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Algunas personas tienen la capacidad de empatizar con los animales y entender su lenguaje.

No es raro pues, observar cómo las personas que tienen la suerte de acompañar su vida con «mascotas» empiezan a comprender su idioma y reacciones y pareciera que a veces sólo les faltaría a los animales hablar como los humanos para comunicarse eficazmente.

¿Será que nos falta a los humanos abrir más nuestros sentidos para ponernos en su lugar?

El siguiente video es un comercial, pero nos abre el camino a reflexionar sobre qué nos dicen posiblemente nuestros hermanos animales y no los hemos observado con la atención que se merecen.

https://www.youtube.com/watch?v=czmv4ipNkTA

Oponte a una oleada de pensamientos negativos con una oleada de pensamientos positivos.

A veces a mi mente llega la idea de cómo sería nuestro planeta si se hubiera respetado la sabiduría indígena o si en vez de ser los indígenas los conquistados hubieran sido los blancos. ¿Tendríamos más respeto por la naturaleza?  O definitivamente, ¿el proceso teníamos que vivirlo como hasta ahora? Tendríamos los avances tecnológicos actuales o ¿estaríamos muchísimo más avanzados y en armonía con nuestro entorno?

Lo único que podemos es reflexionar y aprender de las historias y actuar en el presente con lo que tenemos a nuestra disposición.

Y hablando de la historia, hay un documento que nos brinda una excelente reflexión sobre la Tierra y el medio ambiente.

Se trata de una carta escrita 1854 por el Jefe Seattle en respuesta a la oferta que le hizo  el Gran Jefe Blanco de Washington por una gran extensión de tierras indias, prometiendo crear una «reservación» para el pueblo indígena.

Aquí está la carta completa donde se plasma el gran respeto por la madre tierra de nuestros antepasados y  ha sido descrita como la declaración más bella y más profunda jamás hecha sobre el medio ambiente.

¿Cómo se puede comprar o vender el firmamento, ni aún el calor de la tierra? Dicha idea nos es desconocida. Si no somos, dueños de la frescura del aire ni del fulgor de las aguas, ¿cómo podrá, ustedes comprarlos? Cada parcela de esta tierra es sagrada para mi pueblo, cada brillante mata de pino, cada grano de arena en las playas, cada gota de rocío en los bosques, cada altozano y hasta el sonido de cada insecto es sagrado a la memoria y al pasado de mi pueblo.

La savia que circula por las venas de los árboles lleva consigo las memorias de los pieles rojas-. Los muertos del hombre blanco se olvidan de su país de origen cuando emprenden sus paseos- entre las estrellas; en cambio-, nuestros muertos nunca pueden olvidar esta bondadosa tierra, puesto que es la madre de los pieles rojas. Somos parte de la tierra y asimismo, ella es parte de nosotros. Las flores perfumadas son nuestras hermanas; el venado, el caballo, la gran águila; éstos- son nuestros hermanos.

Las escarpadas- peñas, los húmedos prados-, el calor del cuerpo del caballo- y el hombre, todos pertenecemos a la misma familia. Por todo ello, cuando el Gran Jefe de Washington nos envía el mensaje de que quiere comprar nuestras tierras, nos está pidiendo demasiado. También el Gran Jefe nos dice que nos reservará un lugar en el que podamos vivir confortablemente entre nosotros.

El se convertirá en nuestro padre y nosotros- en sus hijos. Por ello estamos- considerando su oferta de comprar nuestras tierras. Ello no es fácil ya que esta tierra es sagrada- para nosotros.

El agua cristalina- que corre por ríos y arroyuelos no es solamente el agua sino también representa la sangre de nuestros antepasados. Si les vendemos nuestras tierras, deben recordar que son sagradas y a la vez deben enseñar esto a sus hijos y que cada reflejo fantasmagórico- en las claras aguas de los lagos cuenta los sucesos- y memorias de las vidas de nuestras gentes.

El murmullo del agua es la voz del padre de mi padre. Los ríos son nuestros hermanos- y sacian nuestra sed, son portadores de nuestras cano-as- y alimentan a nuestros hijos-. Si les vendemos nuestras tierras ustedes deben recordar y enseñarles a sus hijos que los ríos son nuestros hermanos y también lo son suyos y, por lo tanto, deben- tratarlos con la misma dulzura- con que se trata a un hermano.

