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Hunter ‘Patch’ Adams es un médico diferente, que piensa que curar puede ser un intercambio de amor.

En 1963 su madre lo llevó a un hospital psiquiátrico porque trató de suicidarse. Se encontró en la misma habitación con Rudy, un hombre que sufría alucinaciones y tenía miedo de las ardillas. En lugar de ignorarle, Patch decidió jugar con Rudy y logró que él dejara de tener miedo.

En su época de estudiante de medicina, Patch empezó a soñar con un lugar donde los pacientes pudiesen ir a curarse sin tener que pagar, un lugar amistoso, alegre, donde nadie temiese estar, no como en los hospitales, que asustan a muchas personas. Patch estudió medicina para usarla como herramienta de cambio social.

Hoy, Patch recoge donativos para el Gesundheit! Se ha convertido en un conferenciante muy solicitado y todo el dinero que consigue por las conferencias (unos 11.000 euros), se invierte en Gesundheit! A cambio, Gesundheit! le paga un sueldo de unos 45.000 euros al año.

También organiza cada año viajes alrededor del mundo con grupos de payasos voluntarios que llevan esperanza, alegría y el juego a huérfanos, pacientes y personas.

Y estas son las 10 recomendaciones que él nos da para ayudar y ser más felices:

1. Recoge la basura que encuentres en una zona de tu ciudad; y vigílala. Cuenta lo que has hecho.

2. Sé amable con todos a todas horas. De forma exagerada.

3. Ofrece tu hombro o un masaje de pies en cualquier ambiente.

4. Manifiéstate en favor de la justicia, sin importar lo que cueste.

5. Ve una vez a la semana a una residencia de ancianos a visitar personas, como si fuesen tus amigos.

6. Apaga la tele y conviértete en alguien interesante. Actúa.

7. Considera ser tonto en público. Canta en voz alta. Lleva ropa divertida.

8. Improvisa encuentros informales con vecinos, compañeros de trabajo, extraños, en los que cada uno traiga algo.

9. Trabaja para vivir en familias ampliadas.

10. Pasa tus vacaciones en tu propia ciudad y gasta el dinero en trabajar en proyectos que ayuden a construir tu comunidad.

Le Preguntaron a Mahatma Gandhi cuáles son los factores que destruyen al ser humano.

Él respondió así:

«La Política sin principios, el Placer sin compromiso, la Riqueza sin trabajo, la Sabiduría sin carácter, losNegocios sin moral, la Ciencia sin humanidad y la Oración sin caridad».

«La vida me ha enseñado que la gente es amable, si yo soy amable; que las personas están tristes, si estoy triste; que todos me quieren, si yo los quiero; que todos son malos, si yo los odio; que hay caras sonrientes, si les sonrío; que hay caras amargas, si estoy amargado; que el mundo está feliz, si yo soy feliz; que la gente es enojona, si yo soy enojón; que las personas son agradecidas, si yo soy agradecido».

«La vida es como un espejo:  Si sonrío, el espejo me devuelve la sonrisa. La actitud que tome frente a la vida, es la misma que la vida tomará ante mí.”


Dicen que los índices de estrés y ansiedad se disparan durante estas fiestas. Cenas de empresa, encuentros familiares, comprar regalos a diestro y siniestro, obligaciones sociales, trabajo acumulado por los días de vacaciones, esos kilos de más. Estas son algunas de las razones por las que nos estresamos y agobiamos en Navidad.

Frente a los villancicos y a la aparente alegría que transmite la época navideña, se encuentra el agobio por ser el anfitrión perfecto, por tener todos los regalos a tiempo o el cargo de conciencia por comer y beber sin medida. Lejos de disfrutar del sentido estricto de de esta época, nos estresamos. Se supone que debería ser un tiempo de gozo y alegría, un momento para compartir sincera y relajadamente con familiares y amigos, pero no es así.

Y es que la ansiedad es una de las enfermedades del siglo XXI, junto al cáncer y la depresión. Según cifras oficiales, este desorden mental afecta al 20% de las personas y más ahora, en tiempos de crisis o desordenes de rutina y calendario. La ansiedad no entiende de edades ni de sexo y puede llegar en cualquier momento, incluso mientras estamos sentados en el sofá.

