Carta de una mujer indígena
Convivo con lo que me rodea, con la lluvia, el viento, la montaña, el cielo…
Soy feliz en estas soledades… tengo tiempo para contar las estrellas, tiempo para poner mis sueños al día, para danzar con los pájaros sintiendo el aire fresco del amanecer y hablar en silencio con los animales, con las plantas, con los espíritus…
Sé sembrar con la Luna los frutos del alimento, teñir la lana para hacer el tejido, hacer medicina como me enseñó mi abuela, cantar al nuevo día.
Sé amasar sencillamente con fidelidad y con ternura…
Soy mujer indígena, mujer como la Madre tierra, fértil, callada, protectora y fuerte.
Yo no sé de economía, ni de bancos, ni de política ni subvenciones.
Pero si sé cuando mi mundo está en peligro y sé cuándo las cosas son buenas o no.
No entiendo de muchas cosas, a la gente del gobierno que vienen con muchas promesas, palabras de aire cuando hay elecciones y después nada…
A los que vienen a querer cambiar mi mundo, mis vestidos, mi espiritualidad, a mí.
No entiendo a los que roban,
Los que experimentan con mis hijos, o les sacan sus órganos para los winkas ricos,
Los que mienten,
Los que me sacan las tierras, los que me explotan,
Los que intercambian mi arte y mis tejidos por comida o alcohol y me pagan una miseria por el trabajo de meses para venderlos en las ciudades lejanas de Europa.
No entiendo a los que se hacen mis amigos para sacarme conocimientos,
Los que vienen con grandes máquinas para talar el bosque,
Los que agujerean la tierra para sacarle su sangre,
Los que esconden en la comunidad basura en bidones para contaminarnos,
Los que nos ponen vacunas,
Los que experimentan con mi sangre, los que tienen buena fe y creen que vienen a ayudarme a integrarme poniéndome cables de luz y trayendo la “caja boba” para confundirme,
Los que me ponen zapatos,
Los que quieren cambiar mis costumbres ancestrales,
Los que me miran como un bicho raro y me sacan fotos,
Los que quieren que baile por dinero,
Los que vienen con muchas palabras bonitas a hacer iglesias en nuestros lugares sagrados,
Los que intentan esclavizarme con dependencias ajenas a mi cultura,
Los que entran armados en nuestras tierras para echarnos,
A los extranjeros que vienen de vacaciones de guerrilla a enfrentarme con los militares y luego se van protegidos a sus lejanas tierras… a veces las cosas se ponen peor para nuestra gente, nos apresan, nos matan…
Tampoco entiendo a los que me desprecian,
Los que me ignoran,
Los que no les importo nada y me roban todo, hasta mi dignidad…
Soy mujer indígena y sé lo que quiero… cambiar cosas, esas cosas que duelen dentro y se van agrandando como la impotencia, el desamparo, la destrucción, las palabras incumplidas, el desamor y ese sentimiento de estar siendo violada constantemente.
Quiero gritar ¡Déjenme en paz!… Quiero seguir viviendo así simplemente, con la tierra y mi gente, la que ríe, la que crea, la que vibra, la que vive la vida así como es, sin alterar las cosas, la que comparte, la que acaricia, la que no tiene prisa y ama sin esperar nada, la que no se aburre…
Quiero que me respeten, soy mujer de la tierra, fuerte como el árbol que resiste al viento como el junco en la corriente, firme como la montaña más alta, frágil como el colibrí y dulce como los atardeceres.
Soy mujer indígena, hija de la tierra y el sol y aunque no entienda muchas cosas, se lo que quiero, tengo esperanza y sé que las cosas van a cambiar
Carta a la mujer indígena – Guatemala
DE: Patricia Araya, Poeta chilena.
Carta a la mujer indígena – Guatemala
A; mí querido amigo, Dr. Rafael Mérida Cruz-Lascano
Mujer indígena siempre he sentido admiración por tu raza, el temple fuiste tallada para ser el espejo de la madre tierra, sencilla, tímida, de sonrisa apenas asomada a la comisura de los labios, de mirada ida contemplando a los dioses en la profundidad de tu alma, en plegaria, rito, canción. Por dentro tu cuerpo bulle misterio, oscuridad florida, sobre el huipil estelar; fuiste creada.
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Será por eso, que nunca te cortaron el cordón umbilical, unida vas perpetua, a los forjadores de ese inmenso amor, profesas a nuestra madre Tierra.
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De tus entrañas salen yacimientos de oro, platino, plata y das vida regocijantes hijos: ríos, lagos, lagunas, cenotes, cataratas y volcanes.
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Tu cuerpo es árbol ceiba sagrada, ancestral, terminando en raíz gruesa, yéndose en la profundidad de la vía láctea, dando oro blanco algodonado a tus hijos, vástagos, de flora diversa y coloridos tonos tierras.
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Tu piel dorada es amasijo del maíz, y sus granos provisión dulce de cacao, alimento que endulza lágrimas amargas.
