La hipnosis es un estado alterado de conciencia, en el que la persona alcanza un estado de profunda conciencia, pero dirige toda su atención hacia adentro, a emociones y sensaciones internas. Se desconecta del exterior, lo que no significa que no se da cuenta de lo que está sucediendo afuera; simplemente tiene su atención puesta en procesos internos.

No es necesario que una persona llegue a inducirnos el trance. Cuando estamos leyendo una novela, por ejemplo, y nos metemos tanto en la lectura que no notamos nada de lo que está sucediendo en el exterior, o cuando vamos conduciendo nuestro auto, tan concentrados en algún pensamiento, que nos sorprendemos de darnos cuenta que llegamos a nuestro destino y ¡no recordamos nada del camino!

La hipnoterapia es un proceso en el que se le ayuda a la persona a utilizar sus propias asociaciones mentales, recuerdos y recursos para lograr un objetivo. Las sugestiones hipnóticas ayudan a activar habilidades y recursos potenciales que ya existen en la persona, pero que no están siendo utilizados por falta de entrenamiento o de entendimiento.

El trance terapéutico es un estado en el que las limitaciones de nuestros pensamientos y nuestras creencias, son temporalmente alteradas, lo cual permite a la persona ser receptiva a nuevos patrones de pensamiento que le facilitan resolver un problema determinado.

La hipnosis es una herramienta efectiva para comunicarnos con la mente inconsciente. Pocas personas se dan cuenta del poder que su mente inconsciente tiene sobre sus vidas. Muchas conductas y hábitos están basados en vivencias que nuestra mente consciente tal vez ya no recuerda, sin embargo en la mente inconsciente se quedan grabadas esas vivencias como recuerdos inconscientes.

Todas las personas sienten miedo alguna vez. Quizás los miedos más tempranos son aquellos que ponen en peligro nuestra sensación de seguridad como la oscuridad, el estar solos, el sentirnos abandonados.

Así como hay miedos innatos también hay aprendidos. Los miedos innatos han evolucionado a lo largo del tiempo y forman parte de la supervivencia. Dentro de los miedos innatos, hay una categoría que se refiere a los miedos preparados. Estos miedos no están activos al nacer, pero tienen la tendencia a accionarse rápidamente bajo determinadas circunstancias. Los miedos más comunes de éste tipo son los miedos a las arañas, serpientes, alturas y lugares cerrados, y se presentan en todas las culturas.

Los miedos aprendidos se generan debido a determinadas experiencias particulares que experimenta una persona y que le generan un miedo a un estímulo determinado. Todos los animales aprenden a tener miedo de aquello en el medio que les causa dolor o sufrimiento. Los seres humanos hemos aprendido no sólo a tener miedo de aquello que nos puede causar dolor físico, sino también de aquello que nos causa dolor emocional como humillación, culpa, desesperanza, arrepentimiento, etc.

El miedo es una alarma que nos avisa de la existencia de un peligro, con lo cual se activa todo un sistema de alerta tanto fisiológico como psicológico, para superar la amenaza y conservar la vida. Es un mecanismo útil ya que sin el miedo, no tendríamos cautela ante situaciones como acercarnos a una serpiente venenosa, cruzar la calle sin fijarnos si vienen coches o aventarnos de un avión sin paracaídas, por nombrar unos ejemplos.

El miedo es nuestra emoción más primaria. El miedo intenso toma control de todo lo que esté en nuestra mente y de nuestro cuerpo. Al sentir un peligro intenso, perdemos el interés por comer, dormir, por el sexo, o por cualquier otra cosa que no sea el buscar la manera de superar la amenaza.

Es posible enseñar a comer a los niños como si fuera un juego.

La Psicóloga Silvia Alava nos explica en este video en qué nos equivocamos los padres a la hora de enseñar buenos hábitos a los niños en la mesa.

De este modo los niños pueden aprender cómo comportarse en la mesa, mediante refuerzos que los animen a hacerlo bien.

Hacer que se sientan mayores puede hacer que los niños cambien su actitud en la mesa.  Los niños debe aprender la importancia de la hora de comer y concentrarse en esta actividad, el ejemplo de los padres es el principal modelo a seguir.

Puntos a resaltar son:

  • La higiene: Deben saber que se tienen que lavar las manos antes de sentarse a la mesa.
  • El espacio: Cada niño debe tener un sitio asignado y lo tienen que respetar
  • Reforzar los comportamientos positivos en los niños con palabras de aliento.
  • Nada de hacer ruido con la vajilla, la cubertería o los vasos.
  • Eliminar todos los elementos distractores.
  • Incentivar la comunicación y el dialogo familiar en la mesa.
  • Enséñales a comer por sí solos lo más pronto posible.
  • Acostúmbrales a que siempre lo pidan por favor y que den las gracias.
  • Debe llevar sus platos a la cosina como una pequeña tarea que les va inscentivado su sentido de responsabilidad.

