Al principio de toda relación de pareja, la relación pasa por una etapa de enamoramiento donde las expectativas románticas, fantásticas e idealizadas son la base sobre la que se construyen las expectativas de futuro de la relación de pareja.

Es en esta etapa donde los enamorados viven en un sueño en el que todo es fantástico y maravilloso, incluso aquellas cosas que no les agradan las ven hermosas.

En el momento en que la pareja decide compartir una vida en común “convivir”, el enamoramiento y la fantasía disminuyen y la realidad que hasta ahora no veían empieza a hacerse más clara. Es entonces cuando la pareja empieza a descubrir las dificultades que existen en la convivencia con la otra persona.

Compartir el espacio, compartir el tiempo y compartir gran parte de todo aquello que configura a cada persona no es fácil y requiere tiempo y esforzó.

Por otro lado el hecho que cada individuo sea un mundo en particular y haya vivido una experiencias concretas conlleva, en muchas ocasiones, a que los dos individuos de la pareja tengan puntos de vista diferentes a cerca del concepto o de relación de pareja, del matrimonio, de los roles, de la familia, etc. y esta oposición de idea, creencias y perjuicios causan discrepancias y provocan que la relación entre en conflicto.

Existen unos pilares que son básicos para fomentar una buena relación de pareja, estos son básicamente:

  • La motivación (una actitud positiva de cara a la relación).
  • Afecto y sexualidad (dar tanto como recibir, y disfrutar de una vida sexual sana).
  • La comunicación (el diálogo equilibrado y positivo en busca de soluciones).
  • El Respeto y la confianza (respetar y cuidar les espacios y las necesidades propias de la pareja).
  • Empatia (ponerse en la situación del otro y ser comprensivo).
  • Cooperar (compartir las tareas propias de la vida de pareja en todo momento).