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Cuando revisamos nuestros objetivos, nos damos cuenta de que no hemos logrado aquello que deseábamos, lo que nos habíamos propuesto lograr para determinada fecha, ya sea que nos hayamos quedado cortos, o ni siquiera estamos ni remotamente cerca de lo que pensábamos lograr.

Los objetivos más comunes que pueden generar frustración son: lograr un mayor ingreso, lograr un viaje, conseguir una pareja, formar una familia, cambiar de trabajo, bajar de peso, emprender un negocio, comprar una casa, etc.

La frustración de metas no alcanzadas puede ser muy intensa, y provocar ansiedad, depresión y baja autoestima. Nos atormentamos pensando en por qué no logramos lo que deseamos. Nos comparamos con otros que sí lo han logrado, y eso nos hace sentir peor.

La realidad es que si no has logrado lo que deseas al día de hoy, una sola cosa es definitiva: no has logrado lo que deseas hasta el día de hoy. Es un hecho. Si no lo has logrado, no lo has logrado y esa es la realidad. Por lo menos no lo has logrado hasta el día de hoy. Pero la verdad es que tienes dos alternativas al reconocer esta verdad: o la sufres, o la aceptas.

Si decides sufrirla, te pasarás un buen rato sintiéndote mal, triste, sin motivación, y preguntándote por qué tú no puedes ser feliz como otros. Te pelearás con esa realidad y te molestarás con la vida. Esto de ninguna manera va a cambiar la realidad, que es que al día de hoy no tienes aquello que deseabas.

Si decides aceptar esta realidad, dejarás de pelearte y de resistirte a ella. Esto te ayudará a algo muy importante que es: aceptar que las cosas son como son. El aceptarlo te permite relajarte y resignarte a esa realidad, lo cual a su vez te permite disfrutar aquello que sí tienes al día de hoy.

Piénsalo y decide si es más inteligente enojarte con la vida por lo que no has logrado, o mejor disfrutas lo que si es una realidad hoy, y mientras sigues en la búsqueda de aquello que anhelas, pero con una actitud de disfrute y alegría.

La palabra «Depresión» viene del latín «Depressio» que significa «hundimiento», y es presisamente esto lo que la persona siente, cuando atraviesa un episodio de depresión, se siente «hundida» con el peso sobre su existencia.

Este es un trastorno afectivo que puede varíar desde: bajas transitorias en el estado de ánimo, hasta el síndrome clínico, de gravedad y con signos y síntomas, marcadamente distintos al de un estado pasajero y normal de depresión.

Estos son algunos pasos que te pueden ayudar a salir de un episodio en que te sientas deprimido por alguna circustancia de la vida, toma atenta nota:

1. Actívate, haz todo ese tipo de cosas que antes te generaban ilusión.

2. Positiva tus pensamientos, busca con todo tu interés el lado positivo que todas las cosas tienen.

3. Desarrolla tu autoestima, acéptate como eres, no necesitas ser «más», ríndete, cuanto más quieres cambiarte, más te criticas y más disminuyes la autoestima.

4. Desarrolla tu asertividad y mejora las relaciones personales en tu entorno, con mayor capacidad para defender tus derechos e intereses personales.

5. Vive tus emociones y desarrolla tu inteligencia emocional, aprendiendo a reconocer y aceptar tus emociones aunque no sean agradables, como la tristeza, la soledad o el abandono.

6. Afronta las situaciones y actividades desagradables pendientes, que has tratado de evitar y te ocasionan estrés e inquietud.

7. Establece objetivos en tu vida, aunque sean modestos. Haz una lista y empieza a caminar hacia ellos ¡ya!

8. Dedica un tiempo al día a relajarte, con actividades como respirar profundamente o practicar relajación.

9. Deja en silencio tu mente, no le des más vueltas a tus pensamientos, es inútil, no luches contra corriente, déjate fluir.

10. Aprende a solucionar tus problemas, mejorando tu capacidad de discernimiento y toma de decisiones.