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La búsqueda de empleo puede ser una experiencia agotadora y desmoralizadora. La problemática laboral de mercado en todo el mundo ha creado un exceso de candidatos calificados, muchos compiten por el mismo trabajo.

La caza de un trabajo no sólo significa tener las calificaciones adecuadas, el desarrollo de un buen currículum y habilidades en el manejo de la entrevista, sino también tener que superar a los otros candidatos – muchos de los cuales pueden ser más calificados en el papel que tú. Por desgracia, incluso después de todo eso, el rechazo es posible.

El rechazo puede ser difícil de tratar, especialmente cuando quieres (o necesitas) un trabajo que se aproxima. Así que ¿cómo se puede hacer frente y convertirlo en algo positivo?

Revierte con inteligencia

Aunque los resultados (y sus circunstancias) varían, a veces es posible convertir un «no» en un «sí» y girar el rechazo. Si tu empleador potencial te llama y te dice que van con otro candidato, pregúntales por qué, y trata de encontrar una oportunidad para destacar las habilidades que podrían darte una ventaja sobre el otro candidato. No hagas apelaciones emocionales o te muestres desesperado – entrega al empleador una razón real, tangible por la que realmente deberían contratarte en su lugar.

Retroalimentación

Aunque pueda parecer difícil de hacer en una entrevista, una buena estrategia es obtener una evaluación honesta de tu desempeño. Si el entrevistador accede, pide que te haga una lista de tus puntos fuertes y débiles en la entrevista, así puedes utilizar esos datos para afinar las futuras entrevistas.

Aprende y aplica

Una vez que tengas algunos datos sobre cómo se podría haber mejorado tu entrevista, utilízalos para prepararte para el siguiente proceso de aplicación. Siéntate toma nota, descubre las fortalezas y debilidades en tu conjunto de habilidades, y averigua cómo puedes maximizar tus atributos positivos y compensar los puntos débiles. Si tienes el tiempo y los recursos, considera trabajar algunos de esos puntos débiles con algún tipo de formación de software,  clases en línea, o lo que necesites.

No te culpes

Puede ser difícil cuando has puesto todo de ti para conseguir el trabajo de tus sueños, y aún así te han rechazado. Pero, en verdad, a veces un rechazo no es acerca de ti en absoluto. A menudo, los candidatos perfectamente calificados, que podrían ser perfectos para el trabajo en cuestión, son rechazados debido a circunstancias que son  invisibles para el solicitante. Un empleador podría tener más afinidad con otro candidato, o tener algún tipo de relación preliminar con el candidato, o cualquier número de miles de pequeñas cosas que pueden llevar a no ser contratado.

No hacerlo personal

No te pongas a la defensiva con el entrevistador, o recurras a los medios sociales para quejarte públicamente del empleador que te ha rechazado, mostrando resentimiento o enojo.  No dañes la relación ni deformes tu imagen. Trata de mantenerte en contacto con la empresa, si es posible. Nunca se sabe si el otro candidato no podría funcionar. Pero sobre todo, lo mejor que puedes hacer después de ser rechazado es mantener una actitud positiva y no desanimarte. Mantener una buena energía es vital para tu bienestar: agradece y recuerda que las experiencias que han de ser para ti llegarán en el justo momento.

«Tengo mi propia versión del optimismo: Si no puedo cruzar una puerta, cruzaré otra o haré otra puerta. Algo maravilloso vendrá, no importa lo oscuro que esté el presente».

Rabindranath Tagore

 


La primera cita es fundamental para que exista una química entre dos personas, y es por esa razón que aquí van una serie de consejos que bien vale tener presente durante ese importante encuentro.

