¿De qué te preocupas?
Es bien sabido que cuando tenemos altos índices de estrés o preocupación, podemos llegar al punto de bloquearnos, no ver salidas a nuestros retos y mayor aún empeorar la situación con cada acción que tomamos en medio de la desesperación. Lo más sano es hacer un pare, descansar, entregar y volver a comenzar.
Pero en los momentos en que definitivamente no se puede lograr este pare debemos ingresar a nuestro interior la lógica y entender que si las cosas tienen solución, no hay de qué preocuparse, y si no tienen solución pues menos, es un desgaste infructuoso de energía.
Aquí hay una estrofa que podemos tener siempre a mano para recordarlo:
Para los males del mundo
Puede haber o no remedios;
Si los hay, ponte a buscarlos,
Y si no, no seas necio
Perogrullo