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Un viejo cacique de una tribu estaba teniendo una charla con sus nietos acerca de la vida.

Él les dijo:
“¡Una gran pelea está ocurriendo dentro de mí!… ¡es entre dos lobos!

“Uno de los lobos es maldad, temor, ira, envidia, dolor, rencor, avaricia, arrogancia, culpa, resentimiento, inferioridad, mentiras, orgullo, egolatría, competencia, superioridad.

“El otro es Bondad, Alegría, Paz, Amor, Esperanza, Serenidad, Humildad, Dulzura, Generosidad, Benevolencia, Amistad, Empatía, Verdad, Compasión y Fe.

Esta misma pelea está ocurriendo dentro de ustedes y dentro de todos los seres de la tierra.

Lo pensaron por un minuto y uno de los niños le preguntó a su abuelo:
“¿Y cuál de los lobos crees que ganará?”

El viejo cacique respondió, simplemente…
“El que tu alimentes».

Tu lengua es para hablar
cuando sabes qué decir y cómo decirlo.
Tus dientes sirven para retener tu lengua dentro de tu boca
hasta que hayas resuelto esto.

Del Muro de Guardianes Indios

  1. Hacer lo posible para cambiar la forma de ver las cosas. Siempre mira el lado positivo. La mente te puede arrastrar a pensar en la negatividad y las dificultades. No la dejes. Mira el lado bueno y el aprendizaje de cada situación, por difícil e inconcebible que parezca absolutamente de todas las situaciones aprendemos y cuanto más duras, más marcada nos queda la lección, entonces agradece esa oportunidad de vivir y saca el aprendizaje. De lo contrario, cuando se te presentan situaciones incómodas y difíciles, perderás el rumbo de tu felicidad.
  2. Piensa en soluciones, no en problemas. Cuando pensamos en problemas nos quedamos bloqueados, absortos y sin saber qué hacer. Es mejor darse un respiro y pensar que absolutamente todo en la vida tiene solución y existe por una razón. No son problemas son retos que si se te han presentado es porque dentro de ti está el potencial para superarlos y seguir adelante. Y no todos tenemos los mismos “retos” porque todos tenemos diferentes cosas por superar.
  3. Escucha música relajante, edificante. Este es un alimento directo para tus sentidos.
  4. Mira comedias divertidas que te hacen reír. Y te llevan a un estado de alegría, jocosidad y buena onda.
  5. Cada día, dedica algún tiempo a leer unas cuantas páginas de un libro inspirador o un artículo. Este es un alimento para tu mente.
  6. Cuida tus pensamientos. Cada vez que te encuentres pensando en cosas negativas, empieza a pensar en cosas agradables. Simplemente si vienen estos pensamientos acéptalos déjalos pasar pero inmediatamente piensa en cosas agradables, no dejes que en tu mente se posesionen pensamientos negativos, en cambio llena ese espacio inmediatamente con positivos.
  7. Siempre mira lo que has hecho y no  lo que no tienes. A veces, puedes comenzar el día con el deseo de lograr varios objetivos. Al final del día puede pasar que te sientas frustrado e infeliz, porque no has alcanzado a  hacer todas lo que has planeado.
    Mira lo que has logrado, no te concentres en lo que falta. Es posible que hayas alcanzado mucho durante el día, y sin embargo por faltarte algunas pequeñas tareas te dejas decaer y no ves todo lo bueno que has construído. Es injusto hacia ti mismo. Siéntete feliz por lo que hiciste y piensa que todo tiene su tiempo y lo que te faltó todavía no era la hora de realizarlo.
  8. Cada día haz algo bueno por tí mismo. Date gusto. Puede ser algo pequeño: cómprate un libro, come algo que te gusta, observa tu programa favorito de televisión, ve al cine, o simplemente realiza un paseo en la playa. La misión principal de nuestra vida es ser felices y se vuelve un hábito constante con la suma de pequeñas cosas cada vez.
  9. Cada día produce por lo menos un acto de hacer felices a los demás. Esto puede ser una palabra amable, ayudando a sus colegas, parando el coche en el cruce peatonal para darle paso a las personas, cediendo tu asiento del autobús a otra persona, o dar un pequeño regalo a un ser querido. Las posibilidades son infinitas. Al hacer feliz a alguien, eres feliz y se propaga ese sentimiento, y entonces también la demás gente trata de hacerte feliz.
  10. Todos los días Agradece todo lo que tienes. Cuenta tus dones y ventajas diariamente. Verás que es más lo que tienes que lo que te hace falta. Y tal vez analizando estos dones lo que piensas que te falta puede ser un solo capricho, en realidad estás completo.
  11. No envidies a las personas que son felices. Por el contrario, sé feliz por ti mismo, es una elección y tienes el derecho a aprovecharla. Alguna vez leí que las personas aburridas e infelices hacen mucho daño a la sociedad. Es responsabilidad de cada uno mantenernos felices internamente para reflejarlo al exterior y conseguir una atmósfera positiva de amabilidad.
  12. Rodéate con la gente feliz, y trata de aprender de ellos para ser feliz. Recuerda que la felicidad es contagiosa.
  13. Haz todo lo posible para mantener tu centro, cuando las cosas no procedan según lo previsto y deseado. Encontrarte a ti mismo y aceptar que eres un eterno aprendiz de todo lo que se te presenta en la vida, te ayudará a mantener la calma y controlar sus estados de ánimo y reacciones. Es la aceptación de lo bueno y lo malo y permanecer en equilibrio, tiene mucho que ver con la paz interior y la paz interior es conductor de la felicidad.
  14. Sonríe más a menudo.

