El Sentido de la Vida
Lo extraordinario cuando es parte de la vida cotidiana nos parece cosa normal. A veces no tenemos tiempo para darnos cuenta de lo afortunados que somos al haber nacido. Todas las probabilidades estaban en contra, pero sin embargo hemos tenido la suerte de estar aquí dándonos cuenta de que realmente somos nosotros.
Un árbol, un pájaro o una planta, también son nuestros compañeros de vida en esta extraordinaria y hasta el momento única nave llamada tierra, en donde viajamos a un destino desconocido e incierto aún antes de nacer. Sí. Antes de nacer existíamos en otras formas y en diferentes cuerpos, parece increíble esto, pero algún día todos fuimos proyectos en los genes de nuestros padres que por alguna misteriosa y afortunada casualidad (para nosotros) decidieron conocerse y amarse.
¿De qué sirve la belleza de una flor, si no hay algún ser pensante que la admire y le de la connotación de bella?
La cosa es más preocupante aún, si pensamos en la posibilidad de que la raza humana nunca hubiera existido. Todo estaría perdido: nadie jamás sabría que era posible tanta belleza como la que disfrutamos a diario en nuestro entorno.
Sabemos donde vivimos y sabemos cómo nacimos, pero no sabemos de donde partimos y hasta cual estación llegaremos. Somos ante todo viajeros espaciales que vamos como en un enorme tren, asombrándonos y admirando las cosas que pasan por las ventanas. A veces se bajan algunos pasajeros que tampoco saben a donde van y suben otros que no nos pueden explicar qué había en su estación.
Las maletas de nuestro viaje tienen grandes tesoros; están llenas de cosas que el mismo y desconocido maquinista que conduce nuestro tren nos envía: tenemos casas, terrenos, automóviles, plantas, camas y comida. Bueno, algunos pasajeros lo tienen, otros como fantasmas aunque son nuestros compañeros en el viaje, no logran tocar lo que en el tren existe.
Somos capaces de crear cosas que tangiblemente no tienen forma definida y además son invisibles; inventamos el amor y la amistad, que es nuestro cinturón de seguridad y salvavidas a la vez en este extraño y surrealista viaje.
Un día, nos encontramos en un vagón. De pronto el viaje tenía un sentido diferente, Ahora debido a esa casualidad, todos se descubrieron como seres hermosos capaces de crear cosas que solo pueden imaginarse los que tienen la virtud y el privilegio de amar a los demás.
El amor existe. Es tan grande el sentimiento que el día que nos toque bajar en nuestra estación es lo único que podemos dejarle a los que siguen.
La vida es una idea, una fantasía pasajera que solo sirve para que el amor viva en ella. Definitivamente, el amor existe porque estamos juntos compartiéndolo.