Nunca serás mejor y nunca serás peor que otra persona, simplemente sé tu mismo
Los pensamientos reclaman nuestra atención sin cesar, y a veces nos hacen perder nuestro tiempo y energía en asuntos sin importancia e inútiles. Ellos realmente gobiernan nuestra vida. Nos hemos acostumbrado tanto a esta esclavitud, que lo damos por sentado, y se han convertido en un hábito inconsciente, excepto en ciertas ocasiones.
Si bien en la respiración, no es necesario prestar atención a cada inhalación y exhalación. Llegamos a ser conscientes del proceso de la respiración, sólo cuando tenemos alguna dificultad con ésta, por ejemplo, cuando la nariz está obstruida, debido a un resfriado, o cuando estamos en una habitación sin ventilación.
Lo mismo sucede con el pensamiento. Llegamos a ser conscientes de la constante agresión de nuestros pensamientos y de nuestra incapacidad para calmarlos, sólo cuando es necesario concentrarse, resolver un problema o estudio. También somos muy conscientes de ellos cuando tenemos preocupaciones o temores.
El trabajo que requiere de fuerza física, como el transporte de cargas pesadas, por ejemplo, desarrolla la fuerza física. Sin embargo, no es como hacer ejercicio todos los días al gimnasio de manera sistemática. Es lo mismo con la concentración. Leyendo, estudiando y tratando de prestar atención a lo que hacemos, desarrollamos parte de esta capacidad, pero la práctica de ejercicios diligentemente cada día es algo más, es como un entrenamiento en un gimnasio.
- Admite que no siempre tienes la razón y reconoce al otro su razón o su parte de razón.
- Respeta los derechos de los demás, iguales a los tuyos, y jamás abuses de los que te pertenecen.
- Tus intereses merecen ser defendidos, pero tienes que aceptar que los de los otros son igualmente valiosos.
- Muy pocas cosas, o ninguna, justifican el empleo de la fuerza, a menos que se atente contra tu vida.
- Busca las identidades, las afinidades y las coincidencias constructivas, haciendo a un lado lo que genera pugnas y encono.
- Témele al ventajoso, al aprovechado y oportunista, y tiéndele la mano al que carece de habilidades para la ganancia deshonesta.
- Dedica una parte de tu tiempo al servicio de la comunidad, devolviendo así algo de lo que de ella recibes.
- Corresponde a la frialdad con el compañerismo que aproxima y solidariza las voluntades y los corazones.
- Concierta, acuerda, dialoga, sin discutir estérilmente; que tus palabras tiendan puentes al entendimiento mutuo y la amistad.
- Reconoce a tu hermano y reconcíliate con tu enemigo; en ese sentido da siempre el primer paso».
Luis Carlos Sáchica
Un ejemplo de que con perseverancia, disciplina y dedicación podemos lograr todo lo que nos propongamos es el del atleta sudafricano Oscar Pistorius, quien participó representando a su país en los juegos olímpicos de Londres 2012 sin limitarle el hecho de que para correr utiliza prótesis transtibiales construídas en fibra de carbono.
Oscar Pistorious, nació sin sus huesos peronés, por lo cual a sus once meses de vida le fueron amputadas sus dos piernas. Pero esto no fue impedimento para que Pistorious se desenvolviera en diferentes deportes a pesar del esfuerzo que requería y las burlas de sus compañeros de colegio. Primero rugby y waterpolo, luego natación y por último (sin dudas con el que más éxitos logró) atletismo.
Con el atletismo participó en:
- Los Juegos Paraolímpicos de Atenas 2004 consiguiendo medalla de oro en 400m y medalla de bronce 100m.
- En 2008 en los Juegos Paralímpicos de Pekín logró tres medallas doradas en los 100, 200 y 400 metros.
Pero él quería desempeñarse en los juegos olímpicos pues se considera igual que cualquier otro atleta y dice: «Yo no soy un inválido, simplemente no tengo piernas. Además, todo el mundo tiene alguna discapacidad… las peores son las del espíritu”.
Y para lograr su sueño además de su esfuerzo físico, le tocó superar barreras legales ante el Tribunal de Arbitraje del Deporte demostrando a la Federación Internacional de Atletismo que sus piernas ortopédicas no le otorgaban “alguna una ventaja” con respecto a otros atletas no discapacitados.
