Entradas

Hace muchos años, un joven recién casado estaba sentado en un sofá en un día caluroso y húmedo, bebiendo jugo helado durante una visita a su padre. Mientras conversaba sobre la vida, el matrimonio, las responsabilidades y las obligaciones de las personas adultas, el padre revolvía pensativamente los cubos de hielo de su vaso y lanzó una mirada clara y sobria hacia su hijo.

«Nunca olvides a tus amigos», dijo «Serán más importantes en la medida en que envejezcas».

«Independientemente de cuanto ames a tu familia y los hijos que por ventura vayas a tener, tú siempre necesitarás de amigos. Recuerda salir ocasionalmente con ellos, realiza actividades con ellos, llámalos por teléfono»

«¡Qué extraño consejo!» pensó el joven. «Acabo de ingresar al mundo de los casados, soy adulto y con seguridad mi esposa y la familia que formaremos serán todo lo que necesito para dar sentido a mi vida»

Con todo, él obedeció a su padre; mantuvo contacto con sus amigos y anualmente aumentaba el número de ellos. Con el pasar de los años,  fue comprendiendo que su padre sabía de lo que hablaba.

En la medida en que el tiempo y la naturaleza realizan sus designios y misterios en un hombre, los amigos resultan baluartes de su vida. Pasados los 50 años de vida, he aquí lo que aprendió:

  • El tiempo pasa.
  • La vida continúa.
  • La distancia separa.
  • Los niños crecen.
  • Los hijos se independizan.
  • Los empleos van y vienen.
  • El amor se debilita.
  • Las personas no hacen lo que deberían hacer.
  • El corazón se rompe.
  • Los padres mueren.
  • Los colegas olvidan los favores.
  • Las carreras terminan.

Mas los verdaderos amigos siempre están ahí, no importa a cuánto tiempo o a cuantos kilómetros se encuentren.

Un amigo nunca está más distante que el alcance de una necesidad, haciendo barra por ti, interviniendo a tu favor, esperándote de brazos abiertos o bendiciendo tu vida.

Cuando iniciamos esta aventura llamada VIDA, no sabíamos de las increíbles alegrías o tristezas que estaban delante. No sabíamos cuánto necesitaríamos unos de otros.


Comer fruta es bueno, pero comer demasiada puede provocar dolor estomacal. Reír mucho es excelente, pero hacerlo en una junta de negocios puede no ser bien visto por tus jefes. Lo mismo pasa con la soledad, tener tiempos y espacios para gozar de la soledad puede ser relajante y rejuvenecedor; pero periodos demasiado largos sin la compañía de alguien significativo en tu vida puede conducir a estados de tristeza y depresión.

Pasar tiempo solo viene acompañado de una sensación de libertad ya que uno se vuelve en el amo de tu tiempo y estas en total libertad de decidir por ti mismo sin tener que justificarte o adaptarte ante nadie. Frecuentemente por complacer a nuestra pareja, hijos, familia, amigos e incluso clientes, terminamos haciendo cosas de las cuales quizás no estamos totalmente a gusto; pero lo hacemos porque disfrutamos complacer al otro o por negociar una ventaja posterior.

Pero, aunque estar solo tiene ciertas ventajas no hay nada como tener gente a tu lado para que te apoyen en lograr lo que deseas, para ayudarte en momentos difíciles, para escucharte hablar de tus logros, relatos, ideas, experiencias etc. y para alegrarte el día solo con su presencia.

Somos criaturas sociales que necesitamos interactuar con otros. No podemos ni debemos de estar solos. En el trabajo debemos entender que al trabajar en equipo multiplicamos exponencialmente el rendimiento y productividad de los integrantes. Y en nuestra vida personal, ser amigo y tener amigos es una de las más grandes bendiciones.

Definitivamente hay que saber equilibrar la balanza.

Existen varios factores que influyen en que una persona sea depresiva. Hay también diferentes tipos de depresión, los cuales varian en su duración e intensidad.

Hay personas que han vivido durante años con una sensación leve de tristeza y desánimo, pero hacen su vida normal a pesar de eso.

Estrés. Cuando nos sentimos presionados por nuestro ritmo de vida, responsabilidades, situaciones laborales o familiares, estamos extremadamente estresados y esto puede llevar a una depresión.

Pensamientos. Mucha gente se deprime por la manera en que piensa. Si tendemos a pensar en todo lo negativo de las situaciones, y a tener pensamientos fatalistas de todo lo que puede salir mal, es normal que nos sintamos deprimidos. Si tenemos una baja autoestima, es probable incluso que tengamos pensamientos negativos sobre nosotros mismos, y veamos solamente aquello que nos desagrada.

Aprendizaje. En ocasiones aprendemos a estar deprimidos si venimos de un ambiente familiar en el que todos estaban deprimidos, y creemos que ese es el estado de ánimo normal. Aprendemos a sentirnos así y a pensar y actuar de manera depresiva.

Fisiología. En ocasiones la depresión es causada por un desbalance bioquímico. Nuestras neuronas se comunican por medio de substancias químicas llamadas neurotransmisores. Si hay un desbalance de ciertos neurotransmisores, puede dar como resultado una depresión.

Circunstancias. En ciertas ocasiones vivimos experiencias difíciles y dolorosas que pueden llevarnos a una depresión. Situaciones como la pérdida de un ser querido, un accidente, un divorcio, problemas económicos y familiares, son algunos ejemplos.

La palabra «Depresión» viene del latín «Depressio» que significa «hundimiento», y es presisamente esto lo que la persona siente, cuando atraviesa un episodio de depresión, se siente «hundida» con el peso sobre su existencia.

Este es un trastorno afectivo que puede varíar desde: bajas transitorias en el estado de ánimo, hasta el síndrome clínico, de gravedad y con signos y síntomas, marcadamente distintos al de un estado pasajero y normal de depresión.

Estos son algunos pasos que te pueden ayudar a salir de un episodio en que te sientas deprimido por alguna circustancia de la vida, toma atenta nota:

1. Actívate, haz todo ese tipo de cosas que antes te generaban ilusión.

2. Positiva tus pensamientos, busca con todo tu interés el lado positivo que todas las cosas tienen.

3. Desarrolla tu autoestima, acéptate como eres, no necesitas ser «más», ríndete, cuanto más quieres cambiarte, más te criticas y más disminuyes la autoestima.

4. Desarrolla tu asertividad y mejora las relaciones personales en tu entorno, con mayor capacidad para defender tus derechos e intereses personales.

5. Vive tus emociones y desarrolla tu inteligencia emocional, aprendiendo a reconocer y aceptar tus emociones aunque no sean agradables, como la tristeza, la soledad o el abandono.

6. Afronta las situaciones y actividades desagradables pendientes, que has tratado de evitar y te ocasionan estrés e inquietud.

7. Establece objetivos en tu vida, aunque sean modestos. Haz una lista y empieza a caminar hacia ellos ¡ya!

8. Dedica un tiempo al día a relajarte, con actividades como respirar profundamente o practicar relajación.

9. Deja en silencio tu mente, no le des más vueltas a tus pensamientos, es inútil, no luches contra corriente, déjate fluir.

10. Aprende a solucionar tus problemas, mejorando tu capacidad de discernimiento y toma de decisiones.