Los científicos subrayan el hecho de que el número de hogares formados por una sola persona en los países occidentales se ha multiplicado en las últimas tres décadas. En la actualidad, una de cada tres personas en Estados Unidos y Reino Unido viven solas.

Según una investigación, a los participantes se les preguntó si vivían solos o con otras personas. También se les cuestionó sobre el apoyo social con el que contaban, su ambiente laboral, educación, ingresos y las condiciones de su vivienda, así como sobre sus hábitos de consumo de alcohol y tabaco, y el ejercicio físico que practicaban.

Los investigadores descubrieron que la gente que vive sola compró un 80% más de antidepresivos en los años que duró el estudio que los que vivían acompañados.

El riesgo real de sufrir problemas mentales para la gente que vive sola podría ser incluso mayor. Este tipo de estudio por lo general subestima algunos riesgos, ya que la gente más propensa a sufrir problemas mentales son los que menos se prestan a que se les haga seguimiento. Tampoco fuimos capaces de averiguar cuán comunes eran las depresiones no tratadas.

Los investigadores creen que vivir con otras personas puede proporcionar soporte emocional y sentimientos de integración social, así como otros elementos que protegen contra los problemas de salud mental.

Vivir solo puede estar asociado con sentimientos de aislamiento y a una falta de integración social y confianza, que son factores de riesgo para la salud mental.

El estudio asegura que todos los factores involucrados deben ser tratados para reducir la incidencia de la depresión en las personas en edad de trabajar. El aumento en el número de personas que viven solas tiene un impacto en la salud mental de países como Reino Unido.

La soledad y el aislamiento hacen que la gente tenga menos oportunidades de hablar sobre cómo se sienten, que es algo que sabemos puede ayudar a solucionar los problemas de salud mental.

Si usted vive solo, visite o invite amigos a su casas, trate de hacer reuniones y ampliar su circulo social.

La idea de todo empleado es que el jefe reconozca lo bueno que se es, en un puesto de trabajo determinado. Aquí le damos varios tips que puede tener en cuenta para ganar puntos.

Proponga buenas ideas. Quien tiene ideas todo lo puede. Casi siempre surgen cuando estamos solos o cuando alguien pronuncia una palabra que no encontrábamos para aclarar un pensamiento.

Genere credibilidad. Hable constantemente con sus compañeros, escúchelos, pídales su opinión, para ser creíble en lo que se proponga.

Demuestre tranquilidad. Déle a sus compañeros lecciones de tranquilidad en momentos de crisis, a lo mejor su jefe lo notará. Está comprobado que los mejores gerentes son aquellos que saben como manejar las cosas intempestivas.

No sea orgulloso. Sin caer en exceso siempre que pueda hacerlo diga que se siente muy a gusto en el trabajo, eso genera una especie de conmoción en el jefe.

Sea respetuoso. Promueva las relaciones armónicas entre el personal, siempre se trabaja más cómodamente cuando se trabaja entre amigos, respetando siempre los procedimientos y políticas, sin abusar de la relación de amistad; solo hace falta pone límites.

Trabajo y casa son lo mismo. En la medida que las empresas llegan a ser grandes lugares para trabajar, la división entre la vida y el trabajo se desvanece.

Demuestre amor por su trabajo. No olvide que quienes sienten placer en su trabajo y con la gente con la que trabaja, tiene más posibilidades de ascender que aquella que no ama lo que hace.


Por razones socioculturales, estamos acostumbrados a que los hombres ganan más que las mujeres. Ellos son quienes, a lo largo de la historia, se han encargado de cumplir con la totalidad, o por lo menos con la mayoría, de las obligaciones financieras del hogar.

Sin embargo, en las últimas décadas el panorama cambió, y ya es más común que algunas mujeres ganen más que los hombres, tengan vidas profesionales exitosas y una mayor independencia. Es un hecho que las mujeres ya no se quedan en la casa, haciendo las tareas del hogar, sino que están buscando asumir desafíos en el campo laboral y en muchos casos, combinar sus tareas de madre con las de empleadas o empresarias.

Cuando la mujer gana más en el hogar, pueden presentarse dificultades en la relación de pareja. Los problemas pueden comenzar con un detonante diferente al relacionado con el dinero, pero con el tiempo sí se evidencia que algo está pasando en casa.

Aunque no es un hecho para generalizar, comúnmente el hombre empieza a mostrar comportamientos propios que demuestran inseguridad, frustración y depresión. Estos sentimientos se dan a partir de ideas o reglas que ya se tienen como que la persona que gana un mejor sueldo es porque es más inteligente y puede lograr mejores oportunidades. Todo esto es producto de la relación de equivalencia que se ha hecho entre sueldo-poder, sueldo-éxito, éxito-admiración.

