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Cierta vez un acaudalado padre de familia llevó a su hijo a un viaje por el campo con el propósito de que este viera cuán pobres eran ciertas personas y comprendieran el valor de las cosas y los afortunados que eran ellos.

Estuvieron un día y una noche en la granja de una familia campesina muy humilde. Al concluir el viaje, ya de regreso en casa, le preguntó a su hijo:

– ¿Qué te pareció el viaje?

– ¡muy bonito, papá!

– ¿Viste qué tan pobre y necesitada puede ser la gente?

– Sí

– ¿Y qué aprendiste?

– Vi que nosotros tenemos un perro en casa, ellos tienen cuatro. Nosotros tenemos unas piscina de 25 metros, ellos un riachuelo sin fin. Nosotros tenemos lámparas importadas en el patio, ellos tienen las estrellas. Nuestro patio llega hasta el muro de la casa, el de ellos hasta el horizonte. Especialmente, papá, vi que ellos tienen tiempo para conversar y convivir en familia. Tú y mi mamá deben trabajar todo el tiempo y casi nunca los veo.

El padre se quedó mudo y el niño agregó:

– Gracias papá, por enseñarme lo ricos que podríamos llegar a ser.

Los amigos reales se cuentan con los dedos de la mano, el resto son personas conocidas que están en nuestras vidas y que apreciamos, pero no necesariamente tienen que convertirse verdaderas amistades.

¿Cómo hacer verdaderos amigos? ¿Será que hay algo que falla entre tu y quienes te rodean? Según sondeos, prácticamente el 100 % de las personas estiman que la amistad es importante para la salud, el placer y el equilibrio personal.

La amistad es sinónimo de comunicación, de ayuda mutua, de fidelidad e incluso de complicidad. Ésta contribuye a la construcción de la personalidad de cada uno y constituye una verdadera muralla a la soledad, lo que la hace, por tanto, capital.

Si no tienes otros conocidos que los colegas del trabajo o los compañeros de estudio, con los que no puedes quedar por las tardes para hacer algo aparte, si tienes la impresión de ser el patito feo al que nunca invitan en la noche, no te preocupes. No es demasiado tarde para hacer evolucionar las cosas. Anímate y por los medios necesarios para conseguir hacer amigos.

Primero. No hay que quedarte en casa sólo. Hay que salir, pasear, practicar tus actividades favoritas. Los clubes, por ejemplo, están llenos de personas que aspirar a conocer y hacer amistades. También existe Internet, con páginas de amistad.

Segundo. Hay que seguir unas reglas de comunicación básicas como acordarse del nombre de las personas que conoces, evitar criticar, intentar hacer cumplidos, y sobre todo, escuchar a la persona que te está hablando.

Hay que tener definitivamente buena actitud. Así las personas acudirán a ti. Lo más delicado en este proceso es desarrollar el contacto y mantenerlos. Hay que tener confianza en sí mismo. Si la primera impresión es buena, la persona tendrá ganas de verte de nuevo. No dudes en lanzar invitaciones.

Cierto día un turista y lleguo de visita a la casa maestro sabio.

Al entrar, se dio cuenta que la morada del viejo consistía de un colchón en el piso y unos pocos libros.

Extrañado, le preguntó:

— Disculpe, pero, ¿dónde están sus muebles?

El anciano le miró con calma y respondió:

— ¿En dónde están los suyos?

— Pero si yo sólo estoy aquí de paso.- le replico el turista.

El maestro sonrió levemente y dijo:

— Yo también….

Con frecuencia nos sentimos abrumados por las tareas que tenemos que hacer con regularidad. Limpiar la cocina, luego hay que aspirar la sala, cortar el prado y hacer otras mil cosas. Establezca un cronograma razonable para realizar estas tareas, y en vez de enfrentar una interminable tarea doméstica, tendrá una lista de labores para realizar cada día. Al tener una rutina, usted no se sentirá abrumado al pensar en lo que tiene que hacer después.

Ernie es profesor. Con frecuencia les dice a sus alumnos que aunque le gusta mucho enseñar, una parte de él quisiera ser constructor. ¿Qué es lo que le atrae de los constructores?

Ernie admira el hecho de que los-constructores tienen que hacer las cosas siguiendo un proceso ordenado. Primero funden los cimientos, luego levantan las paredes, el techo, los pisos. No solamente es ordenado, también es .fácil para los constructores evaluar su progreso. En cualquier momento pueden medir lo que han logrado.

Ernie les dice a sus estudiantes que cuando comiencen sus labores, especialmente las tareas -frecuentes y más importantes del colegio y del hogar, imiten a los constructores.

Debemos tener un orden para las cosas que hay que hacer; de lo contrario tendemos a comenzar una tarea, a distraernos con otra cosa y cuando miramos hacia atrás sentimos que no hemos logrado nada. Cuando abordamos las labores como los constructores, terminamos lo que hemos comenzado y en cada paso del proceso podemos ver cómo nos acercamos a la meta.

*Tomado de: Los 100 secretos de la gente feliz – David Niven Ph.D.