Vive tranquilo, evita las prisas. La ansiedad y el apresuramiento ahogan la satisfacción de vivir, pues crean confusión interior.

Si actúas con serenidad frente a los problemas podrás solucionarlos, y tendrás mayor aceptación entre aquellos que te rodean.

Regálate un instante para pensar en lo que dice tu interlocutor y en tu respuesta adecuada.

La serenidad es tu fuerza interna que trabaja a tu favor y facilita la convivencia armoniosa.