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Enlace: guiainfantil.com

Querer mejorar o hacer las cosas bien es un deseo que nos ayuda a crecer y permite disfrutar de la vida y del éxito. Querer ser perfectos, es una actitud que nos hace sufrir, nos vuelve vulnerables a la critica y nos hace vivir estresados.

Aparentemente, el perfeccionismo nos lleva a perseverar para mejorar y alcanzar nuestras metas. Sin embargo, podría ser una trampa que nos ponemos a nosotros mismos.

Dado que no existe el ser humano perfecto, luchamos por alcanzar un nivel inalcanzable y al no lograrlo, nos desgastamos y devaluamos inútilmente.

El perfeccionismo niega la realidad, porque el ser humano es imperfecto por naturaleza. Para ser perfecto, debería hacer siempre perfectamente bien todo lo que hace, sin cometer error alguno. Y esto no sucede, ni siquiera en un solo aspecto de su vida.

Cuando se es perfeccionista:

  • Vivimos más estresados.
  • Somos más vulnerables a la crítica de los demás y de nosotros mismos.
  • Tendemos a culparnos y castigarnos fácilmente.
  • Evitamos las actividades en las que no estamos seguros de tener éxito.
  • Nos frustramos fácilmente.
  • Nos volvemos intolerantes hacia los demás y hacia nosotros mismos.

 

La teoría de las inteligencias múltiples es un modelo propuesto por Howard Gardner en el que la inteligencia no es vista como algo unitario, que agrupa diferentes capacidades específicas, sino como un conjunto de inteligencias múltiples, distintas e independientes. Gardner define la inteligencia como la «capacidad de resolver problemas o elaborar productos que sean valiosos en una o más culturas».

Howard Gardner añade que así como hay muchos tipos de problemas que resolver, también hay muchos tipos de inteligencia y ha identificado ocho tipos distintos, estos son:

  • Inteligencia lingüística: la que tienen los escritores, los poetas, los buenos redactores. Utiliza ambos hemisferios.
  • Inteligencia lógica-matemática: utilizada para resolver problemas de lógica y matemáticas. Es la inteligencia que tienen los científicos. Se corresponde con el modo de pensamiento del hemisferio lógico y con lo que la cultura occidental ha considerado siempre como la única inteligencia.
  • Inteligencia espacial: consiste en formar un modelo mental del mundo en tres dimensiones; es la inteligencia que tienen los marineros, los pilotos, los ingenieros, los cirujanos, los escultores, los arquitectos o los decoradores.
  • Inteligencia musical: permite desenvolverse adecuadamente a cantantes, compositores, músicos y bailarines.
  • Inteligencia corporal-cinestésica, o capacidad de utilizar el propio cuerpo para realizar actividades o resolver problemas. Es la inteligencia de los deportistas, los artesanos, los cirujanos y los bailarines.
  • Inteligencia intrapersonal: permite entenderse a sí mismo. Los religiosos.
  • Inteligencia interpersonal: permite entender a los demás; se la suele encontrar en los buenos vendedores, políticos, profesores o terapeutas.
  • Inteligencia naturalista: utilizada cuando se observa y estudia la naturaleza, con el motivo de saber organizar, clasificar y ordenar. Es la que demuestran los biólogos o los herbolarios.

Dicho de otro modo, Einstein no es más ni menos inteligente que Michael Jordan, simplemente sus inteligencias pertenecen a campos diferentes. Más adelante veremos cada una de estas en detalle.

El cerebro tiene patrones de funcionamiento  relacionados con procesos físicos. Newton y sus investigaciones  sobre la luz abren camino a la neurofísica, denominada en su nueva aplicación con el nombre de cromociencia, esta nueva ciencia permite entender el funcionamiento del cerebro, activarlo y mejorar los procesos mentales y aún orientar o ajustar el comportamiento.

A través de la Cromociencia se puede ampliar la capacidad de pensar con más amplitud y profundidad y lograr el equilibrio tanto en el comportamiento como el desarrollo de las capacidades intelectuales.

La memoria, nuestros recuerdos, lo que aprendimos, el idioma, las costumbres, que se iniciaron desde que tenemos contacto con el mundo, hacen parte de nuestro comportamiento, como resultado de la percepción, entonces los órganos de los sentidos inician los procesos básicos por medio de los cuales determinamos lo que somos, lo que hacemos y lo que pensamos; cualquier proceso cognitivo inicia con la percepción, que es el medio en que el mundo de afuera, el externo, comienza a ser parte del mundo interno, nuestra forma pensar, de sentir, de actuar, como es el caso, de la toma de decisiones o el razonamiento; la comprensión o el lenguaje, la atención o la solución de problemas.

