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Lotus Flower Lotus Rainbow Colorful  - Matryx / Pixabay

Matryx / Pixabay

Al dejarte llevar por el corre corre de la vida cotidiana a veces podemos actuar en automático y no darnos cuenta del sentido real de nuestras obras o de lo que decimos repetitivamente.

Hablamos y no nos damos cuenta del significado de nuestras palabras, por ejemplo según la Real Academia de la lengua Española “saludar es Dirigir a alguien, al encontrarlo o despedirse de él, palabras corteses, interesándose por su salud o deseándosela, diciendo adiós, hola, etc”. Lo que podríamos traducir en una transmisión de buena onda o buena energía, transmitir buenos deseos. Si tan sólo meditáramos en ello y lo adoptáramos tomando consciencia cada vez que saludamos, muchas diferencias y malestares se sanarían pues estaríamos concentrados con todos nuestros sentidos y nuestra energía enviando esos buenos deseos a la persona que nos encontramos y al mismo tiempo recibiéndolos de vuelta. Sería un mundo de buenos deseos.

Desde mucho tiempo atrás San Francisco de Asís hacía referencia de esto a sus seguidores con respecto a su saludo “Que la paz sea contigo” diciendo:
«Que la paz que anunciáis de palabra, la tengáis, y en mayor medida, en vuestros corazones Que ninguno se vea provocado por vosotros a ira o escándalo, sino que por vuestra mansedumbre todos sean inducidos a la paz, a la benignidad y a la concordia. Pues para esto hemos sido llamados: para curar a los heridos, para vendar a los fracturados y para corregir a los equivocados.» (3Comp 58).

Aquí relacionamos el significado de saludos en diferentes culturas que nos muestran que no importa el lugar del planeta en el que te encuentres, siempre hay esa intención de buenos deseos y buena vibra con los que te rodean.

Saludo maya :
In lak’ ech: yo soy otro tu
A lo que respondían: Hala ken: tú eres otro yo

Saludo Inca:
Ama sua, ama lluclla, ama quella que significa “no robes, no mientas, no seas perezoso»

Saludo Hebreo:
Shalom significa Hola Adios y paz

Saludo Maorí(Nueva Zelanda):
Kia Ora significa literalmente «que tengas salud» o «que estés bien»

Saludo Antiguos Hawaiianos, los Kahuna:
Aloha”: La traducción literal de Aloha es: «Aliento de Vida» o «Esencia»«Reconozco en tu interior la misma esencia que reside en mí, y me ofrezco a ti».

Saludo Zulu sudafricano:
Sawabona: (Africano) : Yo te Respeto, yo te valoro y tú eres importante para mí
Respuesta: Shikoba: Entonces, yo existo para tí

Saludo Islámico Egipto:
As-salaam-alaykum: Que la paz sea contigo

Saludo de India y Asia del Sur:
Námaste Se usa en varias tradiciones budistas así como en numerosas culturas en Asia, para saludar, despedirse, pedir, dar gracias, mostrar respeto o veneración y para rezar. Normalmente se acompaña por una inclinación ligera de la cabeza hecha con las palmas abiertas y unidas entre sí, ante el pecho, en posición de oración.

Namaste Significa “Yo honro el lugar dentro de ti donde el Universo entero reside. Yo honro el lugar dentro de ti de amor y luz, de verdad, y paz. Yo honro el lugar dentro de ti donde cuando tú estás en ese punto tuyo, y yo estoy en ese punto mío, somos sólo Uno”.

Esta película trata de un deportista olímpico que se especializa en los aros y está obsesionado con ganar a toda costa en los próximos juegos olímpicos. Pero interiormente esta lleno de dudas, entonces encuentra un ser que lo guía por su camino de descubrimiento de su yo interior y de las cosas que realmente importan en la vida.

La película es super recomendada y nos deja varias enseñanzas de vida, entre ellas las siguientes:

1. No hay momentos ordinarios, cada momento que ocurre en tu vida es un momento extraordinario.

2. Nunca serás mejor o peor que nadie. No hay que compararse con los demás.

3. El problema de toda adicción esta en el hábito, el no ser consciente de tus elecciones y no tomar responsabilidad de las mismas.

4.  Lo triste de la muerte, no es la muerte en sí, sino que muchas personas pasan por la vida sin haberla realmente vivido.

5. Un guerrero, se disculpa por sus acciones pasadas, no renuncia a lo que ama, encuentra el amor en lo que hace, sin importarle el reconocimiento y actúa!  no reacciona.

