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La realidad es el lugar presente que puede medirse y donde yo puedo actuar: los hechos y sucesos que están frente a mí.

La realidad no es ni buena ni mala, es neutra.

La realidad externa es neutra. La realidad interna, si la miro desde el amor, tiene una dualidad: es una realidad de sufrimiento o es una realidad de satisfacción. Suponemos que lo que está afuera es lo que tiene dualidad, más no es así. Lo que tiene dualidad es lo que yo tengo adentro.

Aquí viene la afirmación científica. La interpretación que yo hago de la realidad puede ser engañosa; por lo general lo es, a menos que la mire desde la sabiduría. Pero la realidad como tal, no es engañosa; es un resultado verificable, está presente; no es bueno ni malo, es neutro.

¿Qué es bueno o malo? La interpretación mental que yo hago de un hecho cualquiera puede ser buena o mala; por eso es engañosa. Pero el hecho concreto no es ni bueno ni malo: es real.

Sacado de: Escuela dela Magia del Amor de Gerardo Schmedling

Paciencia y Persistencia son algunas de las enseñanzas que nos deja  Bill Poter, un hombre norteamericano nacido en 1932.

En el momento de nacer, Bill  fué lastimado en su cabeza por los fórceps generándole una parálisis cerebral que produjo dificultad en sus movimientos y en su hablar de por vida. Por esta razón, y pese a varios intentos en varias empresas, Bill no pudo conseguir empleo a temprana edad.  Su madre lo educó dándole siempre la confianza en él mismo de que podía lograr grandes objetivos y manejar su discapacidad. Con este impulso y apoyo, Bill Porter a sus 23 años logró convencer después de varios intentos, a la compañía  Watkins Incorporated  para darle un trabajo de vendedor de puerta en puerta de sus productos para el hogar.  Con el tiempo, Bill consiguió que la zona a su cargo fuera la más productiva de la compañía convirtiéndose en vendedor estrella y ejemplo para muchos de sus compañeros y personas a su alrededor.

Su experiencia no fue fácil pero cargado de amor y el  firme propósito de que era capaz de hacer lo que se propusiera alcanzó una carrera de más de 50 años con la compañía Watkins,  incluso después de la llegada de la tecnología que cambió la forma de acercarse al cliente como ventas telefónicas e internet.

Su carisma, su imperioso positivismo y espíritu indomable han servido de inspiración para mostrar al mundo lo que con firme determinación, amor, paciencia y persistencia se puede lograr y ha quedado plasmado en:

  • El periódico The Oregonian en el año 1995  publicó un reportaje de la vida de Bill Porter con lo que se dio a conocer a más personas en el mundo.
  • Película «Door to Door» realizada para televisón por TNT en el año 2002 con William H. Macy, Kyra Sedgwick y Helen Mirren, galardonada con seis premios Emmy: excelente versión de la vida de Bill que muestra las dificultades que pudo sortear y el coraje con que salió adelante.
  • En el año 2009 la red japonesa TBS emitió también una telenovela llamada «A Domicilio» basada en la vida de Bill Porter
  • Libro «Diez cosas que aprendí de Bill Porter» escrito por Shelly Brady

Mira la película «Door to Door» aquí:

En el universo existen varias leyes que rigen todo cuanto existe, una de ellas es la dualidad o polaridad. Esta ley se manifiesta en todos los seres y acontecimientos, y ha sido explicada en varias culturas de diferentes maneras pero con el mismo fondo.

Está expresada como una de las leyes Universales del Kybalión, también es el principio del Ying y el Yang, el cual promulga que no hay algo que sea totalmente negro o totalmente blanco, siempre lo frío tiene algo de calor y el calor tiene algo de frío, en la salud hay enfermedad y en la enfermedad hay salud, y en un determinado momento se pueden revertir estas condiciones. Por ello al juzgar estamos viendo solamente una parte del todo, solamente un grado.

Este principio de dualidad lo podemos observar aún más claro en el comportamiento humano pues al mismo tiempo que tenemos inmensas y abundantes virtudes podemos tener infinidad de defectos, de nosotros depende qué lado vamos a escoger para seguir el camino de nuestra vida.

