Por la simple razón de que el verdadero amor, no es posesivo, no exige nada, sino que se entrega sin condición, sin razón, (se ama, porque se ama, no porque haya una razón para amar) y libremente.

La verdadera libertad, consiste en tener lo más importante del mundo, sin poseerlo.

El amor no esta en la otra persona, sino dentro de nosotros mismos y necesitamos del otro para que despierte.

Uno entrega su amor libremente a otra persona, pero no con el fin de poseerlo, pues no somos, su esclavo o su amo, o un objeto que se pueda comprar, usar y tirar, somos seres con una capacidad enorme de amar y de manifestar amor hacia los demás, sin esperar nada.

El que da, debe de ser capaz de recibir.