Después de aclarado ese asunto, el apodado “Blade runner” o “el hombre más rápido sin piernas”, fue seleccionado para participar en los el Mundial de Atletismo de Daegu de Corea del Sur 2011 en 400 metros y en el relevo 4×400, donde llegó hasta las semifinales y ganó la medalla de plata con el equipo sudafricano en el relevo 4×400.
El 4 de julio de 2012 el Comité Olímpico Sudafricano confirmó al atleta para asistir a los Juegos Olímpicos Londres 2012 convirtiéndose en el primer atleta con doble amputación que logra estar en una cita olímpica.
Su participación en los olímpicos de Londres tuvo quienes estaban a su favor y otros en contra y aunque no consiguió medallas abrió las puertas para continuar su exitosa carrera con pasión demostrando que los únicos límites que tenemos son los que nosotros mismos nos trazamos; que los obstáculos se pueden convertir en incentivos y motivaciones y que todo es posible.
También dio a conocer las palabras que su madre le escribió cuando era pequeño y que lleva grabadas en su mente y alma: «Un perdedor no es quien llega último sino aquél que se sienta y mira y nunca ha intentado correr».
Una persona realmente inteligente limpia sin cesar su espíritu y mente. De hecho, tú, cada día dedicas un momento al aseo corporal y material, ¿pero cuánto tiempo consagras a limpiar tu mente y tu alma?
Una ley espiritual asegura que el pensamiento determina nuestro comportamiento.
Tu alma y mente están condicionadas por un sistema de emociones y creencias que te conviene reprogramar. Según la ley de atracción, llamas a tu vida lo que crees y piensas.
Si tus creencias y emociones son negativas, a tu vida llegará lo oscuro, porque eso es lo que atraes, pero si son de amor y satisfacción, tu mente, alma y vida se llenarán de luz y paz. Elige limpiar tu alma de todo lo que la contamina.
La desconfianza, el miedo, el rencor, la culpa, la infravaloración y el orgullo, son basura. En especial, necesitas ser muy cuidadoso con estas siete emociones tóxicas: Odios, culpas, miedo, rabia, tristeza, celos, envidia. Busca por todos los medios que lo exterior, por más horrible que parezca, no afecte tu mundo interior. Eso es lo que logra el sabio y, por eso, permanece imperturbable cuando todos se alteran.
Una gran ayuda para estar armonizado y tener buenas emociones es regalarte pausas refrescantes para relajarte, orar y meditar. Puedes hacerlo en silencio o con música serena; también, visualizando algo hermoso o enfocado en tu respiración pausada. Hay muchas formas de meditar, y una de ellas es hacer muy bien lo que estás haciendo, sin distracciones.
Vive lo que haces cuando comes, caminas, lees o te bañas. Haz eso y nada más que eso. Hagas lo que hagas, hazlo totalmente, inmerso en lo que vives y apartado de todo lo demás. Entonces, no es raro que, de pronto, te sientas como flotando, en un estado sereno de fluir como el agua.
Parece raro, pero pocas personas logran hacer algo con toda el alma, porque su mente anda errática. Mientras comen o se bañan ella está en otro lugar, y necesitan aquietarse y controlar a la ‘loca de la casa’.
Por eso dijo un sabio: “cuando te sientes, siéntate; cuando camines, camina; cuando ores, ora”. Aprende a respirar, huye del ruido y el acelere, y vive lo que haces en un estado de meditación serena y sin temores.
Al violento y el envidioso casi siempre un gran miedo los apresa, devora y desequilibra. Ese miedo, en buena medida, nace de una gran inseguridad y serios vacíos emocionales.
El agresor infunde temor, quiere mostrar una fuerza que no tiene, y atacando, camufla su debilidad y fantasmas internos. El miedo es el motor de muchas reacciones dañinas: agresión, ira, engaño, envidia, celos. ¿Cómo amansar el temor? Reconociéndolo, afrontándolo, amándose y buscando la paz interior. Cuando un agresor recibe amor se desarma, ya que no hay antídoto más poderoso que el amor puro.
Con amor, trató Jesús a todos, cambió corazones, sanó heridas internas y llenó todo de luz. Haz todo con amor y verás como las tempestades se calman y los espíritus se desarman.
