Del filósofo Michel Lacroix, quien evoca los principios de la palabra, pensada para un mundo donde proliferan los «heridos por el lenguaje», estas son las 8 reglas de la ética del lenguaje:
1. Mi palabra debe ser cordial: debo saludar, despedirme, dar las gracias.
2. Mi palabra debe ser amable: debo dejar en el aire una suerte de puntos suspensivos para que el otro se exprese; no debo ridiculizar a nadie en público.
3. Mi palabra debe ser positiva: debo ser una fuente de inspiración para los demás.
4. Mi palabra debe ser respetuosa de los ausentes: debo evitar el encadenamiento incesante de juicios sobre los demás, como si la conversación fuera un tribunal virtual.
5. Mi palabra debe ser tolerante: debo exponer mi punto de vista de manera no violenta, escuchar las opiniones distintas a la mía; la buena voluntad de hablar y escuchar es el fundamento de la democracia.
6. Mi palabra debe ser la guardiana del mundo: debo mostrar admiración por lo que me rodea, el mundo natural y el social. Es mejor el exceso de admiración que el exceso de desprecio.
7. Mi palabra debe ser responsable del lenguaje: debo hablar bien mi lengua materna, emplear la palabra exacta, respetar la gramática y la pronunciación, tratar de expresarme con elegancia y refinamiento.
8. Mi palabra debe ser verdadera: debo evitar la mentira, los eufemismos hipócritas y las exageraciones injustas.