Sabemos que el hombre blanco no comprende nuestro modo de vida. El no sabe distinguir entre un pedazo- de tierra y otro, ya que es un extraño que llega de noche y toma de la tierra lo que necesita. La tierra no es su hermana sino su enemiga y una vez conquistada sigue su camino, dejando atrás la tumba de sus padres sin impor-tarle. Le secuestra la tierra a sus hijos. Tampoco le importa. Tanto la tumba de sus padres como el patrimonio de sus hijos son olvidados. Trata a su madre, la tierra-, y a su hermano, el firmamento, como objetos que se compran, se explotan y se venden como ovejas o cuentas de colores. Su apetito devorará la tierra dejando atrás sólo un desierto. No sé, pero nuestro modo de vida es diferente al de ustedes. La sola vista de sus ciudades apena los ojos del piel roja. Pero quizás sea porque el piel roja es un salvaje y no comprende nada. No existe un lugar tranquilo en las ciudades del hombre blanco, ni hay sitio donde escuchar cómo se abren las hojas de los árboles en primavera o cómo aletean los insectos. Pero quizás también esto debe ser porque soy un salvaje que no comprende nada.

El ruido parece insultar nuestros oídos. Y, después de todo ¿para qué sirve la vida si el hombre no puede escuchar el grito solitario del chotacabras (aguaita-caminos) ni las discusiones nocturnas de las ranas al borde de un estanque? Soy un piel roja y nada entiendo.

Nosotros preferimos el suave susurro del viento sobre la superficie de un estanque, así como el olor de ese mismo viento purificado por la lluvia del mediodía o perfumado con aromas- de pinos. El aire tiene un valor- inestimable para el piel roja ya que todos los seres comparten un mismo aliento, la bestia, el árbol, el hombre, todos respiramos el mismo aire.

El hombre blanco no parece consciente del aire que respira; como un moribundo que agoniza durante muchos días es insensible al hedor. Pero si les vendemos- nuestras tierras deben recordar que el aire nos es inestimable, que el aire comparte su espíritu con la vida que sostiene.

El viento que dio a nuestros abuelos el primer soplo de vida, también recibe sus últimos suspiros. Y si les vendemos nuestras tierras, ustedes deben conservarlas como cosa aparte y sagrada, como un lugar donde hasta el hombre blanco pueda saborear el viento perfumado por las flores de las praderas. Por ello estamos considerando su oferta de comprar nuestras tierras. Si decidimos aceptarla, yo pondré condiciones: El hombre blanco debe tratar a los animales de esta tierra como a sus hermanos. Soy un salvaje y no comprendo otro modo de vida. He visto a miles de búfalos pudriéndose en las praderas, muertos a tiros por el hombre blanco desde un tren en marcha. Soy un salvaje y no comprendo cómo una máquina- humeante puede importar más que el búfalo al que nosotros matamos sólo para sobrevivir.

¿Qué seria del hombre sin los animales? Si todos fueran exterminados, el hombre también moriría de una gran soledad espiritual; porque lo que le suceda a los animales también le sucederá al hombre. Todo va enlazado.

Deben enseñarle a sus hijos que el suelo que pisan son las cenizas de nuestros abuelos. Inculquen a sus hijos que la tierra está enriquecida con la vida de nuestros semejantes a fin de que sepan respetarla.

Enseñen a sus hijos que nosotros hemos enseñado a los nuestros que la tierra es nuestra madre. Todo lo que le ocurra a la tierra le ocurrirá a los hijos de la tierra. Si los hombres escupen en el suelo, se escupen a sí mismos. Esto sabemos-: La tierra no pertenece al hombre; el hombre pertenece a la tierra. Esto sabemos, todo va enlazado, como la sangre que une a una familia.

Todo va enlazado. Todo lo que le ocurra a la tierra, le ocurrirá a los hijos de la tierra. El hombre no tejió la trama de la vida; él es sólo un hilo. Lo que hace con la trama se lo hace a sí mismo. Ni siquiera el hombre blanco, cuyo Dios pasea y habla con él de amigo a amigo, no queda exento del destino común. Después de todo, quizás seamos hermanos. Ya veremos.

Sabemos una cosa que quizás el hombre blanco descubra un día: nuestro Dios es el mismo Dios. Ustedes pueden pensar ahora que El les pertenece lo mismo que desean que nuestras tierras les pertenezcan; pero no es así. El es el Dios de los hombres y su compasión se comparte por igual entre el piel roja y el hombre blanco. Esta tierra tiene un valor inestimable para El y si se daña se provocaría la ira del Creador.

También los blancos se extinguirían, quizás antes que las demás tribus. Contaminen sus lechos y una noche perecerán ahogados en sus propios residuos. Pero ustedes caminarán hacia su destrucción rodeados de gloria, inspirados por la fuerza del Dios que los trajo a esta tierra y que por algún designio especial les dio dominio sobre ella y sobre el piel roja.