Dicen los psicólogos que los síntomas pueden variar pero los comparan con los de un ataque al corazón con la sensación de perder el conocimiento. La descarga de adrenalina que produce un ataque de pánico es tal que algunos lo equiparan al que se produce cuando se practica deporte de riesgo.

El sentimiento de depresión que provoca la Navidad es otro problema bastante común entre la sociedad. Durante estas fechas de celebración es frecuente recordar a los seres queridos que ya no están, este es el principal motivo de la tristeza que sienten muchas personas.

La publicidad engañosa puede ser otro de los factores que influyen en el estado de ánimo; el bombardeo de anuncios que reflejan familias felices y colmadas de regalos, invita a reflexionar sobre nuestra propia situación bien personal, económica o de cualquier otra índole. Empeñados en hacer un balance del año que termina, muchas personas se ven incapaces de cambiar de golpe y predisponerse para ser feliz.

Según los datos, la tasa de suicidios disminuye en Navidad pero constatan que las admisiones en los hospitales por problemas psiquiátricos aumentan en las semanas que siguen a estas fiestas.


Hay personas que hacen la historia y sin un actor no puede haber un acto, piensan algunos. Pero otros rechazan completamente esta idea, alegando que se le asigna mucha importancia a los individuos cuando casi siempre lo que pasa es resultado de las circunstancias o la suerte.

«Yo creo que sí hay una tendencia general», dice, en conversación con el programa Análisis de la BBC, el experto en ciencias de la conducta del Warwick Business School, Inglaterra, Nick Chater.

En vez de reconocer todo el trabajo que se hizo antes y al tiempo, «tendemos a pensar» -por ejemplo- «en Bill Gates como el motor y originador de la revolución que es Windows y la creación de las computadoras personales«, señala. ¿La posible razón?

«Pienso que entre más complicado el mundo es cada vez más importante imponer historias simples, pero esas historias simples se van alejando de la verdad».Chris Dillow, escritor de economía y psicología, señala que una de las raíces del problema es una falla psicológica común conocida como «el error básico de atribución».

No sólo creamos héroes, también hay villanos, «que supongo sirven como una especie de refugio cuando hay que enfrentar un problema realmente masivo que nadie parece entender», comenta la historiadora Pat Thane, del King’s College London.

Ese es el caso con la crisis económica, por ejemplo. «Se puede culpar a algún tipo de fuerzas internacionales, pero a la gente obviamente le queda más fácil responsabilizar a una persona o grupo, así no sea muy convincente», apunta Thane.

Errores básicos:

Chris Dillow, escritor de economía y psicología, señala que una de las raíces del problema es una falla psicológica común conocida como «el error básico de atribución».

«Fue algo que descubrieron los psicólogos en los ’60: la tendencia que tenemos a atribuirle demasiada importancia a características individuales y muy poca a factores situacionales cuando estamos buscando una explicación», le dijo a Análisis de la BBC.

En uno de los experimentos, los psicólogos le pidieron a un grupo de gente que participara en un concurso de conocimientos generales y a otro grupo, que los observaran y calificaran los conocimientos de la gente a la que se le hacían preguntas y los de la persona que hacía las preguntas.

«Respondieron que quien hacía las preguntas sabía más, a pesar de que era obvio que no era que sabía más sino que tenía las respuestas en frente. Los observadores no apreciaban el factor situacional que le daba al presentador la ventaja».

Según Dillow, hay otras dos características relevantes en la manera en la que vemos la causa y efecto. Primero, tendemos a pensar que podemos identificar patrones importantes cuando no hay ninguno. Segundo, no podemos resistir el preguntar ¿quién lo hizo?

 


El estrés es una defensa natural del organismo contra algunas circunstancias de tensión que se presentan cotidianamente. Pero la sobrecarga del mismo termina teniendo consecuencias nefastas a nivel psicológico, social y físico para quienes la padecen. Conoce aquí más acerca de ellas.

El estrés es un problema cada vez más recurrente en nuestra sociedad. Si bien se trata de una defensa natural del organismo ante determinadas circunstancias, lo cierto es que cuando se genera una sobrecarga de la misma, las consecuencias pueden llegar a ser nefastas.

