

6. Los comportamientos peligrosos: Reconocer que practicamos deportes de riesgo o que fumamos no parece a priori una información demasiado peligrosa para ser compartida en Facebook. Sin embargo, sí entraña algunos riesgos. De acuerdo con un informe de Insure.com, muchas compañías aseguradoras rastrean Facebook y otras redes sociales para descubrir comportamientos peligrosos e incrementar así las pólizas de los seguros de vida de sus clientes.

El ex alcalde de Nueva York Rudolph Giuliani estuvo en Colombia y le concedió una entrevista a la periodista Paola Ochoa, quien le preguntó qué hacer frente al problema de inseguridad en las grandes ciudades.

Giuliani respondió haciendo referencia a la “teoría de las ventanas rotas”… ¿De qué se trata esta teoría?

En 1969, en la Universidad de Stanford, el profesor Philip Zimbardo realizó un experimento de psicología social. Dejó dos autos idénticos, de la misma marca, mismo modelo y hasta mismo color; abandonados en la calle. Uno lo dejó en el Bronx, por entonces una zona pobre y conflictiva de Nueva York y el otro en Palo Alto, una zona rica y tranquila de California. Dos autos idénticos abandonados, dos barrios con poblaciones muy diferentes y un equipo de especialistas en psicología social estudiando las conductas de la gente en cada sitio.

Resultó que el auto abandonado en el Bronx comenzó a ser desvalijado en pocas horas: se perdieron las llantas, el motor, los espejos, el radio, etc. Todo lo aprovechable se lo llevaron, y lo que no, lo destruyeron.

En cambio, el auto abandonado en Palo Alto se mantuvo intacto.

Es común atribuir a la pobreza las causas del delito. Sin embargo, el experimento en cuestión no finalizó ahí: cuando el auto abandonado en el Bronx ya estaba deshecho y el de Palo Alto llevaba una semana impecable, los investigadores decidieron romper un vidrio del automóvil de Palo Alto, California.

El resultado fue que se desató el mismo proceso que en el Bronx de Nueva York y el robo, la violencia y el vandalismo terminaron por dejar el vehículo en el mismo estado que el del barrio pobre.

¿Por qué el vidrio roto en el auto abandonado en un vecindario supuestamente seguro es capaz de disparar todo un proceso delictivo?

No se trata de pobreza. Evidentemente es algo que tiene que ver con la psicología, con el comportamiento humano y con las relaciones sociales. Un simple vidrio roto en un auto abandonado transmite una idea de deterioro, de desinterés, de despreocupación; que va rompiendo códigos de convivencia y deja la sensación de ausencia de ley, de normas, de reglas, como que todo vale nada.

En experimentos posteriores (James Q. Wilson y George Kelling) desarrollaron la ‘teoría de las ventanas rotas’, misma que desde un punto de vista criminológico concluye que el delito es mayor en las zonas donde el descuido, la suciedad, el desorden y el maltrato son mayores.

Si se rompe un vidrio en el ventanal de un edificio y nadie lo repara, pronto estarán rotos todos los demás.

Si una comunidad exhibe signos de deterioro, y esto es algo que parece no importarle a nadie, entonces allí se generará el delito. Si se cometen ‘esas pequeñas faltas’ como estacionarse en lugar prohibido, exceder el límite de velocidad o pasarse una luz roja y estos comportamientos no son sancionados, entonces comenzarán a desarrollarse faltas mayores y luego delitos cada vez más graves.

Si los parques y otros espacios públicos son deteriorados progresivamente y nadie toma acciones al respecto, estos lugares serán abandonados por la mayoría de la gente y serán progresivamente ocupados por los delincuentes.

La respuesta de los estudiosos fue más contundente aún, indicando que ante el descuido y el desorden, crecen mucho los males sociales y se degenera el entorno cualquiera que éste sea.

Tan solo tomemos un ejemplo en casa: Si un padre de familia deja que su casa tenga algunos desperfectos, como falta de pintura en las paredes, puertas en mal estado, falta de limpieza, malos hábitos alimenticios, malas palabras, falta de respeto entre los miembros del núcleo familiar, etc., entonces poco a poco se caerá en un descuido de las relaciones inter personales de los familiares y a su vez comenzarán a crear malas relaciones con la sociedad en general.