Ese destino es un misterio para nosotros, pues no entendemos por qué se exterminan los búfalos, se doman los caballos salvajes, se saturan los rincones secretos de los bosques con el aliento de tantos hombres y se atiborra el paisaje de las exuberantes colinas con cables parlantes. ¿Dónde está el matorral? Destruido. ¿Dónde está el águila? Desapareció.

Termina la vida y empieza la supervivencia.

Cuando Dergin Tokmak tenía tan sólo un año de edad, le administraron una vacuna caducada que lo llevó a perder el control de su tronco hacia abajo, especialmente sus piernas; al poco tiempo se supo que era polio. Esto ocurrió en su país natal, Turquía, lugar que, junto a su familia, dejó al poco tiempo del suceso para comenzar una nueva vida en Alemania.

A pesar de su discapacidad física, siempre soñó con ser bailarín. Para lograr su meta, trabajó la fuerza de sus brazos por varios años hasta que, gracias a su esfuerzo, logró asistir a una audición para Cirque du Soleil en 2004. Y quedó.

La habilidad artística de Tokmak lo llevó a protagonizar comerciales e incorporarse a otros grupos de danza reconocidos a nivel mundial: “Quiero pasar a la siguiente generación, así la gente puede ver que no hay obstáculo demasiado grande o demasiado limitante para bailar”, dijo Tokmak. “Mi mensaje como artista es mostrar al mundo que hay un alma creativa con o sin discapacidad”.

https://www.youtube.com/watch?v=7aEnQz31IL8

Dergin-Tokmak-01

Dergin-Tokmak-02

Vive tranquilo, evita las prisas. La ansiedad y el apresuramiento ahogan la satisfacción de vivir, pues crean confusión interior.

Si actúas con serenidad frente a los problemas podrás solucionarlos, y tendrás mayor aceptación entre aquellos que te rodean.

Regálate un instante para pensar en lo que dice tu interlocutor y en tu respuesta adecuada.

La serenidad es tu fuerza interna que trabaja a tu favor y facilita la convivencia armoniosa.

El ser empresa involucra una serie de factores, todos ellos de vital importancia, pero lo más seguro es que el más importante de ellos es el recurso humano, invertir en él significa no solo crear espacios de fortalecimiento para la organización sino que de el se desprende una cadena de afectación de diferentes sistemas, el pensar en el hombre que labora y comparte conmigo en la empresa implica crecer como individuo, como familia, como grupo, como organización y como sociedad.

El Sentido de Pertenencia es un proceso que va directamente ligado al crecimiento personal y organizacional, implica reconocer las diferencias de los individuos y sistemas en los que se desenvuelve reconociéndose así mismo con debilidades, fortalezas, sentimientos, pensamientos, problemas y un sin número de características intrínsecas de cada ser humano que lo afectan y afectan a los otros.

Observar como es el sentir de cada persona, como hacen suyo todos sus actos fortaleciendo esto, buscando que la persona se sienta a gusto con ella misma y con los que están a su alrededor, haciendo de esta manera que todo lo que proyecta en su diario vivir, vaya encaminado a buscar los mejores resultados para la empresa y para quienes la conforman.

Encuentra un lugar donde puedas estar solo y tranquilo. Puedes sentarte con las piernas cruzadas en el suelo si es posible, o en una silla. Siéntate con la espalda recta. Realiza algunas respiraciones profundas y tranquilas luego relaja tu cuerpo. Dirige la atención a tu cuerpo y relaja cada músculo y parte de él.

Practica durante unos 10 minutos, y después de unas semanas de entrenamiento, aumenta el tiempo a 15 minutos. Comienza con el primer ejercicio, practicando todos los días, hasta que puedas hacerlo sin ningún tipo de distracciones u olvidos, y sin pensar en nada más, al menos durante tres minutos seguidos. Cada vez que te distraigas,  vuelve a empezar, hasta que pasen los 10 o 15 minutos destinados para la práctica. Debes ser honesto contigo y proceder al siguiente ejercicio, sólo después de estar convencido de que has practicado correctamente y con plena concentración.

Ejercicio 1:

Toma un libro y cuenta las palabras en cualquier párrafo. Cuenta de nuevo para asegurarte de que has contado correctamente. Comienza con un párrafo y cuando llega a ser más fácil, cuenta las palabras en una página entera. Realiza el recuento mental y sólo con los ojos, sin señalar con tu dedo en cada palabra.

Ejercicio 2:

Cuenta hacia atrás en tu mente, de un cien a uno.

