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La misión común que tenemos los seres humanos es “aprender” a tener la mente abierta para alcanzar en la corta vida que tenemos a conocer la riqueza que nos ha brindado Dios, La Energía, El Universo…riquezas que se encuentran en la naturaleza, en los seres humanos, en las cosas más sencillas y que muchas veces con el pasar de los años dejamos desapercibidos.

Desde que nacemos somos receptores, entendemos muy bien y sabemos a qué hemos venido, por eso es que todas las cosas a nuestro alrededor nos “causan curiosidad y nos llaman la atención”. Queremos cada vez más conocer el significado de su existencia, cómo funcionan, qué tienen por dentro, no se nos queda una sola parte por escudriñar y disfrutamos de todos los pequeños detalles. Si queremos algo y no lo tenemos a nuestro alcance nos valemos de cualquier otro elemento que sí podamos coger y soñamos y nos imaginamos que tenemos lo otro.

Pero después vamos aprendiendo poco a poco “NUESTRO MUNDO” y vamos rutinizando tanto nuestras acciones que ya no nos llaman la atención las mismas cosas que anteriormente nos fascinaban y encantaban.

Llegado este punto debemos parar, meditar y concentrarnos hacia dónde queremos ir  y  qué otra cosa diferente vamos a aprender. Todos los días tenemos la oportunidad de aprender algo nuevo, sin importar nuestra edad.  Nuestro Universo es tan grande y diverso y hay tantas maravillas por descubrir que nos falta tiempo por vivir para alcanzar a entenderlo.

El tener claro que no somos producto terminado y cumplir todos los días nuestra misión de Aprender nos mantiene activos, felices y motivados para seguir nuestro camino.

“Aquel que quiera aprender a volar algún día, debe primero aprender a ponerse en pie y caminar y correr y trepar y bailar; no se puede ir volando a volar”

Friedrich Nietzsche

William Kamkwamba, un niño de Malawi, a la edad de 14 años, en la pobreza y hambruna,  construyó un  molino de viento para dotar a su casa de electricidad. Ocho años más tarde, explica con sus propias palabras la emotiva historia del invento que cambió su vida.

Este joven nos enseña que cuando nos enfrentamos a situaciones extremas, si tenemos un sueño por cumplir, nos llena de motivación para sacar lo mejor de cada situación por precaria que se nos presente, y podemos convertir los obstáculos en un medio para alcanzar nuestros objetivos.

William vivía en la extrema pobreza con hambre y sin educación(porque si pagaba sus estudios no comía por lo menos una vez al día), pero buscó estudiar por su cuenta. Estaba determinado a hacer todo lo que pudiera para recibir educación. Así que fue a la biblioteca, leyó libros de ciencia, especialmente de física y aunque no entendía el idioma, veía los diagramas y las fotos para aprender las palabras alrededor de ellos.

Allí encontró un libro que decía que un molino de viento podía bombear agua y generar electricidad. Bombear agua significa riego. Una defensa contra la hambruna que pasaba con su familia en ese tiempo. Así que se aventuró a construir un molino de viento. Pero no tenía materiales, entonces buscó en el almacén de chatarra donde acondicionó lo que tenía para lograr su sueño, aunque mucha gente, incluyendo su madre, decía que estaba loco. Su invento lo llevó a viajar y a dar conferencias como la que puedes ver a continuación.

En sus palabras: «Si estás luchando por tus sueños, confía en tí mismo y cree. No importa lo que pase. No te rindas!»

 

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Se sugiere recurrir a las drogas medicinales únicamente después de que TODAS las curas naturales han fallado.

Los métodos curativos de la naturaleza podemos encontrarlos en muchas tradiciones. El poder curativo de las plantas medicinales, de la arcilla, el agua pura, el aire, y el cuidado afectuoso, es lo mejor que tenemos a disposición.

Practica la medicina preventiva, si te sintes mal es por que alguna señal te esta dando tu cuerpo, busca un médico naturista que te ayude a descubir de que se trata tu malestar.

Hoy en día puede resultar difícil encontrar buenos expertos en esas ciencias, pero vale la pena intentarlo.

Recuerda que la prevención de enfermedades, por lo menos, es más fácil de aprender.

