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Érase una vez, seis hombres ciegos en una aldea. Un día, un aldeano les dijo: «Hoy en el pueblo ha llegado un elefante”

Los hombres ciegos no tenían ni idea de lo que era un elefante. Entonces decidieron ir a conocerlo a pesar de que no serían capaces de verlo, podrían sentirlo de todos modos.

Todos ellos fueron a donde estaba el elefante y lo rodearon. Cada uno de ellos tocó al elefante en una parte diferente.

-«El elefante es un pilar», dijo el primer hombre que tocó la pierna.

-«Oh, no, ¡es como una soga!», dijo el segundo hombre que tocó la cola.

-«Oh, no, ¡es como una gruesa rama de un árbol!», dijo el tercer hombre que tocó la trompa del elefante.

-«Es como un ventilador de mano grande», dijo el cuarto hombre que tocó la oreja del elefante.

-«Es como una pared enorme», dijo el quinto hombre que tocó el vientre del elefante.

-«Es como un tubo sólido», dijo el sexto hombre que tocó el colmillo del elefante.

Pronto comenzaron a discutir sobre el elefante y cada uno de ellos insistió en que él tenía la razón.

Un hombre sabio pasaba por allí y vio esto. Se detuvo y les preguntó: -«¿Cuál es el problema?»

Ellos dijeron: -«No podemos estar de acuerdo en cómo y qué es un elefante.»

Cada uno de ellos le dijo al hombre sabio lo que pensaba que era el elefante.

El hombre sabio tranquilamente les explicó:

-«Todos ustedes están en lo cierto. La razón por la que cada uno de ustedes está diciendo diferentes cosas es que cada uno de ustedes tocó una parte diferente del elefante. Por lo tanto el elefante tiene todas las características que mencionaron.»

La moraleja de la historia es que puede haber algo de verdad en lo que dice alguien.  Cada quien, de acuerdo a su experiencia y perspectiva tiene su propia verdad así no estemos de acuerdo.  En vez de gastar el tiempo en discusiones vanas podemos entender que tal vez la otra persona tiene “sus razones”.

Cuento Jainista

 

A veces, podemos encontrar grandes poderes de concentración en nosotros mismos. Cuando de verdad y sinceramente deseamos sobresalir en nuestros estudios, aprobar un examen importante o resolver un problema, este poder se hace disponible. En estos casos la concentración surge debido a alguna necesidad o deseo, pero el desarrollarla de una manera sistemática, nos permite controlarla, y tener la posibilidad de utilizarla intencionalmente, cada vez que sea requerida.

Para ello, es necesario practicar ejercicios especiales a diario. Desarrollando este poder de concentración se puede lograr:

  • Control de tus pensamientos.
  • La capacidad de enfocar tu mente.
  • La paz de la mente.
  • Liberarte de pensamientos inútiles y molestos.
  • La capacidad de elegir tus pensamientos.
  • Mejor memoria.
  • Confianza en ti mismo.
  • Fortalecer la voluntad.
  • Rapidez en tomar decisiones
  • La capacidad para estudiar y comprender con mayor rapidez.
  • Aumento de felicidad.
  • Mayor capacidad para desarrollar habilidades psíquicas.
  • Uso más potente y eficiente de la visualización creativa.
  • Mayor capacidad de meditar.
  • Y mucho más …

Un conferencista hablaba sobre el manejo de la tensión. Levantó un vaso de agua y preguntó al auditorio:

– ¿Cuánto creen ustedes que pesa este vaso de agua?

Las respuestas del público variaron entre 20 y 500 gramos. Entonces el conferencista comentó:

– No, eso depende. No es un asunto de peso sino de tiempo. En verdad poco importa el peso absoluto. Lo que importa considerar es el tiempo que voy a sostenerlo. Si lo sostengo por un minuto, no pasa nada. Si lo sostengo durante una hora me empezará a doler el brazo. Si lo sostengo durante un día completo, tendrán que llamar una ambulancia. Y es exactamente el mismo peso: pero mientras más tiempo paso sosteniéndolo, más pesado se va volviendo.

Y concluyó:

– Si cargamos nuestros pesos todo el tiempo, más temprano o más tarde no seremos capaces de continuar: la carga se irá volviendo cada vez más y más pesada. Lo que tienes que hacer es dejar el vaso en algún lugar y descansar un poco antes de sostenerlo nuevamente. Tienes que dejar la carga periódicamente: eso es reconfortante y te permite continuar de nuevo. Por lo tanto, antes de que regreses esta noche a tu casa deja afuera el peso de tus tensiones. No lo lleves a tu casa. Mañana podrás recogerlo otra vez, al salir.

¿Son las grandes tensiones sólo pequeñas cargas aumentadas por nuestro hábito de seguirlas cargando?

¿Puedes descargar tu tensión laboral antes de llegar a tu casa?