Ejercicio 3:

Cuenta en tu mente de un cien a uno, saltando cada tres números, osea 100, 97, 94, etc

Ejercicio 4:

Elije una palabra inspiradora, o un sonido simple, y repítelo en silencio en tu mente durante cinco minutos. Cuando tu mente pueda concentrarse con mayor facilidad, trata de llegar a los diez minutos de concentración ininterrumpida.

Ejercicio 5:

Toma una fruta, puede ser una manzana, naranja o cualquier otra fruta, y sostenla en tus manos. Examina la fruta de todos sus lados, manteniendo toda tu atención centrada en ella. Si te llegan pensamientos irrelevantes asociados que puedan surgir, como por ejemplo sobre la tienda donde la compraste, cómo y dónde se cultiva, su valor nutritivo ignóralos con calma pues no estás interesado en ellos. Sólo observa la fruta, concentra tu atención en ella sin pensar en nada más, y examina su forma, olor,  sabor y la sensación que da al tocarla.

Ejercicio 6:

Esto es lo mismo que el ejercicio número 5, sólo que esta vez visualiza la fruta en lugar de mirarla. Dale un vistazo a la fruta y examínala  durante unos 2 minutos, al igual que en el ejercicio número 5. Luego cierra los ojos y trata de ver, oler, gustar y tocar el fruto de tu imaginación. Trata de ver la imagen clara y bien definida. Si la imagen se vuelve borrosa, abre los ojos, mira la fruta por un tiempo corto, y luego cierra los ojos y continúa con el ejercicio.

 El secreto del éxito es la práctica constante. Cuanto más tiempo le dedicas a los ejercicios más rápido el éxito llega. Vamos poco a poco, diez minutos al principio y con el tiempo a medida que adquieras la capacidad de concentración, dale más tiempo. Cuando veas que  tienes éxito, podrás disfrutar los ejercicios, y con el tiempo se convertirán en un hábito. Serás capaz de concentrar tu atención fácilmente y sin esfuerzo en todo lo que quieras.

Escuchar es una gran herramienta que tenemos en el manejo de relaciones personales que sabiéndola aprovechar correctamente nos sirve para:

  • Reducir la tensión
  • Aumentar el poder porque permite  obtener más información
  • Comprender a los demás
  • Aprender
  • Estimular la cooperación de los demás
  • Facilitar la negociación y la solución de los diferentes criterios
  • Proyectar una imagen de inteligencia y respeto hacia los demás
  • Aumentar la confianza del interlocutor

El hombre se demora dos años en aprender a hablar y gasta el resto de su vida aprendiendo a callar y escuchar.

¿Pero qué factores influyen en la dificultad para escuchar? Pues aunque parezca extraño hay un factor fisiológico que nos hace más ardua esta tarea: El ser humano emite 150 palabras por minuto pero el cerebro tiene la capacidad de procesar hasta 600 palabras por minuto osea que tenemos un 75% de tiempo libre.

Este 75% de tiempo libre de interferencia en la comunicación es el que nos permite pensar cantidades de cosas que nos pueden desconcentrar y perder el hilo de la comunicación porque usualmente lo dedicamos a:

  • Volvernos adivinos  imaginando lo que el otro va a decir
  • Preparar las respuestas
  • Ponerse a pensar en otras cosas
  • Aburrirse
  • Distraerse
  • Criticar y juzgar
  • Atendiendo otros medios de distracción

Para afrontar estos factores de dificultad en la escucha, aquí resaltamos algunos hábitos para adoptar cuando estemos conversando:

  1. Debemos concentrarnos en nuestro interlocutor mirándolo cara a cara y permitiendo que los ojos entren en contacto: así no hay oportunidad de distraerse mirando hacia otros lados y además reflejamos una imagen de respeto hacia el otro, al mostrarnos interesados en lo que está diciendo.
  2. Mentalmente organiza la información en forma de notas (si te queda fácil también las puedes hacer por escrito) entrando con empatía en el contexto del otro, si es necesario realiza preguntas para que exista una buena retroalimentación y puedas entender el mensaje que te quiere comunicar.
  3. Evita que elementos externos te desconcentren y enfócate en tu interlocutor, realiza las preguntas que necesites en el momento adecuado, debes esperar a que el interlocutor termine la idea para evitar juicios y suposiciones  y  poder intervenir.

Si analizamos la misma naturaleza  nos está diciendo la importancia del arte de escuchar, pues  tenemos dos orejas y una boca porque debemos enfatizar en la escucha más que en el hablar.

 

Encuentro la televisión muy educativa. Cada vez que alguien la enciende, me retiro a otra habitación y leo un libro.

 Groucho Marx.