Las consecuencias del estrés tranquilamente podrían dividirse en dos áreas. Una dimensión psicológica y actitudinal, donde se advierten claramente en la personalidad del que padece de este problema cambios severos y, a su vez, un plano físico, donde el estrés termina repercutiendo invariablemente en el organismo.

Consecuencias psicológicas y en la personalidad:

  • Ansiedad
  • Depresión
  • Cambios de humor repentinos
  • Disminución del autoestima
  • Dificultad en la toma de decisiones
  • Cambios en el estilo de vida
  • Problemas en sus relaciones con los demás, tanto en el trabajo como en la familia
  • Aumento del consumo de alcohol, drogas y tabaco

Consecuencias físicas:

  • Cansancio, agotamiento o pérdida de energía
  • Dolores y contracturas en la espalda
  • Estreñimiento o diarrea
  • Dolores de cabeza frecuentes y migrañas
  • Hipertensión
  • Insomnio
  • Sofocos recurrentes
  • Caída del cabello
  • Malestares estomacales
  • Subir o bajar de peso
  • Presión de dientes o mandíbula
  • Problemas respiratorios como asma o alergias
  • Infartos y otros problemas coronarios

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«Las enfermedades mentales son responsables de una pérdida muy significativa de fuerza de trabajo, de altas tasas de desempleo y de una gran incidencia en las bajas por enfermedad y en la reducción de la productividad en el trabajo», señala el estudio Sick in the Job? Myths and Realities about Mental Health at Work.

Se trata de una materia difícil de analizar donde muchos elementos importantes aún no se conocen o no se comprenden, precisan los expertos de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE), que apuntan que uno de los principales problemas es que en torno al 80 % de los afectados no recibe tratamiento.

Una clave para la productividad es «asegurar que los empleados mantengan sus trabajos», señala la organización con sede en París, que detecta que aquellos con los citados problemas tienen un tasa de absentismo laboral superior al resto de empleados y a menudo con bajas más prolongadas. Sin embargo, muchos trabajadores con desórdenes mentales no se toman una baja pero rinden por debajo de sus posibilidades», lo que incide en la productividad de la empresa.

Hasta el 88 % de los trabajadores con problemas mentales reducen parcialmente la productividad de la empresa para la que trabajan, agrega esa organización. La mayoría de los afectados sufre «desórdenes mentales moderados», tales como ansiedad o depresión, que muchas veces coexisten.

La incidencia de ese tipo de casos resulta más onerosa para la sociedad que el de los «desórdenes mentales severos», teniendo en cuenta «todos los costes para el sistema de salud, la seguridad social y los empresarios», señala la OCDE.

Los sistemas de salud, que se centran principalmente en los casos severos, no están correctamente equipados para tratar los casos moderados y no investigan lo suficiente en ese tipo de pacientes, subrayan los expertos, que recomiendan «prevención en lugar de reacción».

También las empresas pueden ayudar a reducir el problema, asegurando unas «buenas condiciones de trabajo para evitar tensiones laborales» y favoreciendo prácticas de gestión suaves.

A los responsables laborales se les recomienda, además, controlar el tipo de bajas laborales «para detectar ausencias prolongadas o repetidas lo antes posible» y aportar el apoyo adecuado, lo que puede evitar «despidos innecesarios provocados por enfermedades mentales».

Y es que aquellas personas con desórdenes mentales moderados tienen entre el doble y el triple de posibilidades de estar en el paro que el resto de trabajadores, mientras que aquellos con problemas severos tienen hasta 7 veces más opciones de encontrarse en situación de desempleo, agrega la OCDE.

Por eso, otra de las claves para atajar ese problema social que identifica la OCDE pasa por tratar a los desempleados, identificando correctamente el problema, aportándoles el tratamiento adecuado y trabajando con el mundo empresarial para que puedan encontrar trabajos.


Los científicos de las universidades de Edimburgo, Escocia, y de Ludwig Maximilians en Munich, Alemania, estudiaron a más 10.000 habitantes de Europa. Encontraron que quienes poseen una variante genética, llamada ABCC9, necesitan unos 30 minutos adicionales de sueño cada noche que quienes no tienen este gen.