En la siguiente historia que aparece en el libro “La culpa es de la Vaca 2” se puede ver un ejemplo de este comportamiento, si la historia es verídica, no lo sabemos, pero de acuerdo a la ley de dualidad cabría en el mar de posibilidades.

LA ÚLTIMA CENA

La obra titulada La última cena, de Leonardo Da Vinci, fue pintada en un período de siete años. Las imágenes que representan a los doce apóstoles y a Jesús al parecer fueron retratos de personas reales. Cuando se supo que Da Vinci pintaría esta obra,  cientos de jóvenes se presentaron ante él para ser seleccionados. La persona que sería el modelo para ser Cristo fue la primera en ser seleccionada.

Da Vinci buscaba un rostro que reflejara una personalidad inocente, pacífica y que a  la vez fuera bien parecido. Buscaba un rostro libre de los duros rasgos que deja la vida intranquila del pecado. Finalmente, después de algunos intentos, seleccionó a un joven de 19 años de edad como modelo para representar la figura de Jesús.

Casi durante seis meses Leonardo trabajó para pintar al personaje principal de esta formidable obra. Durante los siguientes seis años continuó su obra buscando personas que representarían a doce apóstoles, dejando para el final a aquel que representaría a Judas.

Por muchas otras semanas estuvo Leonardo buscando a un hombre con una expresión fría y dura. Un rostro marcado por la decepción, la traición, la hipocresía y el crimen. Un rostro que identificara a una persona que sin duda traicionaría a su mejor amigo.

Después de muchos fallidos intentos en la búsqueda de este modelo, llegó a oídos de Da Vinci que existía un hombre con esas características en el calabozo de Roma. Este hombre estaba sentenciado a muerte por haber llevado una vida llena de robos y asesinatos. Leonardo vio ante él a un hombre cuyo maltratado cabello largo caía sobre su rostro escondiendo unos ojos llenos de rencor, odio y ruina: al fin había encontrado a quien modelaría a Judas en su obra.

Gracias a un permiso de sus carceleros, el prisionero fue trasladado a Milán al estudio del maestro. Por varios meses este hombre se sentó silenciosamente frente a Leonardo mientas el artista continuaba con la ardua tarea de plasmar en su obra al personaje que había traicionado a Jesús. Cuando le dio la última pincelada a su obra, se dirigió a los guardias del prisionero y les dijo que se lo llevaran.

Cuando salían del recinto, el prisionero se soltó de los guardias y corrió hacia Leonardo Da Vinci gritándole:

-¡Da Vinci! ¡Obsérvame! ¿No reconoces quién soy?

Leonardo Da Vinci lo estudió cuidadosamente y le respondió:

-Nunca te había visto en mi vida hasta aquella tarde en el calabozo de Roma.

El prisionero levantó los ojos al cielo, cayó de rodillas y gritó desesperadamente:

-Leonardo Da Vinci, ¡Mírame nuevamente: yo soy aquel joven cuyo rostro escogiste para representar a Cristo hace siete años…!

La misión común que tenemos los seres humanos es “aprender” a tener la mente abierta para alcanzar en la corta vida que tenemos a conocer la riqueza que nos ha brindado Dios, La Energía, El Universo…riquezas que se encuentran en la naturaleza, en los seres humanos, en las cosas más sencillas y que muchas veces con el pasar de los años dejamos desapercibidos.

Desde que nacemos somos receptores, entendemos muy bien y sabemos a qué hemos venido, por eso es que todas las cosas a nuestro alrededor nos “causan curiosidad y nos llaman la atención”. Queremos cada vez más conocer el significado de su existencia, cómo funcionan, qué tienen por dentro, no se nos queda una sola parte por escudriñar y disfrutamos de todos los pequeños detalles. Si queremos algo y no lo tenemos a nuestro alcance nos valemos de cualquier otro elemento que sí podamos coger y soñamos y nos imaginamos que tenemos lo otro.