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Tu cabeza adornada de coloridas cintas unidas a tus cabellos, trenzadas hiervas, diversos aromas, aura tocado, no permite enfermedades entren en su templo.
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En tus caderas, quedaron tatuada la faz de la tierra, donde suele haber talegos de amor de madre, donde la matriz cielo, es el jardín de juego de tus hijos y la matriz tierra, es la biblia, enseñanza, desde cuando no había ningún ave, pez, ni animal, tampoco sonido; solo mar, tierra, y el vasto cielo, para crecer espiritual.
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Tu alma va vestida de rojo carmesí, verde profundo de los mares, alas de quetzal viajera, en la libertad misma, del viento.
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Tus pasos por la vida están marcados por el calendario Maya, donde tus días siderales se marcan en la orbita de la tierra alrededor del sol y tus hermanas las pléyades siempre contemplándote desde
la estrellada distancia. Tu lumbre es origen lunar.
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Tus cabellos largos son surcos en la tierra, dando paso al agua salvadora y fértil semilla donde nace el maíz, cuyuxcate, moral, campeche y el marañón. Cuando con tus dulces dedos, siembras la tierra y cuando tus espaldas se inclinan en reverencia a ella, el amor llega desde las constelaciones se unen a ese rio de sol, agua y verde sembradío, crece entonces oro, desde tus simientes, maíz, frijoles, calabazas, tomates, yuca y algodón; es el alimento de tus hijos.
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Eres escritura laboriosa y sobre los telares quedan descritos como un arte sin igual en el mundo. Pues mírate mujer, llevas flores bordadas alrededor de tu pecho, como también a tu cuello y has ido dejando registros de tu firma, por todos los pueblos has ido caminando.
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Tu voz descrita en los colores rojos, amarillos, negros y blancos. Todos los símbolos has aprendido de la naturaleza misma. Ella, tu madre, fue quien te invitó a pintar entregándote los aceites esenciales, salvia de corteza de
arboles, ungüentos de alas de libélula y conchas marinas; con estas
herramientas sutiles, has ideado el más hermoso lenguaje, fonético, silabario en los glifos sedosos, de tu telar.
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Mujer religiosa, sacerdotisa, piedra jade, más preciada que el oro, eres monumento, pedestal, tus pies jade, obsidiana y pedernal. Cariz de tu pueblo, donde nos llevas por un hermoso paisaje de orquídeas blancas y ensenadas multicolor.
He aquí la más bella flor indígena guatemalteca.
A mi hermana ancestral de Guatemala
Con todo el amor universal
Homenaje al Bicentenario de Guatemala
Patricia Araya, CHILE.
Inmensamente emocionado, sumamente agradecido, recibo esta dedicatoria que prometo darla a conocer directamente a los medios y al mundo entero. Soy recipiente de una «JOYA LITERARIA» y mi obligación es dignificar a nuestra mujer indígena, y lo hago… (dar mi agradecimiento) como solamente lo hace un poeta guatemalteco a una GRANDE POETA chilena:
“CANTO A LA MUJER”
A: Patricia Araya, Poeta chilena.
Meridiano, con versos quebrados, Bilingüe
Yo le canto a Ixoq Mun
Rafael A`an aj wi`
A Ixchel, que canta a la Pacha Mama
La poeta antes de nacer
da Kab’laju Ajmaq canción
por eso mi admiración
li nawaj xnawb`al
Es Jade para la kakupak`at
Por tu plegaria a ramaq’
Mi holocausto una becerra
tu poema Sa linch’ool,
Porque mi ofrenda no yerra
yo correspondo a Aawixim
ma tu páajtal in tuubsik.
Esa raíz me va Aj`tuul,
CASTELLANO
Yo le canto a la mujer
(Rafael dice lo mismo)
Ixchel que canta a la tierra
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la poeta antes de nacer
da calendario canción
por eso mi admiración
es lo que quiero saber
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Es Jade para la guerra
Por tu plegaria a mi raíz
Mi holocausto una becerra
tu poema me hace feliz
Porque mi ofrenda no yerra
yo correspondo a tu maíz
que no dejo de extrañar.
Esa raíz me va embrujar
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Dr. Rafael Merida Cruz-Lascano
“Hombre de Maíz” Guatemala C.A.
Embajador por LA PAZ
Glosario:
Ixoq Mun:……………….… La Mujer
Rafael A`an aj wi` : … Rafael le dice lo mismo
Pacha Mama:…………… Tierra
Kab’laju Ajmaq: …….………Calendario Maya
Ixchel : ……………………Diosa de la luna
LI NAWAJ XNAWB’AL:….Es lo que quiero saber
Kakupak at…………….……..Dios de la Guerra
ramaq’:………………..…….. Mi Nación, mi raíz.
Sa linch’ool,:……………..…soy feliz: me hace feliz.
Aawixim.:…………..…..……Tú maíz.
ma tu páajtal in tuubsik:.. que no dejo de extrañar.
tuul :……………….………embrujar