Tal como explican los científicos en la revista Molecular Psychiatry uno de cada cinco europeos tiene este gen. Y esto, agregan, puede explicar las «conductas de sueño» de los seres humanos.

Se sabe que las necesidades de sueño de la gente pueden variar drásticamente de una persona a otra. Entre los ejemplos conocidos más extremos están el de la ex primera ministra británica Margaret Thatcher que podía funcionar con sólo cuatro horas de sueño cada noche y el de Albert Einstein que necesitaba 11 horas.

En el estudio participaron habitantes de las Islas Orcadas (en el norte de Escocia), Croacia, Holanda, Italia, Estonia y Alemania. Cada uno de los individuos respondió cuestionarios sobre sus «conductas» de sueño, incluidas las horas que dormían, y también entregaron muestras de sangre para un análisis de ADN.

El cuestionario incluía preguntas sobre cómo era su patrón de sueño en sus días libres, cuando la gente no necesita levantarse para trabajar al día siguiente, su uso de medicamentos para dormir y sus turnos de trabajo.

Cuando los investigadores compararon estos datos con los resultados de su análisis genético encontraron que quienes tenían la variante del gen ABCC9 necesitaban más sueño que el promedio de ocho horas.

Posteriormente estudiaron cómo este gen actúa en la mosca de la fruta, que también tienen este gen, y encontraron que aquéllas que no tenían la variante dormían tres horas menos que el promedio.

Efectos en la salud. Tal como explican los investigadores, el gen ABCC9 está involucrado en la detección de niveles de energía de las células en el organismo.

«Los humanos duermen aproximadamente una tercera parte de su vida» explica el doctor Jim Wilson, uno de los autores del estudio.

«La tendencia de dormir períodos más largos o más cortos a menudo se ve en familias a pesar del hecho de que la cantidad de sueño que una persona necesita puede estar influenciado por la edad, la latitud, la estación y los ritmos circadianos».

El científico agrega que «tanto dormir mucho como dormir muy poco están asociados a problemas de salud como hipertensión, obesidad y enfermedad del corazón».

Llevar un estilo de vida saludable no garantiza que una persona no vaya a tener cáncer, pero el estudió mostró que «podemos aumentar significativamente las probabilidades a nuestro favor».

En total 14 factores de estilo de vida y del ambiente, tales como el lugar donde uno vive y el trabajo que desempeña, se combinan para provocar 134.000 casos de cáncer en Reino Unido anualmente.

«No esperábamos encontrar que comer frutas y vegetales resultase tan importante en proteger a los hombres contra el cáncer. Entre las mujeres no esperábamos que tener sobrepeso representara un factor de mayor riesgo que el alcohol»

Cerca de 100.000 casos (el 34%) de cáncer están relacionados con el tabaco, la dieta, el alcohol y el sobrepeso.

La doctora Rachel Thompson, del World Cancer Research Fund, señaló que el informe se suma a la «ahora abrumadoramente fuerte evidencia de que nuestro riesgo de padecer cáncer se ve afectado por nuestro estilo de vida».

Los investigadores basaron sus cálculos en las cifras pronosticadas para caso de 18 tipos diferentes de cáncer en 2010, utilizando índices de cifras en Reino Unidos para un período de 15 años comprendido entre 1993 y 2007.

En los hombres el 6,1% (9.600) de casos se vinculó a la falta de frutas y vegetales, 4,9% (7.800) al tipo de trabajo, 4,6% (7.300) al alcohol, 4,1% (6.500) al sobrepeso y la obesidad y 3,5% (5.500) a la excesiva exposición del sol y uso de camas solares.

En las mujeres, el 6,9% (10.800) se vinculó al sobrepeso y la obesidad, 3,7% (5.800) a infecciones como el HPV (que causa la mayoría de casos de cáncer cervical), 3,6% (5.600) a la excesiva exposición al sol y a las camas solares, 3,4% (5.300) a la falta de frutas y vegetales y 3,3% (5.100) al alcohol.

«Si hay cosas que podemos hacer para reducir nuestro riesgo de padecer cáncer, deberíamos tratar de hacer todo lo que esté a nuestro alcance».