El color como imagen activa determinados niveles del cerebro y se puede relacionar con procesos, que orientados, pueden ayudar al éxito de una tarea o actividad. Uniendo color como estructura simbólica visual, con palabras que hacen parte del área auditiva, y las acciones que surgen del contexto de las palabras relacionadas con cada color, se logra tener una orientación efectiva de las actividades, más aún cuando se facilita memorizar, combinar y relacionar los procesos con los colores, que son imágenes de fácil recordación.

Entonces percepción visual, más percepción auditiva, más comportamientos relacionados con las palabras, logran un efecto que ayuda a orientar lo racional, emocional con armonía e integralidad.

La sensación y percepción visual permiten comprender que ocurre a nivel de los procesos psicológicos, reconocer el estilo cognitivo, los rasgos de personalidad, para orientar con la estimulación de cada color determinadas áreas del cerebro y nuestro pensamiento, según la longitud de onda que genera cada color.

Proactivo, es un requisito casi universal hoy por hoy, pero ¿Que es ser proactivo?

Viktor Frankl, neurólogo y psiquiatra austriaco, en su libro Man’s Search for Meaning (el hombre en busca de sentido, 1946, utiliza el termino por primera vez. Años después el concepto se extiende gracias al best-seller «Los siete hábitos de las personas altamente efectivas» de Stephen R. Covey.

El término hace referencia a una actitud de caracter activo, donde el sujeto asume un control de aquello que todavia no secede. Ser proactivo refiere a ser precavido, actuar en funcion de probabilidades, es tomar un cierto control sobre los apremios caoticos que nos podría imponer el medio en el que el sujeto se encuentra.

La contraposicion al ser proactivo es el ser reactivo, aquel que despliega sus habilidades y trata de controlar los avatares situacionales en el momento que ocurren sin haber desarrollado una plan previo. El sujeto reactivo responde a la par con el estimulo-respuesta, a diferencia del proactivo que asume una posición reflexiva de acuerdo a multiples relaciones posibles de causa-efecto.

¿Alguna vez jugado hacer un “Serio” con los ojos como de niño? La idea es mirar directamente a los ojos a otra persona, durante el mayor tiempo posible, manteniendo la cara seria. Lo que suele suceder es que termina el juego con un ataque de risa nerviosa.

Hay algo acerca del contacto visual prolongado que hace sentir vulnerables y expuestas a las personas, es como si la persona que mira a los ojos tuviera acceso a tus pensamientos y a tus sentimientos.  Es por esto que los enamorados se miran a los ojos.

Una larga mirada de un ser querido puede provocar una oleada de felicidad interna, pero también un contacto visual prolongado con un extraño puede provocar malestar. Ante esto surge la pregunta ¿Cómo nos afecta exactamente el contacto visual?

Un viejo adagio dice  que los ojos son la ventana del alma y esto no está lejos de ser verdad. Podemos fingir un gesto o una sonrisa, pero es muy difícil sostener una expresión falsa cuando miramos directamente a los ojos de alguien. Aprendemos mucho mirando a los ojos de otra persona, y en general utilizamos la mirada para saber si alguien es digno de nuestra confianza.

En un estudio del año 2002 publicado en Developmental Psychology, investigadores encontraron que los niños siguen la dirección de los ojos de las personas, en lugar de dirección de la cabeza. El contacto con los ojos también nos ayuda con la memoria, investigadores del MIT descubrieron que las personas eran más propensas a reconocer a alguien, si él o ella habían tenido un contacto visual directo.

Cuando se realiza un contacto con los ojo de modo directo, cierta química interna es liberada en nuestros cuerpos, esto hace que nuestros corazones se agiten un poco más. La oxitocina, o también conocida la hormona del «amor«, esta molécula es generada de forma natural por el hipotálamo en la base del cerebro que regula varios procesos fisiológicos como las emociones y juega un papel importante en este proceso. Ya que, esta sustancia química nos hace sentirnos bien y usualmente se libera cuando nos sentimos a gusto con alguien, ya sea emocional o físicamente.

Un reciente artículo publicado en Biological Psychiatry ha postulado de que la oxitocina es la razón por la que las personas se sienten inclinadas a sostener un contacto visual prolongado con sus seres queridos. Y la Dra. Kerstin Moberg, el autora de El Factor Oxitocina, asegura que el contacto visual puede dar lugar a la liberación de esta hormona.

Esto podría explicar el porqué mirar a los ojos de alguien extraño puede hacernos sentir mal.

