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Leer es importante y provechoso. Mejora el rendimiento académico de los niños y las niñas y tiene muchos beneficios en la vida cotidiana. Está comprobado que las niñas y los niños lectores ganan en agilidad mental, se concentran más y acostumbran a sacar buenas notas.

A leer suelen enseñar en los colegios, pero los verdaderos lectores, aquellos que disfrutan realmente con la lectura, se forman en el ámbito familiar. Los padres y las madres son los responsables de crear el clima adecuado para fomentar el hábito de la lectura entre sus hijos e hijas implicándose a fondo en el proceso.

Es fundamental que los niños y niñas vean que en casa se lee. Ésta es una recomendación tan elemental que no necesita explicarse demasiado: de padres y madres lectores, en general, surgen hijas e hijos lectores.

Algunos trucos

Para prelectores:

  • Dejar que jueguen y toquen los libros infantiles a su gusto.
  • Sentarles en el regazo y enseñarles los dibujos de los cuentos.
  • Contarles cuentos personalizados.
  • Que vean leer a sus padres y madres.
  • Regalarles libros.

Para quienes empiezan a leer:

  • Comentar los libros que estamos leyendo.
  • Buscar libros indicados para su edad y apropiados a sus gustos.
  • Visitar frecuentemente la biblioteca más cercana.
  • Leerles cuentos.
  • Regalarles cuentos.

Para quienes ya leen:

  • No obligarles a que estén sentados para leer.
  • Suscribirlos a alguna publicación que les interese.
  • Comentar los libros que estamos leyendo.
  • Dejarles ir solos a la biblioteca del barrio.
  • Regalarles libros.

Hace mucho tiempo, un rey colocó una gran roca obstaculizando un camino. Entonces se escondió y miró para ver si alguien quitaba la tremenda roca. Algunos de los comerciantes más adinerados del rey y cortesanos vinieron y simplemente le dieron una vuelta. Muchos culparon al rey ruidosamente de no mantener los caminos despejados, pero ninguno hizo algo para sacar la piedra grande del camino.

Entonces un campesino vino, y llevaba una carga de verduras. Al aproximarse a la roca, el campesino puso su carga en el piso y trató de mover la roca a un lado del camino.

Después de empujar y fatigarse mucho, lo logró. Mientras recogía su carga de vegetales, él notó una cartera en el piso, justo donde había estado la roca.

La cartera contenía muchas monedas de oro y una nota del mismo rey indicando que el oro era para la persona que removiera la piedra del camino.

El campesino aprendió lo que los otros nunca entendieron:

» Cada obstáculo presenta una oportunidad para mejorar la condición de uno».