7. Si no obtienes lo que quieres, sufres. Si lo obtienes también sufres porque temes perderlo.

8. Cuando aceptas que no puedes controlar lo que te pasa, te liberas.

9. Saca la basura de tu mente, la  basura es todo aquel pensamiento que te distrae de lo que realmente importa: Hay que vivir en el aquí y en el ahora.

10. Hay tres reglas en la vida para alcanzar la felicidad (Paradoja, humor y cambio):

  • Paradoja: la vida es un misterio, por lo que no te agotes intentando entenderla
  • Humor: ríete de ti
  • Cambio: nada permanece inmutable

11. Finalmente, lo importantes es el camino recorrido “el viaje” es lo que nos da felicidad, no el destino.

Encuentra un lugar donde puedas estar solo y tranquilo. Puedes sentarte con las piernas cruzadas en el suelo si es posible, o en una silla. Siéntate con la espalda recta. Realiza algunas respiraciones profundas y tranquilas luego relaja tu cuerpo. Dirige la atención a tu cuerpo y relaja cada músculo y parte de él.

Practica durante unos 10 minutos, y después de unas semanas de entrenamiento, aumenta el tiempo a 15 minutos. Comienza con el primer ejercicio, practicando todos los días, hasta que puedas hacerlo sin ningún tipo de distracciones u olvidos, y sin pensar en nada más, al menos durante tres minutos seguidos. Cada vez que te distraigas,  vuelve a empezar, hasta que pasen los 10 o 15 minutos destinados para la práctica. Debes ser honesto contigo y proceder al siguiente ejercicio, sólo después de estar convencido de que has practicado correctamente y con plena concentración.

Ejercicio 1:

Toma un libro y cuenta las palabras en cualquier párrafo. Cuenta de nuevo para asegurarte de que has contado correctamente. Comienza con un párrafo y cuando llega a ser más fácil, cuenta las palabras en una página entera. Realiza el recuento mental y sólo con los ojos, sin señalar con tu dedo en cada palabra.

Ejercicio 2:

Cuenta hacia atrás en tu mente, de un cien a uno.

Ejercicio 3:

Cuenta en tu mente de un cien a uno, saltando cada tres números, osea 100, 97, 94, etc

Ejercicio 4:

Elije una palabra inspiradora, o un sonido simple, y repítelo en silencio en tu mente durante cinco minutos. Cuando tu mente pueda concentrarse con mayor facilidad, trata de llegar a los diez minutos de concentración ininterrumpida.

Ejercicio 5:

Toma una fruta, puede ser una manzana, naranja o cualquier otra fruta, y sostenla en tus manos. Examina la fruta de todos sus lados, manteniendo toda tu atención centrada en ella. Si te llegan pensamientos irrelevantes asociados que puedan surgir, como por ejemplo sobre la tienda donde la compraste, cómo y dónde se cultiva, su valor nutritivo ignóralos con calma pues no estás interesado en ellos. Sólo observa la fruta, concentra tu atención en ella sin pensar en nada más, y examina su forma, olor,  sabor y la sensación que da al tocarla.

Ejercicio 6:

Esto es lo mismo que el ejercicio número 5, sólo que esta vez visualiza la fruta en lugar de mirarla. Dale un vistazo a la fruta y examínala  durante unos 2 minutos, al igual que en el ejercicio número 5. Luego cierra los ojos y trata de ver, oler, gustar y tocar el fruto de tu imaginación. Trata de ver la imagen clara y bien definida. Si la imagen se vuelve borrosa, abre los ojos, mira la fruta por un tiempo corto, y luego cierra los ojos y continúa con el ejercicio.

 El secreto del éxito es la práctica constante. Cuanto más tiempo le dedicas a los ejercicios más rápido el éxito llega. Vamos poco a poco, diez minutos al principio y con el tiempo a medida que adquieras la capacidad de concentración, dale más tiempo. Cuando veas que  tienes éxito, podrás disfrutar los ejercicios, y con el tiempo se convertirán en un hábito. Serás capaz de concentrar tu atención fácilmente y sin esfuerzo en todo lo que quieras.

Nunca serás mejor y nunca serás peor que otra persona, simplemente sé tu mismo

Si dejas escapar el presente leyendo estas líneas, ten en cuenta que tan pronto como las acabes será demasiado tarde. Habrás perdido el tiempo. Actúa, muévete: Enfréntate al futuro asumiendo los posibles riesgos que conlleva: No vivirás para siempre. Cada minuto puede ser el último.

