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La forma como nos comunicamos  con el mundo afecta de manera positiva o negativa nuestras relaciones. Siempre debemos buscar la mejor manera para decir las cosas, pues una misma verdad genera diferentes resultados de acuerdo a la forma cómo se comunique. Aquí una historia sacada de Las Mil y una noches que nos hace reflexionar al respecto.

En un país muy lejano, al oriente del gran desierto vivía un viejo Sultán, dueño de una inmensa fortuna.

El Sultán era un hombre muy temperamental además de supersticioso. Una noche soñó que había perdido todos los dientes. Inmediatamente después de despertar, mandó llamar a uno de los sabios de su corte para pedirle urgentemente que interpretase su sueño.

– ¡Qué desgracia mi Señor! – exclamó el Sabio – Cada diente caído representa la pérdida de un pariente de Vuestra Majestad.

– ¡Qué insolencia! – gritó el Sultán enfurecido – ¿Cómo te atreves a decirme semejante cosa? ¡Fuera de aquí!

Llamó a su guardia y ordenó que le dieran cien latigazos, por ser un pájaro de mal agüero. Más tarde, ordenó que le trajesen a otro Sabio y le contó lo que había soñado. Este, después de escuchar al Sultán con atención, le dijo:

– ¡Excelso Señor! Gran felicidad os ha sido reservada. El sueño significa que vuestra merced tendrá una larga vida y sobrevivirá a todos sus parientes.

Se iluminó el semblante del Sultán con una gran sonrisa y ordenó que le dieran cien monedas de oro. Cuando éste salía del Palacio, uno de los consejeros reales le dijo admirado:

– ¡No es posible! La interpretación que habéis hecho de los sueños del Sultán es la misma que la del primer Sabio. No entiendo por qué al primero le castigó con cien azotes, mientras que a vos os premia con cien monedas de oro.

– Recuerda bien amigo mío –respondió el segundo Sabio– que todo depende de la forma en que se dicen las cosas… La verdad puede compararse con una piedra preciosa. Si la lanzamos contra el rostro de alguien, puede herir, pero si la enchapamos en un delicado embalaje y la ofrecemos con ternura, ciertamente será aceptada con agrado…

– No olvides mi querido amigo –continuó el sabio– que puedes comunicar una misma verdad de dos formas: la pesimista que sólo recalcará el lado negativo de esa verdad; o la optimista, que sabrá encontrarle siempre el lado positivo a la misma verdad».

Diversos estudios apuntan a que ser optimista y tener emociones positivas permite mejorar nuestras relaciones sociales, intelectuales y físicas.

Al parecer aunque según investigación realizadas en la Universidad de Texas que hallaron un gen relacionado con la serotonina, el cual aumenta una región específica del tálamo cerebral denominada pulvinar, en donde radican las emociones negativas y esto inclinaría a un persona hacia el pesimismo, la actitud tomada ante los diferentes sucesos en la vida puede marcar una notable diferencia, que influye en diversos aspectos incluyendo la salud.

Según el psicólogo C.R. Zinder, de la Universidad de Kansas, los resultados en los exámenes académicos dependen más de una actitud optimista que del coeficiente intelectual del alumno.

Según estudios realizados en la Universidad de Wisconsin el pesimismo nos vuelve más vulnerables a infecciones, mientras que el ser optimista activa nuestro sistema inmunológico, endocrino y nervioso haciendo que enfermemos menos.

La esperanza de vida de los pesimistas se reduce hasta 19%, de acuerdo con una investigación de la Clínica Mayo, mientras que los optimistas se enfrentan a menos factores de estrés, tienen postoperatorios más fáciles y su recuperación es más rápida. Los varones con una percepción positiva de su salud cardiovascular tienen un índice de mortalidad tres veces menor.

El pensamiento positivo también puede proteger contra cáncer de mama según una investigación de Ronit Peled, de la Universidad israelí Ben-Gurion del Negev.

Así que si quieres vivir más, empieza a ser más optimista!

La envidia se basa en el ego, el orgullo, la capacidad de auto-superación, la felicidad y actitud positiva. Estas son las 5 características principales que forman la envidia. Y por lo tanto ésta se va desarrollando a lo largo de toda la vida y como la persona ha afrontado las complicaciones a lo largo de la misma.

Para superar la envidia negativa, muy negativa o neutral tendrás que aprender a dominar tu ego en vez de que él te domine a ti.

Tendrás que ser humilde, admitir cuando alguien te ha ganado y elogiarlo por ello. Tendrás que admitir que puedes fracasar porque no eres perfecto, eres humano. Deberás guardar tu orgullo, tienes que estar muy por encima de tu orgullo y tu ego, deberás controlarlos en vez de que ellos te controlen a ti.

Tendrás que motivarte en auto-superarte constantemente, ver la vida de forma más positiva y las circunstancias también, tendrás que ser alguien a quién le satisface su vida.
Como vemos tienes que adoptar una serie de cualidades en ti que garantizarán que tengas una envidia muy positiva hacia las demás personas.

Lo siento, no hay fórmula mágica, yo te doy las claves para cambiar, eres tú quién tiene que decidir cambiar y hacerlo. Ahora tienes las herramientas, úsalas.

Estas son algunas de las características de las personas envidiosas:

  • Estar comparándose constantemente con los demás, ya sea por la personalidad o posesiones de la otra persona.
  • Estar inconforme consigo mismo.
  • Molestarse ante la felicidad o éxito de los demás, desear que todo le vaya mal a los demás para sentirse menos infeliz.
  • La persona envidiosa no vive en torno a ella sino a lo que otros tienen, lo desearían tener o de lo que carece.
  • Se torna una persona burlona, mal hablada, pesimista, crítica.
  • No reconoce la envidia.