Pero después vamos aprendiendo poco a poco “NUESTRO MUNDO” y vamos rutinizando tanto nuestras acciones que ya no nos llaman la atención las mismas cosas que anteriormente nos fascinaban y encantaban.

Llegado este punto debemos parar, meditar y concentrarnos hacia dónde queremos ir  y  qué otra cosa diferente vamos a aprender. Todos los días tenemos la oportunidad de aprender algo nuevo, sin importar nuestra edad.  Nuestro Universo es tan grande y diverso y hay tantas maravillas por descubrir que nos falta tiempo por vivir para alcanzar a entenderlo.

El tener claro que no somos producto terminado y cumplir todos los días nuestra misión de Aprender nos mantiene activos, felices y motivados para seguir nuestro camino.

Si observas las personas exitosas siempre están “sacando el pecho”, erguidas.

A veces, sin darnos cuenta, tomamos como costumbre ciertas posturas que nos tuercen la columna y nos encogen de hombros afectando no solamente nuestra parte física, ya que con la repetición nos generan dolores de espalda y hasta enfermedades, sino también la parte emocional ya que nos comprime el pecho y no nos deja respirar libremente.

Los seres humanos tenemos muchas maneras de comunicarnos y una de las más importantes es la corporal, con la postura de tu cuerpo hablas más que con palabras. Por eso y por salud es importante ser conscientes de corregir la postura, pues al tener una correcta postura todos tus huesos, músculos y tejidos podrán hacer sin obstáculos su trabajo. A nivel emocional el estar erguidos nos permite sentirnos más seguros.

Acomoda tu postura: Abre tu pecho, endereza tu espada, estira tus hombros y abre tu corazón para recibir toda la grandeza que el universo tiene para ti. Deja que tu caja toráxica se abra al máximo para respirar todo el amor que hay a tu alrededor. Que el centro del pecho-tu corazón- sea tu escudo y que sea el primer contacto con los que te rodean, recuerda que con amor todo es posible.

El amor te protege, te llena, te sana y te acompaña siempre. De ti depende dejarlo entrar y disfrutarlo. Abre tu corazón a nivel físico, mental y espiritual y acepta la luz que guía en tu camino.

En esta videoconferencia del Dr. Alejandro Junger, autor del libro Clean, explica los resultados del estudio a través de su experiencia personal y más adelante con sus pacientes y concluye que el cuerpo humano si le damos el material necesario puede sanar absolutamente todas las enfermedades.

Alejandro Junger , nacido en Uruguay es doctor en medicina (M.D.), especializado en medicina interna y cardiología en NuevaYork, también estudió Medicina Oriental en la India. Después de observar y estudiar los dos enfoques de la medicina occidental alópata y medicina oriental nos enseña lo siguiente:

Los seres humanos somos parte de la naturaleza y en el diseño de la naturaleza no hay información  para crear enfermedad lo único que la naturaleza diseña es cómo adaptarse para sobrevivir. Lo que nosotros vemos como enfermedades crónicas son mecanismos de adaptación y sobrevivencia del cuerpo.  Las enfermedades crónicas son una manera de adaptación de las células y órganos del cuerpo para sobrellevar un desequilibrio, si cambiamos de hábitos la situación cambiará, si seguimos por un periodo de tiempo con la misma alimentación física, mental y emocional que genera el desequilibrio ahí aparece la llamada «enfermedad crónica».

Las enfermedades  causadas por bacterias, virus y parásitos o sea por un invasor, se pueden minimizar y hasta evitar si tenemos nuestro sistema inmunológico alto.

Con respecto a las enfermedades genéticas: el tener un gen que nos predispone a cierta enfermedad no quiere decir que estemos condenados a sufrirla. Los genes se prenden o se apagan de acuerdo  a la presencia o ausencia de ciertos nutrientes, la cantidad, la combinación, la frecuencia y las emociones durante las comidas. O sea que depende de la manera cómo nos nutrimos que podamos sufrir o no de estas enfermedades que tenemos en nuestro código genético.