Ric Elias tenía un asiento en primera fila en el vuelo 1549, el avión que hizo un aterrizaje forzoso en el río Hudson en Nueva York en enero de 2009. ¿Qué pasó por su mente mientras el siniestrado avión caía?

Si el sacrificio de tu vida personal es infructoso, deja de asumirlo y disfrútalo. 
En caso contrario: Plantéatelo.

«I choose to be happy»… Creo que ahí está la solución a todo. En nuestras manos está elegir lo que queremos

Hay mucha gente que prefiere tener razón antes que ser feliz…

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La forma como nos comunicamos  con el mundo afecta de manera positiva o negativa nuestras relaciones. Siempre debemos buscar la mejor manera para decir las cosas, pues una misma verdad genera diferentes resultados de acuerdo a la forma cómo se comunique. Aquí una historia sacada de Las Mil y una noches que nos hace reflexionar al respecto.

En un país muy lejano, al oriente del gran desierto vivía un viejo Sultán, dueño de una inmensa fortuna.

El Sultán era un hombre muy temperamental además de supersticioso. Una noche soñó que había perdido todos los dientes. Inmediatamente después de despertar, mandó llamar a uno de los sabios de su corte para pedirle urgentemente que interpretase su sueño.

– ¡Qué desgracia mi Señor! – exclamó el Sabio – Cada diente caído representa la pérdida de un pariente de Vuestra Majestad.

– ¡Qué insolencia! – gritó el Sultán enfurecido – ¿Cómo te atreves a decirme semejante cosa? ¡Fuera de aquí!

Llamó a su guardia y ordenó que le dieran cien latigazos, por ser un pájaro de mal agüero. Más tarde, ordenó que le trajesen a otro Sabio y le contó lo que había soñado. Este, después de escuchar al Sultán con atención, le dijo:

– ¡Excelso Señor! Gran felicidad os ha sido reservada. El sueño significa que vuestra merced tendrá una larga vida y sobrevivirá a todos sus parientes.

Se iluminó el semblante del Sultán con una gran sonrisa y ordenó que le dieran cien monedas de oro. Cuando éste salía del Palacio, uno de los consejeros reales le dijo admirado:

– ¡No es posible! La interpretación que habéis hecho de los sueños del Sultán es la misma que la del primer Sabio. No entiendo por qué al primero le castigó con cien azotes, mientras que a vos os premia con cien monedas de oro.

– Recuerda bien amigo mío –respondió el segundo Sabio– que todo depende de la forma en que se dicen las cosas… La verdad puede compararse con una piedra preciosa. Si la lanzamos contra el rostro de alguien, puede herir, pero si la enchapamos en un delicado embalaje y la ofrecemos con ternura, ciertamente será aceptada con agrado…

– No olvides mi querido amigo –continuó el sabio– que puedes comunicar una misma verdad de dos formas: la pesimista que sólo recalcará el lado negativo de esa verdad; o la optimista, que sabrá encontrarle siempre el lado positivo a la misma verdad».

Un discípulo y su maestro estaban caminando por el bosque. El discípulo estaba preocupado por el hecho de que su mente estaba en agitación constante.

Le preguntó a su maestro: «¿Por qué las mentes de la mayoría de la gente están inquietas, y sólo unos pocos poseen una mente tranquila ¿Qué se puede hacer para aquietar la mente?»

El profesor miró al discípulo, sonrió y dijo:

«Voy a contarte una historia. Un elefante estaba de pie recogiendo las hojas de un árbol para comerlas cuando una pequeña mosca se le acercó volando y zumbando cerca de su oído. El elefante se la sacudió moviendo sus largas orejas. La mosca volvió nuevamente y el elefante se la sacudió una vez más.
Esto se repitió varias veces. Entonces el elefante le preguntó a la mosca:

«¿Por qué estás tan inquieta y ruidosa? ¿Por qué no te quedas calmada por un tiempo en un mismo lugar?»

La mosca contestó: «Me siento atraída por todo lo que veo, oigo o huelen mis cinco sentidos, y todo lo que sucede a mi alrededor, me conduce constantemente en todas direcciones, y no lo puedo resistir ¿Cuál es tu secreto ¿Cómo puedes mantenerte tan tranquilo y quieto? «

El elefante dejó de comer y le dijo:

«Mis cinco sentidos no gobiernan mi atención. Estoy en control de mi atención, y puedo dirigirla donde yo quiera. Esto me ayuda a sumergirme en todo lo que hago, y por lo tanto, mantener mi mente centrada y tranquila. Ahora que estoy comiendo, estoy totalmente inmerso en la comida. De esta manera, puedo disfrutar de mi comida y masticar mejor. Puedo controlar mi atención, y no al revés, y esto me ayuda a estar tranquilo.»