¿Tu trabajo constituye el centro de tu vida? ¿Tu empleo resta importancia a todo lo demás, incluida la familia, el ocio y la vida social? ¿Es tu refugio? ¿Llevarte trabajo a casa para acabarlo por la noche o los fines de semana es algo habitual en ti? Si es así, puede que seas un adicto al trabajo.

Esta situación define a aquellos trabajadores que, de forma gradual, van perdiendo estabilidad emocional y se convierten en adictos al control y al poder, en un intento por lograr el éxito.

Cómo detectarlo:

Aquí es donde surgen los primeros problemas porque, muchas veces, el entorno de dicha persona no ve mal su comportamiento. Si una persona practica juegos de azar, toma drogas o bebe de forma descontrolada, estas conductas son consideradas reprobables ante uno mismo y ante los demás. Pero trabajar más de la cuenta, incluso en fines de semana o renunciando a las vacaciones, parece algo respetable.

¿Cómo saber si has pasado de trabajar para vivir a vivir para trabajar? Se trata de un proceso gradual: suele oscilar entre los cinco y los veinte años. Comienza como una ambición profesional mayor de la media, que para poder llegar a conseguir sus metas necesita de una dedicación laboral que también está bastante por encima de la media.

Síntomas:

Hay tres grupos diferentes. En primer lugar los cognitivos o mentales: ansiedad e irritabilidad; depresión; necesidad creciente de trabajar más y dedicarle más tiempo al trabajo; preocupación constante por el rendimiento laboral; la sensación continua de estar agobiado, de no llegar a todo; sensación de vacío emocional; la infravaloración de otros tipos de actividad distintos a la laboral.

Otro grupo de síntomas son los fisiológicos: estrés, insomnio y, a largo plazo, hipertensión arterial y aumento de sufrir enfermedades vasculares. El tercer grupo son los síntomas de comportamiento: la necesidad casi compulsiva de realizar listas de cosas por hacer y de anotar en la agenda hasta el más mínimo detalle; incapacidad de estar sin trabajar durante un período prolongado sin experimentar ansiedad, inquietud e irritabilidad; alejamiento de la familia y los amigos.

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Hace unos meses, me sentía un poco fatigado en mi trabajo, y no por la carga de mis tareas, sino porque me di cuenta que mi actividad cero me estaba asfixiando. No tenía ningún tipo de actividad física, y eso me estaba perjudicando, entonces decidí realizar la consulta a mi médico particular y me explicó que mi estilo de vida era producto del sedentarismo.

Al principio no le di mucha importancia, pero me di cuenta que lo que me decía era verdad,  y que debía cambiar este estilo de vida sedentaria, él me comentó que había leído un artículo en una revista, que en 1992, la American Hear Asociation, basada en un gran número de evidencias científicas acumuladas en las últimas décadas, realizó un anuncio oficial de gran importancia médica:

La vida sedentaria fue oficialmente ascendida a un factor de riesgo de enfermedad coronaria”. Esto significa que la vida sedentaria por si sola, puedes llegar al cierre arterial, a la arterioesclerosis y al infarto, producto de la falta o insuficiente cantidad de actividad física

Todas las personas deberíamos realizar gimnasia compensatoria (cuya función es fortalecer los músculos débiles y elongar los cortos) para combatir la unilateridad. Para eso hay que notar cuando ésta exige adoptar ciertas medidas. Para ello disponemos de un sistema de alarma rápida: la parte perjudicada emite señales que anuncian cansancio y si persiste la carga se siente dolor.

Empezar mi día tomando o comiendo cualquier galleta, todo el día sentado, pendientes del email  y el teléfono, para llegar al almuerzo y devorar cualquier comida grasosa en un restaurante o confitería, consumiendo una  gaseosa o vaso de vino.

Hay que proponerse a cambiar. Que tal seguir estos pasos:

  • Levantarme una hora antes de mi horario normal.
  • Realizar 30 minutos de actividad física y descansar durante 15 minutos.
  • Desayunar con frutas y cereales.
  • A media mañana y a media tarde tomarme un descanso de 20 minutos en mis tareas mientras  tomo una colacion, sin celulares y fuera del lugar de trabajo.
  • Almorzar ensaladas o comidas bajas en grasa.