Autor: Gonzalo Gallo
Escuchar es una gran herramienta que tenemos en el manejo de relaciones personales que sabiéndola aprovechar correctamente nos sirve para:
- Reducir la tensión
- Aumentar el poder porque permite obtener más información
- Comprender a los demás
- Aprender
- Estimular la cooperación de los demás
- Facilitar la negociación y la solución de los diferentes criterios
- Proyectar una imagen de inteligencia y respeto hacia los demás
- Aumentar la confianza del interlocutor
El hombre se demora dos años en aprender a hablar y gasta el resto de su vida aprendiendo a callar y escuchar.
¿Pero qué factores influyen en la dificultad para escuchar? Pues aunque parezca extraño hay un factor fisiológico que nos hace más ardua esta tarea: El ser humano emite 150 palabras por minuto pero el cerebro tiene la capacidad de procesar hasta 600 palabras por minuto osea que tenemos un 75% de tiempo libre.
Este 75% de tiempo libre de interferencia en la comunicación es el que nos permite pensar cantidades de cosas que nos pueden desconcentrar y perder el hilo de la comunicación porque usualmente lo dedicamos a:
- Volvernos adivinos imaginando lo que el otro va a decir
- Preparar las respuestas
- Ponerse a pensar en otras cosas
- Aburrirse
- Distraerse
- Criticar y juzgar
- Atendiendo otros medios de distracción
Para afrontar estos factores de dificultad en la escucha, aquí resaltamos algunos hábitos para adoptar cuando estemos conversando:
- Debemos concentrarnos en nuestro interlocutor mirándolo cara a cara y permitiendo que los ojos entren en contacto: así no hay oportunidad de distraerse mirando hacia otros lados y además reflejamos una imagen de respeto hacia el otro, al mostrarnos interesados en lo que está diciendo.
- Mentalmente organiza la información en forma de notas (si te queda fácil también las puedes hacer por escrito) entrando con empatía en el contexto del otro, si es necesario realiza preguntas para que exista una buena retroalimentación y puedas entender el mensaje que te quiere comunicar.
- Evita que elementos externos te desconcentren y enfócate en tu interlocutor, realiza las preguntas que necesites en el momento adecuado, debes esperar a que el interlocutor termine la idea para evitar juicios y suposiciones y poder intervenir.
Si analizamos la misma naturaleza nos está diciendo la importancia del arte de escuchar, pues tenemos dos orejas y una boca porque debemos enfatizar en la escucha más que en el hablar.
«Es mucho mejor tener el 1% de esfuerzo de cientos de personas que un 100% de tu propio esfuerzo»
Jean Paul Getty
Hay momentos en los que lo que haces o el fruto de tu trabajo no recibe la atención que quisieras de parte de tu jefe, compañeros, clientes pareja, etc. En esos momentos es fácil darse por vencido, ahogarse en la autocompasión o la inseguridad, lo que conduce finalmente a renunciar o simplemente a no realizar las cosas de la mejor manera posible.
Sin embargo, es en esos momentos en que podemos demostrar nuestra verdadera fortaleza y nuestra determinación para el éxito. Esos momentos distinguen a los ganadores de los que nunca van a hacer algo grande. sostener
¿Qué es entonces que podemos hacer para mantener la motivación cuando todo parece estar volviéndose en contra de nosotros?
- El modo de pensar.
La mente lo es todo. Si dejas de actuar desde una mentalidad de miedo y empiezas a tener confianza en el mundo y en ti mismo, tu punto de vista y por consiguiente toda la vida va a cambiar. Te sentirás más feliz, más equilibrado, y más fuerte, lo que se verá reflejado en tu trabajo y rendimiento. - La gente.
Las personas que te rodean son cruciales. ¿Te están derrumbando? ¿Están tratando de mantenerte pequeño? ¿Están afectando tu estado de ánimo de manera negativa? ¿Limitan tu pensamiento?No importa lo fuerte que eres, no importa tu confianza, cuando pasas mucho tiempo con personas que tienen una mentalidad limitada, te afectan personalmente y en última instancia pueden obstaculizar tu desempeño.Sin embargo, si buscas personas que comparten tu visión, o que ya han alcanzado el éxito más allá de tu situación actual, automáticamente puedes soñar en grande y lograr más. Estas personas te empujarán a aumentar tu rendimiento y ellos estarán allí para celebrar tus éxitos o mantener la motivación cuando las cosas se ven pálidas. - La Inspiración.
