Sobre el Tomate…

Se cree que el tomate que tenemos actualmente desciende de una especie cuyo tamaño no superaba inicialmente el de una bola(canica) de cristal, y que crecía hace miles de años. Es originario de la región andina suramericana y en el siglo XVI, en la época de la consquista española ya lo cultivaban en el Perú. Los ingleses le dieron el nombre de “manzana del amor” y lo ofrecían como un símbolo de afecto.

Se considera como una fruta ácida cítrica y se encuentra bajo la misma clasificación de la naranja y la toronja.

Aunque contiene una gran cantidad de ácido cítrico no forma ácidos en el organismo sino que contribuye a la formación alcalina cuando ingresa a la corriente sanguínea. Aumenta la alcalinidad del organismo y ayuda a eliminar toxinas especialmente el ácido úrico.

Es excelente para limpiar el hígado, primordialmente cuando se consume con jugos de verduras verdes.

Cuando haya sangre estancada en algún lugar del cuerpo el tratamiento ideal para hacerla circular es aplicar un cataplasma de tomate, pues actúa como un solvente.

Gracias a que es rico en licopeno (que le da la coloración roja) y glutatión posee grandes cantidades de antioxidantes que nos protegen de enfermedades como el cáncer.

Igualmente el consumirlo regularmente nos aporta Vitamina A y Vitamina C que son indispensables para el crecimiento celular y mantener los huesos y los dientes y la salud ocular en buen estado, además que fortalece el sistema inmunológico.