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En múltiples ocasiones en nuestras vidas necesitamos un mapa, una ruta a seguir que esté bien definida y explicada correctamente.

Por este motivo en diferentes religiones y culturas se han creado las Tablas de Mandamientos. Son instrumentos que nos recuerdan constantemente lo que debemos o no hacer en determinadas situaciones.

En el momento actual prima generar una apertura de consciencia a todos los seres humanos para realizar cambios que eviten el deterioro de nuestro precioso planeta.  Es por eso que nos ha encantado esta ilustración que encontramos publicada en la página des-bordes.org con los Diez Mandamientos para una Vida Sustentable. Importante memorizarla y compartirla con nuestros conocidos y amigos, el cambio global se puede lograr paso a paso y firme empezando por cada uno de nosotros.

  1. Cuidarás el agua
  2. Economizarás energía
  3. Producirás menos residuos
  4. Utilizarás envases reciclables
  5. Evitarás usar productos químicos
  6. Evitarás el uso de bolsas plásticas
  7. Reutilizarás papel
  8. Te transportarás usando bicicleta o caminando
  9. Cuidarás la flora y la fauna
  10. Pensarás sostenible globalmente y actuarás localmente

 

En 1984 Paul Feldman, un economista norteamericano, inició un peculiar negocio basado en la honradez de sus clientes. Feldman distribuía temprano cada mañana cestas con rosquillas, que dejaba, sin vigilancia alguna, en distintas ocicinas en Washington. Junto a las cestas colocaba un cartel que indicaba el precio de las roscas el cual erá de un dolar y una cajita donde la gente debía depositar el dinero. Luego el empresario pasaba nuevamente por las oficinas recogiendo las cestas con las roscas restantes y el dinero recolectado.

El negocio de Feldman, según se reseña en el libro Freakonomics (Steven Levitt y Stephen Dubner), prosperó rápidamente y en pocos años estaba distribuyendo unas 8 mil roscas semanales entre 140 compañías.

Al principio, Feldman dejaba una cesta abierta para las monedas, pero el dinero se desvanecía con excesiva frecuencia. Entonces probó con un bote de café con una ranura en la tapa de plástico, que también resultó demasiado tentador. Al final, tuvo que fabricar pequeñas cajas de contrachapado con una ranura en la parte superior. La caja de madera había funcionado. Cada año deja cerca de siete mil cajas y pierde, de media, sólo una por robo. Una estadística interesante: las mismas personas que automáticamente roban más del 10% de sus rosquillas casi nunca se rebajan a robar su caja del dinero, un tributo al matizado valor social del robo.

Los datos también demuestran que las oficinas pequeñas son más honradas que las grandes. Una oficina con pocas decenas de empleados generalmente paga de un 3% a un 5% más que otra con varios cientos. Esto tal vez parezca contrario a lo que debería dictar lo intuitivo. En una oficina más grande, seguro que se reúne un mayor número de personas alrededor de la mesa de las rosquillas, lo que proporciona más testigos de que quien toma una rosquilla introduce su dinero en la caja. Pero en la comparación oficina grande/ oficina pequeña, el delito en relación con las rosquillas parece reflejar lo que ocurre en la calle. Existe mucha menos delincuencia callejera per cápita en las zonas rurales que en las ciudades, en gran parte porque un delincuente rural tiene más probabilidades de ser conocido (54 por lo tanto, atrapado). Además, una comunidad más pequeña tiende a emplear mayores incentivos ¿sociales contra el crimen, el principal de los cuales es la vergüenza. Los datos de las rosquillas también reflejan cuánto afecta a la honradez el humor en que uno se encuentra. El tiempo, por ejemplo, constituye un factor fundamental. El buen tiempo anormal en una época del año determinada estimula a la gente a pagar, mientras que el tiempo frío hace que la gente tenga tendencia a engañar, y lo mismo ocurre con la lluvia 0 el viento fuertes. Las vacaciones son aún peores. *

Feldman también llegó a sus propias conclusiones acerca de la honradez, basándose más en la experiencia que en los datos. Ha llegado a creer que el estado de la moral es un factor importante:

Cuanto más a gusto están con sus jefes y su trabajo, más honrados son los empleados de una oficina. También considera que cuanto más arriba en el escalafón se encuentran los  trabajadores, más propensos a engañar son, Llegó a esta conclusión tras servir durante años a una empresa distribuida en tres plantas: una planta ejecutiva superior y dos inferiores ocupadas por los empleados de ventas, servicios y administración. (Feldman se preguntaba si quizá los ejecutivos engañaban debido a un sentido excesivamente desarrollado de sus privilegios. Lo que no consideró es que quizás engañar fue lo que los llevó a llegar a ejecutivos.) *

La Conclusión fue:

Aunque un gran porcentaje de personas hace trampa, también hay un gran porcentaje de personas que no hacen trampa. La honestidad de la gente quedo demostrada, aunque algunos de sus amigos economistas le dijeron que el sistema nunca funcionaría, Feldman descubrió que la tasa de pagos era de 87%. Es decir, no todo el mundo pagaba, pero al menos 87% es decir que la mayoria de las personas si son honestas!

* Apartes tomados del Libro: Freakonomics – Un economista políticamente incorrecto explora el lado oculto de lo que nos afecta, escrito por Steven Levitt y Stephen J. Dubner.

Había una vez una persona que vivía al lado de una carretera donde tenía un carro de ricos perros calientes. Su dueño estaba muy ocupado y por lo tanto no oía radio, no leía los periódicos ni veía la televisión.

Su negocio fue creciendo conforme pasaban los días, alquiló un trozo de terreno para organizar unas mesas y sillas, colocó un gran letrero y anunció su producto gritando a todo pulmón: «Compren el mejor perro caliente». Y la gente los compraba. Aumentó el consumo de pan y de salchichas. Compró un terreno más grande, preparó nuevos aderezos y salsa, hizo una carta de menú y hasta repartió volantes con el fin de que su negocio siguiera creciendo, y trabajó tanto que dispuso que su hijo dejara la Universidad donde estudiaba Economía a fin de que le ayudara.

Sin embargo, ocurrió algo muy importante; su hijo le dijo: «Padre, ¿tú no escuchas la radio, ni lees los periódicos, ni ves la televisión…?. Estamos sufriendo una grave crisis económica. ¡La situación es realmente mala; peor no podría estar!».

El padre pensó: «Mi hijo estudia en la Universidad, lee los diarios, ve televisión y escucha la radio. Debe saber mejor que yo lo que está pasando…»

Compró entonces pan de menor calidad y salchichas más pequeñas. Quitó el aviso, dejo el alquiler del terreno con el fin de eliminar los gastos y trató de bajar los costos al máximo. Y las ventas fueron disminuyendo cada día más. «Tenías razón hijo mío«, le dijo al muchacho. «Verdaderamente estamos sufriendo una gran crisis«.

MORALEJA

No sigamos hablando de crisis. Hablemos sólo de hacer buenos negocios, buenos trabajos y buenas tareas. Si nos programamos para fracasar, fracasaremos. Si nos mentalizamos para ganar, ganaremos. Es una simple elección personal.

«Para tener éxito no tienes que hacer cosas extraordinarias. Haz cosas ordinarias, extraordinariamente bien»