La humanidad ha buscado diferentes soluciones en los últimos cien años. Pero tanto el avance tecnológico como la industrialización, han fallado en mejorar el carácter del hombre y en crear un medio ambiente equilibrado. No estamos dejando un planeta saludable, ni mucho menos un sistema que funcione, como para vivir tal como hemos estado acostumbrados hasta ahora.

La vida sofisticada de alta tecnología que nos han presentado como la meta, no es posible concretarla ya que no existen los suficientes recursos naturales como para que cada ser humano pueda «disfrutar» de una vida al estilo europeo o americano. Por ello, la necesidad de un cambio se ha hecho inevitable. Siempre hemos deseado ser progresistas y exitosos, y ahora es nuestra última oportunidad para hacer lo correcto. En teoría esto es fácil, tan sólo basta con aceptar una forma de vida espiritual donde no se permita hacer daño a los demás.

Debemos también aprender, de la mejor forma posible, a construir casas económicas con elementos naturales que no perjudiquen la salud. La nueva tecnología ya está adoptando el uso de materiales naturales tales como barro, bambú, paja y piedra pómez, y éstos se están popularizando.

  • Trate de vivir sin electricidad siempre que le sea posible. Use energía alternativa como la proporcionada por el sol y el viento. Coma en tal forma que se preserve la energía para otros.
  • No se vista con fibras artificiales, pues el material sintético no permite respirar a los poros del cuerpo. Apoye la industria casera y los oficios de artesanía, ya que de las cosas naturales emanan vibraciones saludables. El algodón, yute, cáñamo, son muy buenas fibras naturales para vestidos y muchos otros utensilios. Usted sentirá la diferencia tan pronto se deshaga de todo material no natural que lo rodee.
  • No use pinturas venenosas. Muchas pinturas y materiales artificiales despiden veneno en forma constante, y éstos poco a poco afectan la salud.
  • No destruya la capacidad auditiva con sonidos ensordecedores. Desarmonía sin sentido, a muy alto volumen, daña nuestra capacidad meditativa e intelectual. Muchos grupos de música moderna causan efectos indeseados, y perturban nuestra salud y equilibrio.
  • No apoye las compañías que perjudican la naturaleza y a nuestros semejantes.
  • No más televisión, pues contamina a los niños y a los adultos de muchas maneras, como por ejemplo: aumenta la violencia, causa pérdida de imaginación  y disminuye la comunicación familiar.
  • Evite el uso de muebles innecesarios, que sólo por vanidad, acaban con los árboles. Utilisemos sólo lo indispensable y dediquemos más tiempo a nuestra vida espiritual y a nuestros niños. La adquisición de bienes suntuosos es muestra de nuestra ignorancia y es un intento por competir con otros adoradores solitarios de la materia.
  • No preste atención a los avisos económicos. Invierta parte de su dinero en algo útil para Dios, el mundo y las necesidades propias. No conservemos más intereses separados del interés universal.

Sufrimos el problema de la lluvia ácida, los niveles de ozono se están agotando donde son más necesarios y aumentan donde son dañinos.

Los fertilizantes químicos y los insecticidas venenosos se encuentran en todos nuestros alimentos; la violencia y la pornografía están en las noticias y redes, cuyas publicaciones llenan nuestros cerebros con la más repugnante suciedad; la gente a su vez es tan ignorante, que piensa que la farmacia le venderá una solución para todos sus males.

Drogas, que alteran la mente, intoxican a millones de personas. La tecnología del genética, y la irradiación de alimentos, están introduciendo cambios radicales en el mundo, y producen efectos que pueden perjudicar irreversiblemente nuestro bienestar biológico natural.

Si queremos ser saludables, tenemos que cambiar muchas cosas. Para tener salud, la limpieza es necesaria. Es importante también limpiar nuestra mente y aprender a satisfacernos con los regalos de Dios, pues esto nos dará fuerza para vivir en forma correcta.

«Es importante tener un sentido de seguridad, la sensación de estar preparado, el conocimiento pleno de que, venga lo que venga, podrás enfrentarte a ello, manejarlo … e incluso disfrutar haciéndolo».