Alcanzar la felicidad es una cuestión de elección. Es nuestra actitud la que nos hace felices o infelices.

En la cotidianidad siempre nos encontramos con todo tipo de situaciones y circunstancias y, de las reacciones y sentimientos que tengamos ante ellos depende entregar nuestra felicidad o dejarla acompañándonos el resto del día. Podemos optar por dejar de pensar en los sucesos tristes, y en su lugar, saborear los momentos felices.

Si dejamos que los acontecimientos externos influyan en nuestro estado de ánimo, nos convertimos en sus esclavos. Perdemos nuestra libertad. Al dejar que nuestra felicidad sea determinada por fuerzas exteriores perdemos nuestro PODER. Por otro lado, podemos liberarnos de las influencias externas. Podemos elegir ser felices, y podemos hacer mucho para aumentar la felicidad de nuestras vidas.

Para la mayoría de la gente, la felicidad parece efímera y temporal, debido a que permiten afectarse por las circunstancias externas. Una de las mejores maneras de mantenerla, es mediante la obtención de la paz interior a través de la meditación diaria .  A medida que la mente se vuelve más pacífica, es más fácil elegir el hábito de la felicidad.

Probablemente conoces a algunas personas que siempre prometen mucho, pero nunca  cumplen. Tal vez prometen ayudarte, y te dejaron metido en el último minuto. Tal vez llegan constantemente tarde. Y, con el tiempo, te das cuenta de que esto es sólo un hábito con ellos: no se puede confiar en ellos para hacer lo que han dicho que harán.

Por supuesto, ninguno de nosotros es perfecto. Hay momentos de emergencia, los problemas ocurren.  Pero si haces un esfuerzo sincero y coherente para hacer lo que ha dichos que vas a hacer, encontrarás que eres visto como alguien confiable y digno de confianza – el tipo de persona que los jefes les encanta promover y que los clientes les encanta trabajar con ellos.

  1. No te sobrecargues:La forma más sencilla de evitar el incumplimiento de los convenios es asegurarte de no comprometerte con demasiadas cosas. Esto significa aprender a decir no , no sólo a otras personas sino también a sí mismo. En el camino encontramos oportunidades constantemente y hay que ser selectivos a la hora de aprovecharlas. Piensa en esas oportunidades como los elementos de un menú de un restaurante: puedes estar interesado en una media docena de platos fuertes, pero esto no quiere decir que vas a pedirlo todo de una vez.
  2. Si vas a cancelar no lo hagas en el último minuto:Si tienes exceso de quehaceres y obligaciones y crees que no vas a ser capaz de cumplir lo que habías acordado, debes dar a conocer tu decisión a las partes implicadas con la mayor antelación posible. Esto para que los otros puedan tener tiempo de paliar la situación o acordar otra fecha.
  3. Ser Organizado:A veces la gente tiene buenas intenciones pero viven en un estado de confusión y desorganización les hace olvidar los compromisos realizados.
    Asegúrate de llevar un  diario o agenda que sea fácil e intuitivo para tu uso y marcar recordatorios en los puntos apropiados. Cuando asumes nuevos compromisos regístralos en alguna parte: no confíes en tu memoria, si a veces te abandona.
  4. Llegar Puntual:Puede parecer una pequeña cosa, pero la puntualidad muestra respeto por el tiempo de las otras personas. Si siempre estás llegando tarde y luego te sientes frustrado por ello. Te has detenido a pensar que puede ser….  ¿estás calculando bien los tiempos de viaje y movilización, incluyendo posible tráfico? ¿Eres propenso a quedar envuelto en su trabajo, hasta el punto en el que siempre sales tarde? Para corregir esto es de gran utilidad programar la alarma de nuestro reloj o computadora o pedirle a un familiar o compañero que nos recuerde la hora y  finalizar la actividad  para llegar a tiempo a nuestro otro compromiso. Cuando sea posible, llegar temprano a las reuniones, citas y similares lleva un libro siempre contigo, así  tienes algo para leer si te toca esperar.

 

Para alcanzar el éxito lo más importante no es aprender de memoria y guardar los conocimientos, descubrimientos, vida, acontecimientos e historia que vivieron otras personas sino a aprender a “vivir plenamente tu vida” dejando un espacio en tu mente para que puedas pensar y evaluar sinceramente qué es lo que sientes en lo más profundo de tu ser.

Así permites sentirte bien contigo mismo logrando desarrollarte a tus anchas, sin tapujos de ninguna clase, siendo más que honesto contigo,  sin engañarte y conociéndote cada vez mejor.  Esta armonía entre lo que sientes, piensas y haces se ve reflejada en la relación que tienes con las demás personas y el mundo que te rodea en un ambiente de prosperidad y fluidez.