  • Si te dió su número de teléfono, llámale después del día en que quedaron, esto mostrará menos interés por tu parte, lo que hará que le atraigas más.
  • No hagas todo lo que la otra persona dice, es mejor si desde un principio entre ambos proponen y planean lo que van a hacer e incluso su siguiente encuentro.
  • Para él: Llevale un detalle, le resultará encantador que desde un principio te muestres atento, lo ideal es una flor, consulta en el lenguaje de las flores, cual es la ideal para que le trasmitas el mensaje correcto.
  • No es aconsejable ir al cine durante las primeras citas, apenas se están conociendo, es mejor asistir a lugares donde puedan dialogar comodamente como un bar, pero ten cuidado de no excederte en la bebida. Procura que la cita dura no más de ocho horas.
  • Memoriza todo lo que le gusta y le disguta y enseguida evítalo y ponlo en práctia, por ejemplo si le gusta ir a cenar a determinado lugar, llévala o proponle asistir ahí la siguiente vez.
  • Cuando te esté hablando, ponle mucha atención y hazle preguntas, él o ella notarán que realmente estas interesado.
  • No hay que olvidarse de los piropos.
  • Mientras estén juntos no mires a nadie más.
  • Nunca compartan la cuenta en sus primeras citas, seguramente él se ofrecerá a pagarla.

Con más de 850 millones de usuarios repartidos por todos los rincones del planeta, pocos internautas se resisten hoy en día al poderoso influjo ejercido por Facebook. Sin embargo, la famosa red social esconde también algunos riesgos para la privacidad del usaurio.

Para sortearlos, debes tener en cuenta estas 6 cosas que nunca deberían compartirse públicamente en Facebook:

1. El lugar y la fecha de nacimiento
: Está bien compartir con otros usuarios nuestro lugar de procedencia, pero este dato combinado con nuestra fecha de nacimiento es una auténtica “mina de oro” a la que los ladrones de identidad saben sacarle mucho partido. Según un estudio de Carnegie Mellon, el lugar y la fecha de nacimiento pueden utilizarse para dar con el número de la Seguridad Social del usuario.

2. Los planes de vacaciones: Hacer públicos nuestros planes de vacaciones en Facebook es una invitación velada para que los criminales obtengan el pase gratuito a nuestros hogares. Si queremos informar a nuestros amigos de nuestras vacaciones, es mejor ponerles al tanto después con las fotografías del viaje.

3. La dirección postal: Aunque compartir la dirección postal de nuestra casa con otros usuarios en Facebook no parece a priori muy “cabal”, lo cierto es que el 40% de los internautas reconoce hacerlo, y el 65% no bloquea ni siquiera a posibles extraños con las diferentes opciones de privacidad de la red social.

4. Las confesiones: Puede que odiemos nuestro trabajo, defraudemos a Hacienda o seamos usuarios esporádicos de drogas ilícitas, pero Facebook no es el lugar más apropiado para hacer este tipo de confesiones. Según un estudio de Proofpoint, el 8% de las empresas ha despedido en alguna ocasión a un empleado por sus “meteduras de pata” en las redes sociales.

5. Las contraseñas: Si tenemos varias cuentas online, es muy probable que en más de una ocasión hayamos respondido a preguntas personales para reforzar la seguridad de nuestras contraseñas. ¿Por qué ponerlas entonces en peligro aireando datos sobre nuestra vida privada en Facebook?

6. Los comportamientos peligrosos: Reconocer que practicamos deportes de riesgo o que fumamos no parece a priori una información demasiado peligrosa para ser compartida en Facebook. Sin embargo, sí entraña algunos riesgos. De acuerdo con un informe de Insure.com, muchas compañías aseguradoras rastrean Facebook y otras redes sociales para descubrir comportamientos peligrosos e incrementar así las pólizas de los seguros de vida de sus clientes.

Exiten cientos de sitios de citas en Internet (Páginas especializadas para encontrar pareja) y cada uno funciona de modo ligeramente diferente, pero en líneas generales lo hacen así: el usuario compone un anuncio personal sobre sí mismo que suele incluir una foto, estadísticas vitales, su nivel de ingresos, nivel educativo, gustos y aficiones. Si alguien encuentra el anuncio atractivo, le escribirá por correo electrónico y quizá concierte una cita. En muchas páginas web, el usuario también especifica los objetivos de contacto: «relación estable», «amante casual» o «sólo ver».

