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¿Ha sumado las horas que pasa en un bus antes de llegar al trabajo? Supongamos que sea una diaria, es decir cinco a la semana y unas 20 al mes, es decir casi un día.

Hacer la cuenta anual se hace aún más impactante: casi 240 horas, unos 24 días. En conclusión, si puede viva cerca de su lugar de trabajo. Es obvio que no todo el mundo puede vivir a la vuelta de su empleo, pero quien tenga la posibilidad debe hacerlo.

Muchos sueñan con levantarse, abrir la puerta y estar en menos de diez minutos iniciando labores. El anhelo puede hacerse realidad si se empieza por inspeccionar en la zona donde queda la empresa o la oficina, cuánto puede costar alquilar un lugar.

Un trabajador que tenga a escasos 15 minutos la oficina podrá sumar una hora más a descansar o a realizar una actividad de su preferencia. Los que tienen familia podrán invertir tiempo adicional en los hijos.

Muchos empleados no han empezado la jornada laboral y la comienzan cansados por el trajín del transporte público, contrario a quienes viven cerca que llegarán más dispuestos.

Tendrá una vida menos sedentaria, podrá optar por la caminata diaria o por llevar una bicicleta. Llegar al trabajo más temprano o salir más tarde será menos traumático.

Mejor calidad de vida

A nivel laboral, se deben romper paradigmas actuales de muchas organizaciones y avanzar en esquemas flexibles para sus trabajadores, siempre y cuando la tarea lo permita. Gracias a la TIC´s, Tecnologías de Información en Comunicación, se puede llevar a cabo trabajo de forma remota, lo que flexibiliza las jornadas laborales y en muchos casos la decisión de trabajar en forma tradicional en una oficina o en casa, o combinar ambas es una decisión de cada trabajador.

Se puede promocionar el trabajo remoto y virtual, estrategia que tiene una serie de beneficios tanto para las organizaciones como para los trabajadores. Las empresas ahorran en espacio físico, equipo y energía que son necesarios para llevar a cabo una tarea. Los trabajadores se benefician en el ahorro de tiempo y dinero que supone el trasladarse de casa al trabajo y así tener más tiempo disponible para su vida personal.

A la hora de convivir con su pareja, hay que tener presente que la situación cambia y hay que compenetrarse para que todo sea óptimo.

Cuando el amor llega hay que tener en cuenta que también llegan los defectos, sin embargo por estar tan enamorados pues no los vemos. Mientras más temprano sepamos asimilirlos será mejor para nosotros. Este mismo trabajo tiene nuestra pareja.

A medida que la pareja se consolida, sus miembros deben tomar decisiones en común y en este punto es donde pueden aparecer temas de tipo familiar. La familia de alguno de los miembros quiere seguir teniendo una parte lo suficientemente grande como para influenciar a la pareja y esto puede llegar a originar problemas.

Las decisiones de pareja se toman por los miembros de la pareja, que no pueden seguir involucrándose de forma obligada. Los padres pueden dar su opinión sobre algún tema determinado, pero la pareja no puede convertirse en una marioneta de estas decisiones. Esto no significa que debamos dejar de hablar con nuestros familiares sino saber separar sentimientos.

Debemos aprender a compartir las cosas de este modo si en nuestra vida aparecen problemas o algún tipo de crisis, será mucho más fácil resolverlo entre los dos que uno solo. La carga será menor si la compartimos. Cuando los problemas llaman a la puerta debemos afrontarlos juntos, nunca huir de ellos porque aparecerán de nuevo hasta que consigamos resolverlo.

La comunicación es un factor importante y suele ser una de las primeras cosas que falla, si mantenemos una comunicación fluida con nuestra pareja todo será mucho más fácil. Si te enfadas con tu pareja será más fácil que le digas qué es lo que te ha molestado a que esperes a ver si descubre qué te ocurre, ya que probablemente no acertará nunca.

Eso sí, no hay que olvidar la individualidad de cada uno, comparte, pero hay que poner límites para tener una autonomía y dependencia, es decir, ser uno en cuestión de pareja pero sin olvidar que está formada por dos seres individuales que tienen necesidades.

En los últimos 10 años, las tecnologías han avanzado a gran velocidad, no sólo en lo relativo al bienestar del día a día, la salud, el estudio del espacio, las telecomunicaciones y demás campos que afectan a la globalidad si no también en todo lo relativo a las relaciones personales.

El uso de Internet, las redes sociales, teléfonos inteligentes, los chats, la mensajería instantánea, las videollamadas… avalancha de opciones que ¿facilitan? la comunicación.

