- Hacer lo posible para cambiar la forma de ver las cosas. Siempre mira el lado positivo. La mente te puede arrastrar a pensar en la negatividad y las dificultades. No la dejes. Mira el lado bueno y el aprendizaje de cada situación, por difícil e inconcebible que parezca absolutamente de todas las situaciones aprendemos y cuanto más duras, más marcada nos queda la lección, entonces agradece esa oportunidad de vivir y saca el aprendizaje. De lo contrario, cuando se te presentan situaciones incómodas y difíciles, perderás el rumbo de tu felicidad.
- Piensa en soluciones, no en problemas. Cuando pensamos en problemas nos quedamos bloqueados, absortos y sin saber qué hacer. Es mejor darse un respiro y pensar que absolutamente todo en la vida tiene solución y existe por una razón. No son problemas son retos que si se te han presentado es porque dentro de ti está el potencial para superarlos y seguir adelante. Y no todos tenemos los mismos “retos” porque todos tenemos diferentes cosas por superar.
- Escucha música relajante, edificante. Este es un alimento directo para tus sentidos.
- Mira comedias divertidas que te hacen reír. Y te llevan a un estado de alegría, jocosidad y buena onda.
- Cada día, dedica algún tiempo a leer unas cuantas páginas de un libro inspirador o un artículo. Este es un alimento para tu mente.
- Cuida tus pensamientos. Cada vez que te encuentres pensando en cosas negativas, empieza a pensar en cosas agradables. Simplemente si vienen estos pensamientos acéptalos déjalos pasar pero inmediatamente piensa en cosas agradables, no dejes que en tu mente se posesionen pensamientos negativos, en cambio llena ese espacio inmediatamente con positivos.
- Siempre mira lo que has hecho y no lo que no tienes. A veces, puedes comenzar el día con el deseo de lograr varios objetivos. Al final del día puede pasar que te sientas frustrado e infeliz, porque no has alcanzado a hacer todas lo que has planeado.
Mira lo que has logrado, no te concentres en lo que falta. Es posible que hayas alcanzado mucho durante el día, y sin embargo por faltarte algunas pequeñas tareas te dejas decaer y no ves todo lo bueno que has construído. Es injusto hacia ti mismo. Siéntete feliz por lo que hiciste y piensa que todo tiene su tiempo y lo que te faltó todavía no era la hora de realizarlo. - Cada día haz algo bueno por tí mismo. Date gusto. Puede ser algo pequeño: cómprate un libro, come algo que te gusta, observa tu programa favorito de televisión, ve al cine, o simplemente realiza un paseo en la playa. La misión principal de nuestra vida es ser felices y se vuelve un hábito constante con la suma de pequeñas cosas cada vez.
- Cada día produce por lo menos un acto de hacer felices a los demás. Esto puede ser una palabra amable, ayudando a sus colegas, parando el coche en el cruce peatonal para darle paso a las personas, cediendo tu asiento del autobús a otra persona, o dar un pequeño regalo a un ser querido. Las posibilidades son infinitas. Al hacer feliz a alguien, eres feliz y se propaga ese sentimiento, y entonces también la demás gente trata de hacerte feliz.
- Todos los días Agradece todo lo que tienes. Cuenta tus dones y ventajas diariamente. Verás que es más lo que tienes que lo que te hace falta. Y tal vez analizando estos dones lo que piensas que te falta puede ser un solo capricho, en realidad estás completo.
- No envidies a las personas que son felices. Por el contrario, sé feliz por ti mismo, es una elección y tienes el derecho a aprovecharla. Alguna vez leí que las personas aburridas e infelices hacen mucho daño a la sociedad. Es responsabilidad de cada uno mantenernos felices internamente para reflejarlo al exterior y conseguir una atmósfera positiva de amabilidad.
- Rodéate con la gente feliz, y trata de aprender de ellos para ser feliz. Recuerda que la felicidad es contagiosa.
- Haz todo lo posible para mantener tu centro, cuando las cosas no procedan según lo previsto y deseado. Encontrarte a ti mismo y aceptar que eres un eterno aprendiz de todo lo que se te presenta en la vida, te ayudará a mantener la calma y controlar sus estados de ánimo y reacciones. Es la aceptación de lo bueno y lo malo y permanecer en equilibrio, tiene mucho que ver con la paz interior y la paz interior es conductor de la felicidad.
- Sonríe más a menudo.
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La envidia se basa en el ego, el orgullo, la capacidad de auto-superación, la felicidad y actitud positiva. Estas son las 5 características principales que forman la envidia. Y por lo tanto ésta se va desarrollando a lo largo de toda la vida y como la persona ha afrontado las complicaciones a lo largo de la misma.
Para superar la envidia negativa, muy negativa o neutral tendrás que aprender a dominar tu ego en vez de que él te domine a ti.
Tendrás que ser humilde, admitir cuando alguien te ha ganado y elogiarlo por ello. Tendrás que admitir que puedes fracasar porque no eres perfecto, eres humano. Deberás guardar tu orgullo, tienes que estar muy por encima de tu orgullo y tu ego, deberás controlarlos en vez de que ellos te controlen a ti.
Tendrás que motivarte en auto-superarte constantemente, ver la vida de forma más positiva y las circunstancias también, tendrás que ser alguien a quién le satisface su vida.
Como vemos tienes que adoptar una serie de cualidades en ti que garantizarán que tengas una envidia muy positiva hacia las demás personas.
Lo siento, no hay fórmula mágica, yo te doy las claves para cambiar, eres tú quién tiene que decidir cambiar y hacerlo. Ahora tienes las herramientas, úsalas.
Estas son algunas de las características de las personas envidiosas:
- Estar comparándose constantemente con los demás, ya sea por la personalidad o posesiones de la otra persona.
- Estar inconforme consigo mismo.
- Molestarse ante la felicidad o éxito de los demás, desear que todo le vaya mal a los demás para sentirse menos infeliz.
- La persona envidiosa no vive en torno a ella sino a lo que otros tienen, lo desearían tener o de lo que carece.
- Se torna una persona burlona, mal hablada, pesimista, crítica.
- No reconoce la envidia.