La solución a este problema yo no la tengo, pero he comenzado a reparar las ventanas de mi casa, estoy tratando de mejorar los hábitos alimenticios, les he pedido a todos los miembros de la familia que evitemos decir malas palabras y también hemos acordado no mentir. Así mismo hemos decidido aceptar las consecuencias de nuestros actos con valor y responsabilidad pero sobre todo, dar una muy buena dosis de educación a nuestros hijos.

Con esto espero comenzar a cambiar en algo lo que antes hubiera hecho mal, he soñado que los míos algún día repitan esto, con la finalidad de que los hijos de mis hijos, o los nietos de mis hijos vean una nueva ciudad y un nuevo país sin ventanas rotas.

 


Un estudio realizado en Estados Unidos demostró que el 33% de las parejas sufren de celos y, lo que es peor, casi la mitad de los 651 encuestados creen que “es una consecuencia inevitable del amor verdadero”.

En Colombia sucede algo parecido. Según datos del Instituto de Medicina Legal, diariamente hay 24 casos de agresión por celos, y por celos sucede un asesinato cada cinco días.

Los celos es eso que todos conocemos y hemos experimentado como protagonistas o como víctimas de una pareja celosa. Los celos son nuestra manera de control que se pone en marcha ante el miedo a perder una figura de apego que brinda seguridad psicológica, significancia social y pertenecía, que es exactamente en lo que convertimos nuestra pareja.

A cambio de amor, lo que vincula a los celosos es el control exagerado, expresado a través del miedo, la angustia y la rabia. La persona que amamos queda convertida en un objeto indispensable para la vida, en una posesión, una extensión de nuestro propio mundo y hasta en un órgano vital.

El celoso enfermo siente y piensa que hay una amenaza constante a cada momento. Este temor de perder el objeto provoca pensamientos que pueden desencadenar emociones negativas y particularmente obsesivas, que llevan a indignaciones tales como esculcar los bolsillos, reciclar la basura, hackear los correos electrónicos y mirar los celulares a hurtadilla.

Recuerde que es una enfermedad que se padece, ya sea porque usted es el celoso o porque tiene uno en casa. Los celos son un atado de emociones y comportamientos que nos llevan a conocer lo más profundo de nuestras sombras o las de la pareja. Lo que determinará que los celos sean patológicos o normales es su intensidad y el hecho de que se deban a una causa justificada o infundada.

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El cerebro tiene patrones de funcionamiento  relacionados con procesos físicos. Newton y sus investigaciones  sobre la luz abren camino a la neurofísica, denominada en su nueva aplicación con el nombre de cromociencia, esta nueva ciencia permite entender el funcionamiento del cerebro, activarlo y mejorar los procesos mentales y aún orientar o ajustar el comportamiento.

A través de la Cromociencia se puede ampliar la capacidad de pensar con más amplitud y profundidad y lograr el equilibrio tanto en el comportamiento como el desarrollo de las capacidades intelectuales.

La memoria, nuestros recuerdos, lo que aprendimos, el idioma, las costumbres, que se iniciaron desde que tenemos contacto con el mundo, hacen parte de nuestro comportamiento, como resultado de la percepción, entonces los órganos de los sentidos inician los procesos básicos por medio de los cuales determinamos lo que somos, lo que hacemos y lo que pensamos; cualquier proceso cognitivo inicia con la percepción, que es el medio en que el mundo de afuera, el externo, comienza a ser parte del mundo interno, nuestra forma pensar, de sentir, de actuar, como es el caso, de la toma de decisiones o el razonamiento; la comprensión o el lenguaje, la atención o la solución de problemas.

El color como imagen activa determinados niveles del cerebro y se puede relacionar con procesos, que orientados, pueden ayudar al éxito de una tarea o actividad. Uniendo color como estructura simbólica visual, con palabras que hacen parte del área auditiva, y las acciones que surgen del contexto de las palabras relacionadas con cada color, se logra tener una orientación efectiva de las actividades, más aún cuando se facilita memorizar, combinar y relacionar los procesos con los colores, que son imágenes de fácil recordación.

Entonces percepción visual, más percepción auditiva, más comportamientos relacionados con las palabras, logran un efecto que ayuda a orientar lo racional, emocional con armonía e integralidad.

La sensación y percepción visual permiten comprender que ocurre a nivel de los procesos psicológicos, reconocer el estilo cognitivo, los rasgos de personalidad, para orientar con la estimulación de cada color determinadas áreas del cerebro y nuestro pensamiento, según la longitud de onda que genera cada color.