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Alexander Vasilievich Suvorov es un ejemplo de que podemos llegar hasta donde nuestra mente y ganas nos alcancen.

Nació en Rusia en perfectas condiciones, a los tres años de edad quedó ciego y a los nueve años quedó sordo, obstáculos que gracias al amor  manejó con gran persistencia y no dejó que truncaran el  asistir a la universidad, graduarse como doctor en psicología y trabajar ayudando y enseñando a los niños ciegos y sordos la forma de comunicarse con los demás.

Alexander es un modelo que enseña a las personas con limitaciones físicas que a pesar de las dificultades, si tenemos la aceptación, disposición y tenacidad se pueden afrontar y alcanzar todos los sueños y metas propuestos.

Y para las otras personas  aparentemente sin impedimentos físicos, nos muestra  además de la tenacidad y persistencia que necesitamos para alcanzar nuestros sueños personales, evitar juzgar las capacidades de las otras personas, únicamente por su aspecto físico ya que si tienen limitaciones las pueden encarar y superar.

Conoce y amplía la impactante historia de Alexander Suvorov y recarga tu motivación observando el siguiente video.

«Es importante tener un sentido de seguridad, la sensación de estar preparado, el conocimiento pleno de que, venga lo que venga, podrás enfrentarte a ello, manejarlo … e incluso disfrutar haciéndolo».

«También es una buena enseñanza encontrarte frente a una situación que no puedes manejar y, al reflexionar sobre ello más tarde, darte cuenta de que esa enseñanza te resultó útil en muchas, muchas formas distintas. Te permitió medir tus fuerzas».

«También te permitió descubrir áreas en las que necesitabas emplear más a fondo la seguridad en ti mismo, sacar más de tu potencial interior…Reaccionar ante lo bueno y lo malo y manejar ambas cosas adecuadamente: ahí es donde reside el verdadero gozo de vivir».

Palabras del psiquiatra Milton H. Erickson


Saber manejar lo que sentimos requiere de un factor crucial, que determina si nuestro manejo de emociones es adecuado o no: la autoestima. Normalmente se cree que el trabajo de autoestima es siempre para elevar el nivel de autoestima, sin embargo la autoestima es una emoción muy importante en la generación de emociones negativas y aprender a manejarla es clave para el desarrollo de la personalidad y el manejo de las emociones.

Lo que es importante entender entonces es que conforme más sepas manejar tu autoestima, más sepas sobre qué debes basar tu autoestima en las diferentes situaciones y más sepas identificar cuando estás contactando con tu autoestima y cuando la emoción que estás usando no es de autoestima sino que es un mecanismo de defensa para no sentirte menos que los demás, entonces mejorarás más tu manejo emocional, personalidad y tu manera de sentirte contigo mismo, con la vida y con los demás.

Hablemos ahora de la base de un buen programa de autoestima y por qué es esencial en el manejo de emociones negativas. La primera idea a considerar es que estas emociones se producen cuando nos sentimos amenazados, es decir, cuando nuestro cerebro activa lo que llamamos el Modo de Emergencia. Por lo tanto, una persona que no se siente amenazada por alguna circunstancia, no desarrollará emociones negativas frente a esa circunstancia.

Nos sentimos amenazados por una situación si de alguna manera percibimos que aquello a lo que nos estamos enfrentando o nos está sucediendo nos es de cualquier forma dañino o desagradable y nosotros no podemos hacer nada para impedir que nos ataque o afecte.

Si al hacer la evaluación, nuestra mente duda de que podamos dominar la situación con facilidad, entonces se disparan las reacciones de emergencia, es decir las emociones negativas. En resumen, las emociones negativas se disparan dependiendo de que tan capaces o incapaces nos sentimos para dominar una situación que nos es desagradable o dañina.

El trabajo central de Autoestima es el fomentar las ideas positivas respecto de uno mismo y las emociones más profundas que nos conectan con la sensación de valía personal. A la vez hay que desarmar las creencias que nos devalúan y las emociones autoagresivas y devaluatorias que han sido cultivadas dentro de nuestra educación o nuestras experiencias de vida.

La autoestima se refiere a la confianza básica en las propias potencialidades, y apunta a dos componentes esenciales: La valía personal y satisfacción en la vida.

La valía personal es la valoración positiva o negativa que la persona tiene de su autoconcepto (imagen de sí mismo), incluyendo las emociones asociadas con esta valoración y las actitudes respecto de sí mismo. El sentimiento de capacidad personal alude a las expectativas que tiene una persona de ser capaz, de hacer de manera exitosa lo que tiene que hacer, es decir, su autoeficacia. En la adolescencia, la autoestima juega un rol muy importante en la configuración de la personalidad y podría verse debilitada, entre otras, por los cambios experimentados en la imagen corporal y la formación propia de una escala de valores y juicios.

La satisfacción con la vida es el componente cognitivo que se define como el sentimiento de bienestar en relación consigo mismo en la propia vida, diferenciándose de la aprobación-desaprobación o el grado de satisfacción con las condiciones objetivas de vida.

Las personas que evidencian una alta satisfacción con la vida poseerían una adecuada salud mental, ausente de estrés, depresión, afectos negativos o ansiedad.