Antes del boom tecnológico, los celulares eran un artículo de lujo, casi nadie tenía uno y todos vivíamos felices, contentos e incomunicados excepto cuando estábamos en casa o en el trabajo. La colectivización de los teléfonos móviles, la reducción de su precio a la par que de su tamaño y la mejora de sus prestaciones, propició que todo quisque quisiera y obtuviera uno, hasta el punto en el que estamos hoy: cerca de los 5.000 millones de aparatos en el mundo.

La previsión indica que en dos años seremos 7.000 millones de personas en el planeta y en este momento ya hay en funcionamiento 5.000 millones de terminales, si en el primer trimestre de 2011 se vendieron cerca de 500 millones de aparatos… hay más teléfonos que personas.

El hecho realmente preocupante es la forma en que nos comunicamos actualmente, la pérdida de la cercanía que da la conversación cara a cara, lo humano de mirarse a los ojos cuando se habla.

Ya existe una generación que se está perdiendo todo eso. Aquellas largas charlas, conversaciones a múltiples bandas en las que todos nos reímos a la vez de las tonterías que se cuentan, ya casi no se ven.

Bien es cierto que hay un mundo de posibilidades en el uso de las tecnologías como medio de comunicación, como conversaciones subidas de temperatura, el sexo virtual, a calentar motores antes de verte, a jugar con las palabras y las imágenes que evocan en mi mente, a planear un encuentro antes de hacerlo realidad.

El placer de una buena conversación se está cambiando por quedar para hablar de nada y luego, de camino a casa, mientras ceno o incluso cuando ya estoy en la cama, que me bombardeen con declaraciones de intensidad variable que no han tenido redaños para soltarme a la cara.

Al principio de toda relación de pareja, la relación pasa por una etapa de enamoramiento donde las expectativas románticas, fantásticas e idealizadas son la base sobre la que se construyen las expectativas de futuro de la relación de pareja.

Es en esta etapa donde los enamorados viven en un sueño en el que todo es fantástico y maravilloso, incluso aquellas cosas que no les agradan las ven hermosas.

En el momento en que la pareja decide compartir una vida en común “convivir”, el enamoramiento y la fantasía disminuyen y la realidad que hasta ahora no veían empieza a hacerse más clara. Es entonces cuando la pareja empieza a descubrir las dificultades que existen en la convivencia con la otra persona.

Compartir el espacio, compartir el tiempo y compartir gran parte de todo aquello que configura a cada persona no es fácil y requiere tiempo y esforzó.

Por otro lado el hecho que cada individuo sea un mundo en particular y haya vivido una experiencias concretas conlleva, en muchas ocasiones, a que los dos individuos de la pareja tengan puntos de vista diferentes a cerca del concepto o de relación de pareja, del matrimonio, de los roles, de la familia, etc. y esta oposición de idea, creencias y perjuicios causan discrepancias y provocan que la relación entre en conflicto.

Existen unos pilares que son básicos para fomentar una buena relación de pareja, estos son básicamente:

  • La motivación (una actitud positiva de cara a la relación).
  • Afecto y sexualidad (dar tanto como recibir, y disfrutar de una vida sexual sana).
  • La comunicación (el diálogo equilibrado y positivo en busca de soluciones).
  • El Respeto y la confianza (respetar y cuidar les espacios y las necesidades propias de la pareja).
  • Empatia (ponerse en la situación del otro y ser comprensivo).
  • Cooperar (compartir las tareas propias de la vida de pareja en todo momento).


Es normal tener conflictos con otros. Este no es el problema sino el saber cómo manejarlos cuando suceden. Un mal manejo del conflicto puede hacer que lo que era un simple malentendido se convierta en un verdadero problema.

Aquí van algunos tips de comunicación para poner en práctica la próxima vez que entres en conflicto con tu pareja, jefe o algún compañero, los cuales te ayudarán a tener una comunicación mucho más efectiva y productiva:

1. Escucha. Escuchar no significa dejar que el otro hable sin interrumpirlo, esperando a que termine para entonces yo decirle en qué está mal. Escuchar es realmente ponerme en los zapatos de la otra persona. Entender qué siente y por qué lo siente. Entender qué de lo que yo he hecho o dicho le está afectando de qué manera.

2. Resuelve el problema presente. No hay que traer 10 ejemplos pasados que se parecen al problema presente. No van a poder resolver todos y solamente va a hacer que el enojo aumente.