Esto es básico y le inyecta de gasolina al motor para alcanzar sueños. Para conseguirlo puedes leer libros, asistir a clases, escuchar podcasts, encontrar un grupo de expertos o asistir a conferencias. La inspiración está en todas partes. Sólo tienes que encontrarla. No importa la gravedad de la situación siempre puedes encontrar a alguien que ha estado donde tú estás, pero no se rindió y terminó teniendo un éxito inmenso.
Al alimentar tu cerebro con esta información positiva y alentadora, tus pensamientos se transforman y actúan como un catalizador para reforzar lo que necesitas. Al mismo tiempo, puedes aprender de esta gente y encontrar nuevas formas de pensar y que te den luz en lo que haces. - Los Objetivos.
Estos son básicos tanto para querer crear un negocio exitoso o como en la vida en general. Necesitas tener un objetivo claro y tangible y los planes de acción que puedes implementar. Cuanto más precisos los objetivos mejor. Cuanto más detallados los planes de acción más productivos. Sentarse a escribir los objetivos puede ser aburrido y la mayoría de la gente prefiere pasar su tiempo de diferentes maneras. Pero cuando no sabes en qué dirección quieres ir, no se puede esperar mantener la motivación en tiempos difíciles.
Saber exactamente lo que quieres lograr te ayudará en el camino y esta es la forma más segura de estar siempre en enrutado, motivado y trabajando duro. - Persistencia.
Cuando pasamos por malos tiempos parece que nos estamos desgastando en vano, pero si realmente quieres conseguir algo, tienes que persistir. Una frase célebre de Winston Churchill y muy acertada nos sirve: “El éxito es aprender a ir de fracaso en fracaso sin desesperarse”. Sigue adelante. Da un paso a la vez, pero nunca pierdas de vista tu meta.
Alguna vez te has preguntado ¿Cómo debes hablar para que te entiendan? Aquí tenemos algunos tips que te pueden servir:
- Analiza lo que quieres decir y por qué lo quieres decir. Recuerda que: “En la vida hay tres cosas que no vuelven atrás: la flecha lanzada, la palabra pronunciada y la oportunidad perdida”. Por eso cuando vas a decir algo “Piensa antes de hablar”.
- Indaga la manera cómo lo vas a decir. Debes ajustar tus palabras de acuerdo a lo que escuchas de tu interlocutor y a la situación. Por ejemplo, cuando tienes hijos es diferente el lenguaje y las palabras que utilizas en cada etapa del crecimiento.
- Recuerda las necesidades del que escucha. Cuando quieres que te entiendan y convencer debes tener empatía, ponerte en los zapatos de la otra persona para atrapar su atención e interesarla más en lo que estás diciendo.
- Adquiere cierta retroalimentación del receptor. Que no te pase que hablas y hablas y quedas hablando sólo porque no le has dado oportunidad a la otra persona de expresarse. Este punto es vital para conocer las necesidades de la otra persona y que exista un buen entendimiento.
- Respalda tus palabras, en lo posible, con acciones. Hay diferentes tipos de percepción, quienes simplemente entienden al escuchar, pero hay otras personas que son más visuales y necesitan que les expliques haciendo y dando ejemplos o dibujando por ejemplo con las manos lo que dices.
- Pronuncia y articula cada palabra con claridad y de forma natural. A veces tendemos a utilizar muletillas o hablar con cierto dejo. Para corregir puedes realizar un simple ejercicio de pronunciación: Sostén un lápiz en tu boca apretándolo con los dientes de atrás de manera que puedas cerrar tus labios adelante. Te quedarán las puntas del lápiz a lado y lado de la boca y el centro del lápiz mordiéndolo suavemente con tus dientes traseros. Lee un párrafo de algún libro por un rato, luego saca el lápiz de tu boca y habla normalmente, verás como pronuncias mucho mejor.
- El ritmo es importantísimo. Si hablas muy despacio y pausado, tu audiencia puede escaparse de dormir. Si hablas muy rápido, puedes evitar que te entiendan.
- El tono de voz debe ser moderado y de acuerdo a la situación. Este punto también es importante pues aquí puedes transmitir la emoción que quieres proyectar. Por ejemplo si estás pronunciando que te encuentras feliz pero con un tono de voz apagado y aburrido, te creerán? Tu tono de voz debe ser congruente con lo que quieres comunicar.