El experimento de la cárcel de Stanford fue realizado por el psicólogo Philip George Zimbardo,  la idea era probar  la influencia de un ambiente extremo como lo es la vida en prisión, en la conducta desarrollada por el hombre, dependiendo de sus roles sociales en este caso: presos vs. guardias.

Varios estudiantes de la Universidad de Stanford se sometieron de modo voluntario en 1971 a un experimento en el que fueron separados aleatoriamente entre presos y carceleros. Se construyó una prisión especial para el experimento, que comenzó con el arresto público de los estudiantes en sus domicilios, acusados de robo con armas. A los acusados se les aplicó el procedimiento habitual de entrada a prisión, inspección, identificación y aislamiento.

Al poco tiempo se vio como los guardias inventaban técnicas de persuasión y de castigo para controlar a los presos, separándolos en grupos de bueno/malos o quitándoles los colchones para hacerles dormir en el suelo etc. Tenían prohibida la violencia física pero por las noches se pasaban con los presos pensando que los investigadores no les observaban. A los presos se les puso en toda clase de situaciones humillantes: vivir desnudos, limpiar letrinas o incluso poses homosexuales.

A las 36 horas de comenzar el experimento, un preso empezó a sufrir estrés emocional y comenzó a llorar y experimentar ataques de rabia. Los guardas pensaron que se trataba de una táctica para que lo dejaran salir. El preso fue liberado, aunque al poco tiempo los guardas escucharon grabaciones sobre un plan externo para liberar a los estudiantes de la falsa cárcel al día siguiente.

El experimento estaba inicialmente planeado para 2 semanas, pero tuvo que cancelarse a los 6 días debido al exceso de humillación y inhumanización que recibían los presos y a que los guardas se habían metido excesivamente en sus papeles. Cuando el experimento se canceló los guardias incluso mostraron gran enfado.

Se pretendía concluir como se responde ante la autoridad y se concluyó que el papel no se desarrollaba por la propia forma de ser del individuo sino para cumplir con su rol. En palabras del Dr. Zimbardo:

Fue mi intento para determinar qué ocurre cuando pones a gente buena en un lugar malvado: ¿Triunfa la humanidad, o la fuerza de la situación puede acabar dominando hasta al más bueno de nosotros? Mis estudiantes de Stanford, Craig Haney y Curt Banks, y yo creamos un ambiente carcelario muy realista, una «mala cesta» en la que colocamos a 24 individuos voluntarios seleccionados entre estudiantes universitarios para un experimento de dos semanas. Les elegimos de entre 75 voluntarios que pasaron una batería de tests psicológicos. Tirando una moneda al aire, se decidía quién iba a hacer el papel de preso y quién el de guarda. Naturalmente, los prisioneros vivían allí día y noche, y los guardas hacían un turno de 8 horas. Al principio, no pasó nada, pero la segunda mañana los prisioneros se rebelaron, los guardas frenaron la rebelión y después crearon medidas contra los «prisioneros peligrosos». Desde ese momento, el abuso, la agresión, e incluso el placer sádico en humillar a los prisioneros se convirtió en una norma. A las 36 horas, un prisionero tuvo un colapso emocional y tuvo que ser liberado, y volvió a ocurrir a otros prisioneros en los siguientes cuatro días.
Chicos buenos y normales se habían corrompido por el poder de su papel y por el soporte institucional para desempeñarlo que les diferenciaba de sus humildes prisioneros. Se probó que la «mala cesta» tenía un efecto tóxico en nuestras «manzanas sanas». Nuestro estudio de dos semanas tuvo que parar antes de tiempo después de sólo seis días porque cada vez estaba más fuera de control.

Pueden ver el video de este experimento:

La película de Adrien Brody y Forest Whitakerde 2010, «The Experiment» se basada en ese experimento.

La conclusión fue clara: el poder tóxico de una mala “cesta” puede corromper cualquier “manzana” sana. Es decir, que el poder de las situaciones sociales puede llevar a mucha gente corriente, incluso a buenas personas tomar el camino del mal. Bien decian los abuelos: «Dime con quien andas y te dire quien eres».

Enlace: prisonexp.org

La juventud no es una época de la vida, sino un estado del espíritu,
un efecto de la voluntad, una cualidad de nuestra imaginación,
una consecuencia de nuestro entusiasmo.

La juventud es una victoria del valor sobre la timidez,
del deseo de aventura sobre la inercia y la rutina.

Nadie envejece sencillamente por el numero de años.

Envejecemos al desertar de nuestros ideales.

Los años pueden arrugar la piel, pero la falta de entusiasmo envejece nuestra alma.

La preocupación, la duda, la falta de confianza, el temor y la desesperación
son estados de animo que doblegan el corazón y reducen el espíritu a cenizas.

Jose Samuel Arango