3. Habla de lo que sientes, no critiques a la otra persona. No juzgues al otro con calificativos como: estás mal, siempre te equivocas, eres muy malgeniado. Habla de lo que tú sientes. Hazte responsable de tus sentimientos, en vez de atacar al otro.

4. No reacciones a la crítica. Si la otra persona te critica, mantén tu tranquilidad. Se trata de que no te sientas vulnerable a los comentarios de la otra persona. Que entiendas que el otro está alterado y por lo tanto va a tratar de defenderse. No es nada fácil no tomarse personal este tipo de críticas en medio de un conflicto.

5. Reconoce tus errores. Una vez que hayas escuchado lo que la otra persona tiene que decir, reconoce la parte que sí te corresponde. En la gran mayoría de los conflictos, las dos partes tienen parte de la responsabilidad. A veces queremos hacernos víctimas y poner a la otra persona como la causante absoluta del conflicto, pero si somos objetivos y realmente aprendemos a escuchar, podrás darte cuenta de cual es tu parte en el conflicto.

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La comunicación, es un instrumentos básico que utilizamos día a día en nuestro vivir y es la forma como nos relacionamos con los demás.

La comunicación se define cómo «Transmisión de señales mediante un código común al emisor y al receptor«. Gracias a ella, en las relaciones humanas, somos capaces de transmitir al «otro» la información que queremos darle. En este acto intervienen distintos elementos:

  • Emisor: quién da la información, en este caso, el profesional sanitario.
  • Receptor: quién recibe la información, en este caso, paciente, familiar…
  • Canal: medio por el que se transmite la información (aire, papel…)
  • Mensaje: la información o noticia que se va a comunicar
  • Código: Lenguaje que se utiliza (verbal, no verbal).
  • Ruido: Cualquier interferencia que, afectando a cualquiera de los demás elementos, produce el fracaso en el acto de comunicación.
  • Contexto: Circunstancias temporales, espaciales y socioculturales que rodean el hecho o acto comunicativo y que permiten comprender el mensaje en su justa medida.

Para que una comunicación sea eficaz deben estar presente estos elementos y se debe minimizar el elemento ruido. La importacia del Contexto es vital, ya que no siempre es adecuado decir ciertas cosas en ciertos momentos. Por ejemplo para ir al extremo: Echar un chiste en un velorio o dar la noticia de una muerte en una fiesta.

Más adelante trataremos más aspectos de la comunicación y su importancia.

En una relación, la confianza y la seguridad determinan qué tipo de relación tienes. La razón es porque sin seguridad y confianza, la relación rápidamente puede terminar. Todo el mundo tal vez tenga una definición diferente sobre la confianza y seguridad en una relación pero lo importante es que tu pareja y tu estén de acuerdo en cómo piensan sobre este tema.

Hay mil formas en las cuales  uno puede lidiar con la confianza y seguridad. Aquí hay 3 maneras que puedes trabajar en tu relación para sentirte seguro(a).

1. Comunicación Sana. El primer paso a la seguridad en la relación es construir comunicación sana. Tu pareja y tú deben sentirse seguros uno del otro para poder decirse lo que sienten y piensan de la relación. También debes poder escuchar, entender y afirmar con tu pareja lo que el/ella siente y viceversa. Es importante que aprendan cómo identificar, marcar y comunicar sus sentimientos efectivamente uno con otro.

2. Apóyense Emocionalmente. Un factor importante en la seguridad de una relación es la habilidad de la pareja a proporcionarse apoyo emocional. Aprender a leer o identificar el nivel emocional de tu pareja en algún punto dado es el primer paso para poder dar apoyo. El próximo paso es aprender a dar el apoyo emocional apropiado, el momento que disciernes algún cambio emocional en tu pareja. La habilidad de discernir y sostener la emoción de tu pareja ayudará mucho especialmente cuando se trata de confiar.

3. Entiende a Tu Pareja. A todo el mundo le pasa. «No entiendo por qué hiciste eso», «No entiendo por qué dijiste eso». Pero la realidad es que entender a tu pareja es la mejor manera de mejorar tu relación. Deben siempre entender los sentimientos u opiniones de su pareja en relación a cualquier cosa. Muchas veces las relaciones anteriores cambian la expectativa de una persona respecto a sentirse seguro(a) pero es importante no traerlo a tu relación actual. Debes con un Corazón abierto hablar con tu pareja de todo!

Cuéntanos, ¿Cómo es que se debe mejorar la seguridad en tu relación?