Al oír estas palabras, los ojos del discípulo se abrieron y una sonrisa apareció en su rostro. Miró a su maestro y le dijo:

«¡Ya entiendo! Si mis sentidos controlan mi mente y mi atención, mi mente estará constantemente agitada. Por otro lado, si estoy al mando de mis cinco sentidos, podré hacer caso omiso de sus inquietudes, entonces mi mente se calmará».

«Sí, eso es correcto», respondió el maestro, «La mente es inquieta y se dirige donde está la atención. Controla tu atención, y controlarás tu mente.»

  •  Admite que no siempre tienes la razón y reconoce al otro su razón o su parte de razón.
  • Respeta los derechos de los demás, iguales a los tuyos, y jamás abuses de los que te pertenecen.
  • Tus intereses merecen ser defendidos, pero tienes que aceptar que los de los otros son igualmente valiosos.
  • Muy pocas cosas, o ninguna, justifican el empleo de la fuerza, a menos que se atente contra tu vida.
  • Busca las identidades, las afinidades y las coincidencias constructivas, haciendo a un lado lo que genera pugnas y encono.
  • Témele al ventajoso, al aprovechado y oportunista, y tiéndele la mano al que carece de habilidades para la ganancia deshonesta.
  • Dedica una parte de tu tiempo al servicio de la comunidad, devolviendo así algo de lo que de ella recibes.
  • Corresponde a la frialdad con el compañerismo que aproxima y solidariza las voluntades y los corazones.
  • Concierta, acuerda, dialoga, sin discutir estérilmente; que tus palabras tiendan puentes al entendimiento mutuo y la amistad.
  • Reconoce a tu hermano y reconcíliate con tu enemigo; en ese sentido da siempre el primer paso».

Luis Carlos Sáchica

Un conferencista hablaba sobre el manejo de la tensión. Levantó un vaso de agua y preguntó al auditorio:

– ¿Cuánto creen ustedes que pesa este vaso de agua?

Las respuestas del público variaron entre 20 y 500 gramos. Entonces el conferencista comentó:

– No, eso depende. No es un asunto de peso sino de tiempo. En verdad poco importa el peso absoluto. Lo que importa considerar es el tiempo que voy a sostenerlo. Si lo sostengo por un minuto, no pasa nada. Si lo sostengo durante una hora me empezará a doler el brazo. Si lo sostengo durante un día completo, tendrán que llamar una ambulancia. Y es exactamente el mismo peso: pero mientras más tiempo paso sosteniéndolo, más pesado se va volviendo.

Y concluyó:

– Si cargamos nuestros pesos todo el tiempo, más temprano o más tarde no seremos capaces de continuar: la carga se irá volviendo cada vez más y más pesada. Lo que tienes que hacer es dejar el vaso en algún lugar y descansar un poco antes de sostenerlo nuevamente. Tienes que dejar la carga periódicamente: eso es reconfortante y te permite continuar de nuevo. Por lo tanto, antes de que regreses esta noche a tu casa deja afuera el peso de tus tensiones. No lo lleves a tu casa. Mañana podrás recogerlo otra vez, al salir.

¿Son las grandes tensiones sólo pequeñas cargas aumentadas por nuestro hábito de seguirlas cargando?

¿Puedes descargar tu tensión laboral antes de llegar a tu casa?

 Cuando crecemos y tomamos responsabilidad de nuestra vida  ya no tenemos los padres, maestros o personas que cuando éramos niños nos llamaban la atención para realizar lo que debíamos en el momento adecuado.

Es de ese punto de nuestras vidas en adelante  que debemos practicar y fortalecer la autodisciplina, habilidad que nos permite:

  • Evitar actuar impulsivamente.
  • Continuar trabajando en un proyecto, incluso si la primera oleada de entusiasmo se ha desvanecido.
  • Ir al gimnasio, caminar o nadar, cuando lo único que se quiere es acostarse o sentarse y ver la televisión.
  • Mantener una rutina de ejercicios físicos que permita estar en forma.
  • Aprender a despertar y levantarse temprano.
  • Superar el hábito de ver televisión en exceso.
  • Continuar trabajando en la dieta, y se resistirse a la tentación de comer alimentos que engordan.
  • Comenzar a leer un libro y leerlo hasta la última página.
  • Para meditar con regularidad.
  • Para superar la pereza y la desidia.
  • Cumplir las promesas que haces a ti mismo y a los demás.