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Credibilidad, nuestras acciones son el pilar de conseguirla o no

La credibilidad es la base de la confianza y del liderazgo. No es una cualidad que podamos generar de forma autónoma e independiente sino algo que los demás nos otorgan.

Se dice que la credibilidad tiene tres factores: rigor, coherencia y continuidad. Para José Miguel Bolívar «es muy difícil ser creíble si no se es riguroso. Es preferible reconocer que no se sabe algo o matizar que no estamos del todo seguros de nuestra respuesta antes que dar por contrastada una información que no lo es«.

Ahora, no hay que confundir el rigor con la sinceridad pues mientras la falta de sinceridad es generalmente intencionada, la falta de rigor no suele serlo y obedece más a un mal hábito y a la ignorancia del efecto que produce en los otros.

Cuando no se es riguroso lo que se transmite a los demás es que no nos importan. No nos importa su tiempo ni nos importan las consecuencias que puedan derivarse de la información errónea que les hemos transmitido. Como puedes suponer, en este entorno de falta de respeto no hay lugar para la confianza.

La credibilidad comienza por nosotros mismos. Hay que comenzar entonces a creer en sí mismos. Se comienza por cosas sencillas. Intentar engañar a los demás es dudosamente eficaz y moralmente reprobable pero intentar engañarse a uno mismo es tonto.

Cuando planees algo, intenta hacerlo con rigor. Si dices que vas a hacer o no hacer algo, pues hay que cumplirlo. Si no estás seguro de poder cumplirlo, es mejor no comprometerse. Todos conocemos nuestras debilidades y cuando se deja de ser riguroso consigo mismo perderemos credibilidad.