«También es una buena enseñanza encontrarte frente a una situación que no puedes manejar y, al reflexionar sobre ello más tarde, darte cuenta de que esa enseñanza te resultó útil en muchas, muchas formas distintas. Te permitió medir tus fuerzas».

«También te permitió descubrir áreas en las que necesitabas emplear más a fondo la seguridad en ti mismo, sacar más de tu potencial interior…Reaccionar ante lo bueno y lo malo y manejar ambas cosas adecuadamente: ahí es donde reside el verdadero gozo de vivir».

Palabras del psiquiatra Milton H. Erickson

Lo que una vez disfrutamos, nunca lo perdemos. Todo lo que amamos profundamente se convierte en parte de nosotros mismos.

Hellen Keller

Cuando era pequeña me encantaban las adivinanzas y la sensación que tenía mientras las resolvía. Me he encontrado una que nos hace reflexionar sobre el tesoro más valioso que tenemos. Lo interesante es que mientras la resuelves te deja una gran enseñanza. Aquí va, anímate a resolverla:

Tres hermanos viven en una casa:

son de veras diferentes;

si quieres distinguirlos,

los tres se parecen.

El primero no está: ha de venir.

El segundo no está: ya se fue.

Sólo está el tercero, menor de todos;

sin él, no existirían los otros.

Aún así, el tercero sólo existe

porque en el segundo se convierte el primero.

Si quieres mirarlo

no ves más que otro de sus hermanos.

Dime pues:¿los tres son uno?,

¿o sólo dos?, ¿o ninguno?

Si sabes cómo se llaman

reconocerás tres soberanos.

Juntos reinan en un país

que ellos son. En eso son iguales.

La he encontrado en el libro Momo del autor Michael Ende.

En esta videoconferencia del Dr. Alejandro Junger, autor del libro Clean, explica los resultados del estudio a través de su experiencia personal y más adelante con sus pacientes y concluye que el cuerpo humano si le damos el material necesario puede sanar absolutamente todas las enfermedades.

Alejandro Junger , nacido en Uruguay es doctor en medicina (M.D.), especializado en medicina interna y cardiología en NuevaYork, también estudió Medicina Oriental en la India. Después de observar y estudiar los dos enfoques de la medicina occidental alópata y medicina oriental nos enseña lo siguiente:

Los seres humanos somos parte de la naturaleza y en el diseño de la naturaleza no hay información  para crear enfermedad lo único que la naturaleza diseña es cómo adaptarse para sobrevivir. Lo que nosotros vemos como enfermedades crónicas son mecanismos de adaptación y sobrevivencia del cuerpo.  Las enfermedades crónicas son una manera de adaptación de las células y órganos del cuerpo para sobrellevar un desequilibrio, si cambiamos de hábitos la situación cambiará, si seguimos por un periodo de tiempo con la misma alimentación física, mental y emocional que genera el desequilibrio ahí aparece la llamada «enfermedad crónica».

Las enfermedades  causadas por bacterias, virus y parásitos o sea por un invasor, se pueden minimizar y hasta evitar si tenemos nuestro sistema inmunológico alto.

Con respecto a las enfermedades genéticas: el tener un gen que nos predispone a cierta enfermedad no quiere decir que estemos condenados a sufrirla. Los genes se prenden o se apagan de acuerdo  a la presencia o ausencia de ciertos nutrientes, la cantidad, la combinación, la frecuencia y las emociones durante las comidas. O sea que depende de la manera cómo nos nutrimos que podamos sufrir o no de estas enfermedades que tenemos en nuestro código genético.

El órgano  base de la salud en el cuerpo humano intestino, pues es allí donde saca los nutrientes y los absorbe para distribuirlos en el resto del organismo. Si los intestinos están enfermos es ahí donde empieza la salud y la enfermedad general. Los intestinos se enferman porque en la comida que ingerimos pueden faltar nutrientes o porque  puede tener químicos como es el caso de los conservantes, colorantes, estabilizantes etc.

Hoy en día la mayoría de las enfermedades crónicas se prenden como mecanismos de defensa y hay forma de apagarlas volviendo a generar las condiciones más similares a las que la naturaleza diseñó para la optimización de las funciones biológicas.

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