Las consecuencias de esa situación pueden derivar en comportamientos agresivos, infidelidad o búsqueda de nuevos hobbies. Todo como una manera de darle equilibrio a esos sentimientos de bajo auto-concepto.

Por otro lado, la mujer también puede mostrar cambios al estar mejor remunerada que su pareja, aunque vale aclara que obviamente esto depende de la dinámica que se dé en cada pareja, dice Zabala.

Algunas empiezan a sentir que aumenta el control en la toma de decisiones y por lo tanto, el valor de opinión de su pareja se reduce y que sus actividades se vuelven más importantes que las del otro. De esta manera, para llegar a una conciliación casi siempre termina involucrándose el factor dinero, dándosele a este, el papel de exclusividad para ganar la pelea.

 


«Cuando se encuentran dos seres son como dos pájaros delante de una llama. Esta llama tiene dos lados, uno que calienta y otro que quema. El lado que te calienta es el lado que te gusta de la otra persona. El lado que te quema es el lado que no te gusta de ella. Si tienes la paciencia de sentarte al fuego y de aguantar la quemadura hasta que poco a poco se va apagando la llama que quema, hallarás la llama que calienta y estarás bien. Si no tienes esa paciencia tendrás que dejar el fuego, o quemarte más allá de lo que quieres. Tendrás que dejar muchos fuegos, quemarte muchas veces y quizá un día te quemarás en tu propio fuego».(Leyenda Amaisi-Yaqui, La voz del viento).

Un abrazo diario eleva nuestra estima, mejora el sistema inmunológico, nos une. Dos abrazos multiplican el efecto. Los abrazos tiene un poder sanador, anti estrés y protector.

El Abrazo es la primera forma de medicina y protección que se inventó en el mundo. Un bebé de cualquier especie se aliviará de todos sus miedos, dudas, frío, nerviosismo. Igualmente, todo adulto se sentirá reconfortado, acompañado, unido, aliviado, con un abrazo sincero.

Los abrazos nos alivian el dolor cuando perdemos a un ser querido o estamos en desgracia, teniendo un gran efecto en la unión familiar, en el estar siempre en el terruño, en los brazos maternos, en volver a nuestras raíces naturales de humanidad. Calman la ansiedad, la depresión, los dolores en general.

La prisa, la vorágine de la vida ya están haciendo olvidar los abrazos, quedando tan solo para los aniversarios, ascensos, ocasiones especiales y no como algo natural, inclusive hasta se mal interpreta. El abrazo es una medicina que todos tenemos a nuestro fácil alcance y cada vez está escaseando más, es como tener el mejor aire, con el mayor oxígeno y no deseamos respirar.

Es realmente insospechado todo lo que podemos curar con los abrazos, desde un simple perdón hasta un cáncer. Al abrazar sinceramente podemos equilibrar nuestras energías y desplazar la negatividad de ambas personas o de todas las que participen en el abrazo. Si sumamos 1 + 1 matemáticamente el resultado será 2. Si dos personas se abrazan, el resultado será hasta donde se quiera llegar, ya no son 2, sino una suma de energía universal que potenciará la sinceridad, amor, amistad, sanación. Por supuesto, un abrazo con cariño, con entrega, con Divinidad.

En todo caso, el abrazo debe ser sincero, con entrega, compartiendo energías de armonía, abierto en ofrecerse pero cerrado en un núcleo de amor al momento de abrazar. Mucho más allá de las palabras, de las hipocresías, de las miradas, del contacto carnal, es la unión de la parte espiritual y Divina de cada cual.

El abrazo lleva consuelo, combate la depresión, levanta el ánimo, mejora el sistema inmunológico, aumenta la autoestima. Pero, a su vez, puede tener efectos contrarios si se consiente demasiado, si se da demasiado a alguien, los abrazos, son de compartir y no sólo de dar. Son de ayudar, no de llevar la carga del otro. Entonces, debe lograrse en el otro lado que se levante, que ponga de su parte, mas no que desee que permanente se le lleve a cuestas. Si se consigue este efecto, la abrazoterapia dará mejores resultados.

Los abrazos pueden ser inmensos como los del oso, con todo el cuerpo como entrelazándose, con contacto de mejillas y besos en mejillas, frente, cráneo o boca, no simplemente un beso, sino con abrazo. Podrá sentirse inclusive los latidos del corazón de la otra persona y unirlos al nuestro.