- Hacer lo posible para cambiar la forma de ver las cosas. Siempre mira el lado positivo. La mente te puede arrastrar a pensar en la negatividad y las dificultades. No la dejes. Mira el lado bueno y el aprendizaje de cada situación, por difícil e inconcebible que parezca absolutamente de todas las situaciones aprendemos y cuanto más duras, más marcada nos queda la lección, entonces agradece esa oportunidad de vivir y saca el aprendizaje. De lo contrario, cuando se te presentan situaciones incómodas y difíciles, perderás el rumbo de tu felicidad.
- Piensa en soluciones, no en problemas. Cuando pensamos en problemas nos quedamos bloqueados, absortos y sin saber qué hacer. Es mejor darse un respiro y pensar que absolutamente todo en la vida tiene solución y existe por una razón. No son problemas son retos que si se te han presentado es porque dentro de ti está el potencial para superarlos y seguir adelante. Y no todos tenemos los mismos “retos” porque todos tenemos diferentes cosas por superar.
- Escucha música relajante, edificante. Este es un alimento directo para tus sentidos.
- Mira comedias divertidas que te hacen reír. Y te llevan a un estado de alegría, jocosidad y buena onda.
- Cada día, dedica algún tiempo a leer unas cuantas páginas de un libro inspirador o un artículo. Este es un alimento para tu mente.
- Cuida tus pensamientos. Cada vez que te encuentres pensando en cosas negativas, empieza a pensar en cosas agradables. Simplemente si vienen estos pensamientos acéptalos déjalos pasar pero inmediatamente piensa en cosas agradables, no dejes que en tu mente se posesionen pensamientos negativos, en cambio llena ese espacio inmediatamente con positivos.
- Siempre mira lo que has hecho y no lo que no tienes. A veces, puedes comenzar el día con el deseo de lograr varios objetivos. Al final del día puede pasar que te sientas frustrado e infeliz, porque no has alcanzado a hacer todas lo que has planeado.
Mira lo que has logrado, no te concentres en lo que falta. Es posible que hayas alcanzado mucho durante el día, y sin embargo por faltarte algunas pequeñas tareas te dejas decaer y no ves todo lo bueno que has construído. Es injusto hacia ti mismo. Siéntete feliz por lo que hiciste y piensa que todo tiene su tiempo y lo que te faltó todavía no era la hora de realizarlo. - Cada día haz algo bueno por tí mismo. Date gusto. Puede ser algo pequeño: cómprate un libro, come algo que te gusta, observa tu programa favorito de televisión, ve al cine, o simplemente realiza un paseo en la playa. La misión principal de nuestra vida es ser felices y se vuelve un hábito constante con la suma de pequeñas cosas cada vez.
- Cada día produce por lo menos un acto de hacer felices a los demás. Esto puede ser una palabra amable, ayudando a sus colegas, parando el coche en el cruce peatonal para darle paso a las personas, cediendo tu asiento del autobús a otra persona, o dar un pequeño regalo a un ser querido. Las posibilidades son infinitas. Al hacer feliz a alguien, eres feliz y se propaga ese sentimiento, y entonces también la demás gente trata de hacerte feliz.
- Todos los días Agradece todo lo que tienes. Cuenta tus dones y ventajas diariamente. Verás que es más lo que tienes que lo que te hace falta. Y tal vez analizando estos dones lo que piensas que te falta puede ser un solo capricho, en realidad estás completo.
- No envidies a las personas que son felices. Por el contrario, sé feliz por ti mismo, es una elección y tienes el derecho a aprovecharla. Alguna vez leí que las personas aburridas e infelices hacen mucho daño a la sociedad. Es responsabilidad de cada uno mantenernos felices internamente para reflejarlo al exterior y conseguir una atmósfera positiva de amabilidad.
- Rodéate con la gente feliz, y trata de aprender de ellos para ser feliz. Recuerda que la felicidad es contagiosa.
- Haz todo lo posible para mantener tu centro, cuando las cosas no procedan según lo previsto y deseado. Encontrarte a ti mismo y aceptar que eres un eterno aprendiz de todo lo que se te presenta en la vida, te ayudará a mantener la calma y controlar sus estados de ánimo y reacciones. Es la aceptación de lo bueno y lo malo y permanecer en equilibrio, tiene mucho que ver con la paz interior y la paz interior es conductor de la felicidad.
- Sonríe más a menudo.