Podemos formular las siguiente preguntas: ¿hasta qué punto son francas las personas en lo que se refiere a compartir información personal? ¿qué tipo de información de los anuncios personales se considera más atractiva y cuál menos?

Recientemente dos economistas y un psicólogo se unieron para intentar dilucidar estas cuestiones. Ali Hortaçsu, Günter J. Hitsch y Dan Ariely analizaron los datos de una de las páginas de contactos, centrándose en aproximadamente treinta mil usuarios, la mitad de ellos en Boston y la otra mitad en San Diego. El 57% de dichos usuarios eran hombres, y la media de edad de todos los usuarios era de entre 26  y 35 años.

Pese a representar una mezcla racial aceptable, éstos eran predominantemente blancos.

También eran mucho más ricos, altos, delgados y atractivos que la media. O eso al menos escribían acerca de sí mismos. Más del 4% de los usuarios de la página afirmaba ganar más de 200.000 dólares al año, pese a que menos del 1% de los usuarios típicos de Internet ganan tanto, lo que sugiere que tres de cada cuatro estaban exagerando. Tanto los hombres como las mujeres solían declarar que medían cerca de cinco centímetros por encima de la media

nacional. Y en cuanto al peso, los hombres respondían a la media nacional, pero las mujeres declaraban pesar cerca de nueve kilos menos que ésta.

Más extraordinario todavía es el hecho de que al menos el 70% de las mujeres declaraba una belleza «por encima de la media», incluido un 24% por ciento que presumía de ser «muy guapa».

Los hombres también eran guapísimos: el 67% se definía a sí mismo como «por encimade la media», incluido un 21% por ciento que afirmaba ser «muy guapo». Esto deja sólo un 30% de los usuarios con un aspecto «medio», lo que sugiere que el contacto típico de Internet es mentiroso, narcisista o sencillamente tiene una idea muy particular del significado de «media». (O quizá, sencillamente, todos sean realistas: como cualquier agente inmobiliario sabe, la casa típica no es «encantadora» o «fantástica», pero a menos que lo diga, nadie se molestará en echarle un vistazo.) El 28% de las mujeres de la página web declaraban ser rubias, un número bastante superior a la media, lo cual indica grandes dosis de tinte, de mentira, o de ambos.

Algunos usuarios, por otra parte, se mostraron sinceros de una forma reconfortante. El 8% de los hombres -cerca de uno de cada doce- reconocía estar casado, y la mitad de ese 8% se declaraba «felizmente casado». Pero el hecho de que fuesen sinceros no significa que fueran imprudentes. De los 258 «felizmente casados» del estudio, sólo el 9% decidió colgar una foto suya. El riesgo de que sus esposas descubriesen el anuncio personal evidentemente pesaba más que la recompensa de conseguir una amante.

De las múltiples formas de fracasar en una página web de contactos, el hecho de no colgar una foto representa quizá la más segura. (No es que la foto sea necesariamente del usuario; perfectamente puede tratarse de un desconocido con mejor aspecto, pero tal decepción se volvería en su contra con el tiempo.) El hombre que no incluye su foto obtiene un 25% menos de respuestas que uno que sí lo hace; la mujer que no la incluye sólo obtiene una sexta parte. Un hombre de ingresos bajos, escasa educación, insatisfecho laboralmente, no muy atractivo, con ligero sobrepeso y calvicie incipiente que cuelga su foto tiene mayores posibilidades de recibir algunos mensajes que el que afirma ganar 2Q0.000 dólares y ser enormemente atractivo pero no cuelga su foto. Existen multitud de razones para no colgar una foto -supone un reto técnico, le avergüenza la posibilidad de que un amigo suyo la descubra o sencillamente no posee ningún atractivo-, pero como en el caso de un flamante coche con un anuncio de «se vende», los compradores potenciales asumirán que oculta algo verdaderamente grave bajo el capó.