El órgano  base de la salud en el cuerpo humano intestino, pues es allí donde saca los nutrientes y los absorbe para distribuirlos en el resto del organismo. Si los intestinos están enfermos es ahí donde empieza la salud y la enfermedad general. Los intestinos se enferman porque en la comida que ingerimos pueden faltar nutrientes o porque  puede tener químicos como es el caso de los conservantes, colorantes, estabilizantes etc.

Hoy en día la mayoría de las enfermedades crónicas se prenden como mecanismos de defensa y hay forma de apagarlas volviendo a generar las condiciones más similares a las que la naturaleza diseñó para la optimización de las funciones biológicas.

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En este artículo te brindamos 6 tips que puedes poner en practica para agradar a las demás personas. Todos queremos la aprobación de quienes nos rodean, asi como que se reconozcan nuestros méritos y ser apreciados por nuestros semejantes.

1. Interésese sinceramente por los demás.

Se pueden ganar más amigos en dos meses si se interesa uno en los demás, que los que se ganarían en dos años si se hace que los demás se interesen por uno.

El individuo que no se interesa por sus semejantes es quien tiene las mayores dificultades en la vida y causa las mayores heridas a los demás. De esos individuos surgen todos los fracasos humanos.

El interés, lo mismo que todo lo demás en las relaciones humanas, debe ser sincero.

2. Sonría.

Las acciones dicen más que las palabras, y una sonrisa expresa: «Me gusta usted. Me causa felicidad. Me alegro tanto de verlo».

Hablo de una verdadera sonrisa, que alegre el corazón, que venga de adentro, que valga buen precio en el mercado.

Tiene usted que disfrutar cuando se encuentra con la gente, si espera que los demás lo pasen bien cuando se encuentran con usted.

Si está solo, silbe o tararee o cante. Proceda como si fuera feliz y eso contribuirá a hacerlo feliz.

Todo el mundo busca la felicidad, y hay un medio seguro para encontrarla. Consiste en controlar nuestros pensamientos. La felicidad no depende de condiciones externas, depende de condiciones internas. No es lo que tenemos o lo que somos o donde estamos o lo que realizamos, nada de eso, lo que nos hace felices o desgraciados. Es lo que pensamos acerca de todo ello.

«Casi todas las personas son tan felices como se deciden a serlo» Abraham Lincoln

«El hombre cuya cara no sonríe no debe abrir una tienda» Proverbio chino

3. Recuerde que para toda persona, su nombre es el sonido más dulce e importante en cualquier idioma.

Jim Farley descubrió al principio de su vida que el común de los hombres se interesa más por su propio nombre que por todos los demás de la tierra. Haga el esfuerzo por aprender los nombre de pila (preste atención).

El nombre pone aparte al individuo; lo hace sentir único entre todos los demás. La información que damos, o la pregunta que hacemos, toma una importancia especial cuando le agregamos el nombre de nuestro interlocutor.

4. Sea un buen oyente. Anime a los demás a que hablen de sí mismos.

Le hice pensar que yo era un buen conversador cuando, en realidad, no había sido más que un buen oyente.

«La persona que sólo habla de sí, sólo piensa en sí, la persona que sólo pensa en sí mismo carece de toda educación» Dr. Nicholas Murray Butler.

Recuerda que la persona con quien habla usted está cien veces más interesada en sí misma y en sus necesidades y sus problemas que en usted y sus problemas.

5. Hable siempre de lo que interese a los demás.

Hablar en términos de los intereses de la otra persona es beneficioso para las dos partes.

6. Haga que la otra persona se sienta importante y hágalo sinceramente.

¿Qué hay en él que se pueda admirar honradamente?

Trate siempre de que la otra persona se sienta importante.

«Haz al prójimo lo que quieras que el prójimo te haga a ti» Jesus

Queremos tener la sensación de nuestra importancia en su pequeño mundo. No queremos escuchar adulaciones baratas, sin sinceridad, pero anhelamos una sincera apreciación.

Para que la vida de una persona cambie totalmente puede bastar que alguien la haga sentir importante.