Imagen de Miguel Hachen de la obra “Avá” publicada en el álbum de picasaweb: picasaweb.google.com

Indígena: Los blancos quieren siempre algo, están inquietos y desasosegados. No sabemos lo que quieren. No les comprendemos. Creemos que están locos.

Jung: ¿Por qué creéis que todos los blancos están locos?

Indígena: Dicen que piensan con la cabeza.

Jung: Pues claro, ¿con qué piensas tú?

Indígena: Nosotros pensamos aquí. -Dijo el indígena, señalando su corazón

Anima Mundi.

Qué es el Éxito? En la sociedad de consumo en que vivimos tener éxito es tener “un buen empleo” con una buena remuneración laboral, tener casas, fincas,(bienes terrenales), autos, almacenes, empresas, propiedades.

Ser un alto ejecutivo, una persona con muy poco tiempo, una persona demasiado ocupada e importante a la que todo el mundo admira con respeto porque es recta, excelente en su trabajo. Esa persona además tiene una familia bien constituída ante la sociedad.

Es una persona que “cuida su imagen”, una persona que siempre se ve bien, rosagante, poderosa con la satisfacción de haber logrado sus metas.

Todos en cierta medida y según nuestra capacidad  buscamos alcanzar este nivel, incluso muchas veces sin detenernos a pensar si es realmente lo que nos gusta o lo que nos hace sentir bien pero como la sociedad  ha “catalogado” que se llega a una satisfacción absoluta alcanzándolo, lo hacemos y luchamos por conseguirlo.

Y en la mayoría de los casos, cuando llegamos allí se siente que “no llena” que en realidad  lo que se había visionado experimentar al llegar a este punto no se logra. Se consigue sólo una satisfacción parcial y nos damos cuenta que hemos sido “muñecos” de la sociedad porque en lugar de aprovechar todo nuestro tiempo en analizar qué sería lo que nos llenaría, esforzándonos hacia una realización personal en donde podemos evolucionar mental y espiritualmente, nos hemos dedicado a conseguir lo que la sociedad nos impone.

Por eso es que muchas personas que supuestamente han alcanzado el  éxito, caen inmediatamente, no duran mucho en la cima, ya que se enteran que eso no cuenta, lo que los llenaba en la vida no era esto.

También pueden surgir inconformidades sino aprendemos que cuando “alcanzamos el éxito”, subimos sólo un escalón  que detrás de ello hay otras metas más que debemos seguir para continuar en ese constante devenir y luchar.

En el momento en que analizamos lo que realmente “nos llena” y empezamos a luchar por ello, avanzando íntegramente, también mejorarán nuestros ingresos personales y nuestra vida personal y sí sentiremos satisfacciones cuando esas metas  las forjamos nosotros mismos a conciencia, sin influencias externas.

Además estaremos en paz en nuestro interior y esto se reflejará automáticamente en nuestro ser y en la relación con los seres que nos rodean.

Entonces, no debemos dejarnos llevar por el “que dirán” y qué piensa la sociedad que es mejor para mí en este momento, sino que nuestras acciones, esfuerzos y metas sean fijadas conforme a nuestros principios, pensamientos y sentimientos más internos.

Aunque muchas veces hay personas que en algunos momentos atrás no te caen muy bien, no congenias con ellas y por consiguiente no interactúas con ellas porque piensas que su forma de pensar y mirar la vida es diferente, de pronto te das cuenta de que tienen expectativas muy parecidas a las tuyas, que viven etapas muy similares y que recuerdan algunas anécdotas como tú lo haces también.

Por eso, por más distante, más diferente que parezca un individuo de ti, siempre hay algo en lo que puede compartir contigo. Así como hay la individualidad, también hay la similitud, al fin y al cabo podemos empezar porque ambos somos seres humanos, ambos estamos viviendo, ambos estamos aprendiendo, ambos estamos luchando….el medio puede ser diferente pero al final todos tenemos un mismo propósito: VIVIR

Lo más importante es darte cuenta de ello y así respetar e incluir al otro en tu vida.

Señor…
ayúdame a decir la verdad delante de los fuertes
y a no decir mentiras para ganarme el aplauso de los débiles.

Si me das fortuna, no me quites la razón.
Si me das éxito, no me quites la humildad.
Si me das humildad, no me quites la dignidad.

Ayúdame siempre a ver la otra cara de la medalla,
no me dejes inculpar de traición a los demás por no pensar igual que yo.

Enséñame a querer a la gente como a mí mismo
y a no juzgarme como a los demás.
No me dejes caer en el orgullo si triunfo,
ni en la desesperación si fracaso.

Más bien recuérdame que el fracaso
es la experiencia que precede al triunfo.
Enséñame que perdonar es un signo de grandeza
y que la venganza es una señal de bajeza.

Si me quitas el éxito, déjame fuerzas para aprender del fracaso.
Si yo ofendiera a la gente, dame valor para disculparme
y si la gente me ofende, dame valor para perdonar.

¡Señor…si yo me olvidó de ti, nunca te olvides de mí!