Ya resulta bastante difícil conseguir una cita. El 57% de los hombres que cuelgan anuncios no recibe un e-mail siquiera; el 23% de las mujeres no logra ni una sola respuesta. Los rasgos que sí obtienen gran cantidad de respuestas, por otra parte, no sorprenderán a nadie que posea un conocimiento superficial de los sexos.

De hecho, las preferencias expresadas por las personas que se citan online encajan perfectamente con los estereotipos más comunes sobre hombres y mujeres.

Por ejemplo, los hombres que afirman desear una relación estable obtienen resultados mucho mejores que los que dicen buscar una amante ocasional. En cambio, las mujeres que buscan un amante ocasional tienen mucho éxito. Para el hombre, el aspecto de una mujer es de vital importancia. Para la mujer, el salario de un hombre es enormemente relevante. Cuanto más rico es un hombre, más e-mails recibe. Pero el salario de una mujer constituye un dato peligroso: los hombres no desean salir con una mujer que gane poco, pero si empieza a ganar demasiado, huyen de ella. Los hombres desean salir con estudiantes, artistas, músicas, veterinarias y celebridades (al tiempo que evitan a secretarias, jubiladas y mujeres en las fuerzas militares o de seguridad del estado). Las mujeres sí desean salir con militares, policías y bomberos (posiblemente como resultado del Efecto 11-S, al igual que el incremento de los pagos en el negocio de rosquillas de Paul Feldman) y abogados y ejecutivos financieros. Las mujeres evitan a los peones, actores, estudiantes y hombres que trabajan en servicios alimentarios y hostelería. Para los hombres ser bajo representa una gran desventaja (probablemente el motivo por el que tantos mienten acerca de su estatura), pero el peso no tiene excesiva importancia. Para las mujeres, el sobrepeso es mortal (probablemente el motivo por el que mienten). Para un hombre, tener el cabello pelirrojo o rizado es deprimente, al igual que la calvicie, aunque una cabeza rapada no constituye un problema. Para una mujer el cabello blanco y negro está mal, mientras el cabello rubio tiene aproximadamente el mismo valor que una carrera universitaria, y si se comparan los cien dólares que cuesta teñirse el cabello en la peluquería con los cien mil de gastos de matrícula, resulta muchísimo más barato.

Además de toda la información acerca de salario y rasgos físicos, hombres y mujeres especificaban su raza. También se les pidió que indicaran una preferencia en cuanto a la raza de sus citas potenciales. Las dos preferencias eran «la misma que yo» o «no importa». Como los concursantes de El eslabón más débil, los usuarios de la página web declaraban así públicamente lo que sentían hacia personas físicamente distintas. Más adelante, en e-mails confidenciales dirigidos a las personas con las que deseaban salir, actuarían según sus verdaderas preferencias.

Aproximadamente la mitad de las mujeres blancas de la página web y el 80% de los hombres blancos declararon que la raza no les importaba. Pero los datos de respuesta indican algo bien distinto. El 90% de los hombres blancos que afirmaron que no les importaba la raza enviaron sus e-mails a mujeres blancas. El 97% de las mujeres que dijeron que la raza no importaba enviaron sus mensajes a hombres blancos. `

¿Es posible que la raza nunca importase realmente a estos hombres y mujeres blancos y que sencillamente no dieron con ninguna persona no blanca que les interesara? ¿O, lo que es más probable, dijeron que no les importaba la raza porque querían aparecer -especialmente ante compañeros potenciales de su misma raza como abiertos de miras?

El abismo entre la información que proclamamos públicamente y la información que sabemos que es cierta es a menudo inmenso.  Expuesto de una forma más familiar: decimos una cosa y hacemos otra.

* Articulo extractado del Libro: Freakonomics – Un economista políticamente incorrecto explora el lado oculto de lo que nos afecta, escrito por Steven Levitt y Stephen J. Dubner.