Igualmente, pueden ser abrazos de costado al caminar, al ver televisión, al mirar una puesta del sol, no de apariencia, sino de sentirse bien con la pareja, hijos, padres, amigos.

Pueden ser abrazos de mas de dos personas, inspirando la unión, fraternidad, cadenas fraternales. Es decir, no hay límites para el abrazo, el límite somos nosotros mismos.

No se necesita ir a algún lugar especial para abrazar, ni tiene costo alguno, claro es mejor si no tiene malos olores. Algunas personas deben auto revisarse y determinar si tienen algunos aspectos que los hagan rechazar a los demás. Uno de ellos es el cuidado del aseo personal, esto si es un requisito para la abrazoterapia. Se podrá abrazar una o dos veces a alguien desaseado, pero no por siempre. Muchas personas por el hecho de ser naturistas no usan desodorantes o jabones, pero deben reconsiderar este extremos, o no practicar este tipo de terapia.

Una vez que se da el abrazo, no juzgar, no prejuiciarse. Debe darse con toda la entrega. Es como lanzarse al vacío, sin miedos, no debe existir la vuelta hacia atrás.

No intente resolver los problemas del otro, sólo de su abrazo, la energía hará el resto.

No hay ingredientes especiales para que una pareja no discuta. Eso es imposible. Lo que si se puede lograr es construir una gran atmósfera para alimentar el amor y la tolerancia. Téngalos en cuenta.

No hay lugar para interrogantes. Tratar a la otra persona como si siempre estuviera escondiendo algo, demuestra inseguridad y desconfianza de tu parte. Usted es su pareja, no su padre o su madre y estar controlando su tiempo y todo lo que hace no hará que seas su confidente.

Hay que atreverse para hablar de todo. No siempre ser arriesgados es sinónimo de darlo todo en la cama. Los hombres quieren a una mujer segura de sí misma, de sus sentimientos y de su capacidad de amar. Eso los hace sentirse queridos, apreciados y valorados. Un «te amo» se demuestra y se expresa sin temores cuando se siente.

Sexo y amor. El sexo sí importa sin que tenga que ser una prioridad. La cama no se puede convertir en el sitio donde se resuelven los conflictos. Una conexión física, química sexual, una intimidad sentimental y corporal son los ingredientes principales para que al amor y la atracción se mantengan vivos.

Basta de amenazas. Darle un ultimátum cada vez que hay un mal entendido o una discusión, no es una forma adecuada de retenerlo. De hecho, esa no es la idea en una relación. Unos hacen exigencias de más cuando el tema del compromiso sale a colación, otras para chantajearlos.

El físico no es primordial. Nadie puede negar que a ellos les gusta que te pongas un vestidito sexy, que compres lencería especial para una noche romántica o que cuando salgan a una fiesta deslumbres por tu belleza y elegancia. Pero si hay una cosa que les molesta es una mujer preocupada por su aspecto las 24 horas del día.


La persona que envidia sólo expresa su infelicidad. Es un modo de desnudarse ante los demás y mostrar su propia insatisfacción y auto odio.

La envidia crece en el núcleo más secreto de la persona, allí donde se almacena su disgusto por lo que otros tienen y ella no puede tener, el resentimiento por algo que no salió según sus expectativas, el sentimiento de inferioridad que le inculcaron en su infancia, la frustración permanente. La envidia vive allí donde no acampa el bienestar psíquico ni emocional.

Los psicólogos dicen que la envidia señala una carencia. Se manifiesta como un dolor punzante y al mismo tiempo causa vergüenza sentirlo. ¡Cuán desgraciadas son las personas envidiosas!

Un modo positivo de afrontar la envidia está en alegrarse por lo que son o tienen los demás, aunque se sienta el dolor de su falta. También resulta útil tomar conciencia de que se es envidiosa o envidioso. Finalmente, desear lo que no se tiene puede ser el punto de partida para saber qué queremos conseguir y el precio que estaríamos dispuestas a pagar por ello.

Para prevenirla

La envidia es consecuencia de un par de procesos sicológicos necesarios para el desarrollo: el deseo y la comparación. Para prevenir la envidia no se pueden suprimir dichos procesos sino que hay que controlar sus efectos.

Para que los dos procesos produzcan una envidia sana, conviene desarrollar habilidades que ayuden a comprender lo que se siente y por qué se siente; convertir el malestar emocional producido por la envidia en un motor para conseguir lo que uno desea tener y controlar la hostilidad que dicha situación puede generar, evitando que deteriore las relaciones con los demás.

La envidia es incompatible con la empatía, que desempeña un papel importante en el desarrollo de la comprensión de uno mismo y de los otros. Para prevenir la envidia es importante tratar de estimular la empatía y, a través de ella, la capacidad para ponerse en el lugar del otro.

Los celos son un sentimiento de temor a perder a la persona amada. Los celos, de forma controlada y en pequeñas dosis, pueden ayudarnos a potenciar la relación pero, cuando los celos son enfermizos nublan la razón de quien los padece.

Sus sospechas se basan, la mayoría de las veces, en hechos infundados y, el constante temor a ser abandonados les lleva a ejercer un continuo temor sobre la pareja.

Aunque conviene saber que cuanto más seguros nos sentimos de nuestra pareja y de nuestra relación con ella menos intensos y duraderos son.

1. Falta de confianza en uno mismo: las personas inseguras muchas veces no se sienten merecedoras del amor de su pareja y esto les lleva a desconfiar de la sinceridad y cariño del otro. Siempre están pensando en que en cualquier momento su pareja puede conocer a alguien mas atractivo y tienen miedo a que descubra lo poco que vale en realidad.

2. Experiencias familiares:
Es probable que una persona que haya presenciado escenas de celos en sus padres tenga más predisposición a ser celoso que otra cuyos padres se sentían seguros el uno del otro.

3. Experiencias vividas
: las personas que han sido traicionadas alguna vez por alguien en quien confiaban es más probable que posteriormente desarrollen una personalidad celosa.

4. Trastornos psicológicos:
las personalidades paranoides, narcisistas e histriónicas tienen una gran tendencia a desconfiar continuamente de los demás y por consiguiente a desarrollar una celotipia.

Cada vez más personas adultas prefieren vivir solas y su éxito puede ser el nivel de dependencia/independencia que se tenga. Conocer la soledad nos prepara de mejor manera para una vida futura en pareja.

Ventajas

  • Nadie controla nuestros horarios y no hay que dar explicaciones de lo que hacemos o dejamos de hacer.
  • Limpiamos y cocinamos cuando queremos.
  • Decoramos y le damos al lugar la apariencia que deseamos, sin precisar ponernos de acuerdo con nadie.
  • Ocupamos la totalidad de los closets, cajones, armarios y todos los espacios libres.
  • Si tenemos pareja, no verse un par de días suele aumentar el deseo de volver a verse.

Desventajas

  • Llegamos a casa y no tenemos con quién hablar de lo que nos pasó durante el día, falta otra presencia que nos brinde afecto.
  •  Nos hacemos cargo de todos los gastos del hogar.
  •  Comemos siempre solos.
  •  Algunos nos volvemos más maniáticos con nuestras cosas, y cada vez nos molesta más lo que consideramos desorden ajeno.
  •  Somos responsables de todo lo que implica el manejo de una casa (hacer mercado, lavar la ropa, encargarnos de las pérdidas de gas o de las filtraciones de agua).
  •  Hay mayor tendencia a estar tristes. En ciertos momentos sentimos que nos falta algo, añoramos la compañía de otras personas, o de ese ser tan especial que vive en otro lugar.

No hay que ser un experto para saber si una persona está diciendo la verdad o está incurriendo en una mentira. Lo único que se necesita saber son cuáles son las señales que esa otra persona envía en sus mensajes y, sobretodo, ser muy observador con las acciones.

Aquí van algunos gestos a tener en cuenta:

  • Las personas que mienten son incoherentes y queda mal continuamente, lo que dicen y lo que hacen no siempre va a la par.
  • El manejo de los tiempos al demostrar las emociones es poco común. Alguien honesto puede gritar que le gustó mucho el regalo, gesto de sorpresa, y luego demostrar una sonrisa, mientras que un mentiroso tiende a concentrar la sonrisa y el comentario al mismo tiempo.
  • Las expresiones, gestos y acciones no concuerdan. Si alguien te dice que te quiere y te da un abrazo y en vez de hablar sobre ti, lo que hace es que te pregunta por otra persona, o cambia el tema es obvio que lo que sale de su boca no es congruente con sus acciones.
  • La expresión de emociones de todo tipo, desde felicidad y sorpresa hasta tristeza y enojo, cubren todo el rostro.
  • Al momento de confrontar a un mentiroso puedes…
  • Se lo dices y lo confrontas.
  • Dejas que las cosas transcurran y se compliquen.
  • Decides jugar con él/ella y hacerle creer que se va a salir con la suya, entonces lo tomas por sorpresa de modo que quede como mentiroso y charlatán.