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La forma de ver cada experiencia de nuestra vida nos puede bloquear o impulsar a superar los retos que representa esa experiencia.

Esta es la enseñanza que nos transmite Sue Austin,  quien después de una larga enfermedad  que la redujo a cama, pudo nuevamente sentir el viento en su cara, gracias a una silla de ruedas.  Para ella su silla le trajo nuevamente la libertad de movimiento y mucha alegría, pero las personas a su alrededor no lo veían con este positivismo.

Por eso a través del arte realizado sobre su silla, ha podido transmitir a sus semejantes y al mundo, todo el agradecimiento y bonitos sentimientos que se encuentran en su interior.

rueda

Y que su silla no es un obstáculo, si no una nueva oportunidad para poder vivir todo lo que quiere.

Por eso es que Sue quería nuevamente bucear en altamar y,  a pesar de que los expertos le decían que era imposible, su perseverancia y seguridad en que podía lograrlo, la ayudaron a encontrar la forma de adecuar todo su «equipo» para alcanzar este grandioso sueño.

Observa esta hermosa historia que la misma Sue cuenta y documenta en el siguiente vídeo.

El fracaso no existe… Es una nueva oportunidad para salir adelante con más experiencia.

Se dice que en el espacio nadie puede oír tus gritos.  Sin embargo, nadie ha dicho nada sobre el canto y en especial una melodía que produce nuestro planeta Tierra a la que la NASA ha denominado «CORO».

El coro es un fenómeno electromagnético  creado por las ondas de plasma de los cinturones de radiación de la Tierra que los seres humanos no podemos percibirlo sin ayuda de un equipo especial, pues en realidad, son ondas de radio, que se pueden convertir en ondas sonoras con un receptor.

Mira cómo canta nuestro planeta Tierra en el siguiente video.

Si quieres ver más información al respecto puedes ir a la página oficial de la NASA 

No existe algo llamado verdad objetiva. Nosotros mismos hacemos nuestra propia verdad.

No existe una realidad objetiva. Nosotros hacemos nuestra propia realidad.

Hay caminos de conocimiento espiritual, místico o interior que son superiores a nuestros caminos de conocimiento ordinarios.

Si una experiencia parece real, lo es. Si una idea parece correcta, lo es. Somos incapaces de adquirir conocimiento de la verdadera naturaleza de la realidad.

La propia ciencia es irracional o mística. No es más que otra fe o sistema de creencia o mito, sin más justificación que cualquier otra.

No importa que las creencias sean ciertas o no, siempre que sean significativas para uno

Un resumen de creencias de la Nueva Era, de THEODORE SHICK, Jr., y LEWIS VAUGHN,

How to Think About Weird Things: Critical Thinking for a New Age

(Mountain View, CA; Mayfield Publishing Company, 1995)

 

En el universo existen varias leyes que rigen todo cuanto existe, una de ellas es la dualidad o polaridad. Esta ley se manifiesta en todos los seres y acontecimientos, y ha sido explicada en varias culturas de diferentes maneras pero con el mismo fondo.

Está expresada como una de las leyes Universales del Kybalión, también es el principio del Ying y el Yang, el cual promulga que no hay algo que sea totalmente negro o totalmente blanco, siempre lo frío tiene algo de calor y el calor tiene algo de frío, en la salud hay enfermedad y en la enfermedad hay salud, y en un determinado momento se pueden revertir estas condiciones. Por ello al juzgar estamos viendo solamente una parte del todo, solamente un grado.

Este principio de dualidad lo podemos observar aún más claro en el comportamiento humano pues al mismo tiempo que tenemos inmensas y abundantes virtudes podemos tener infinidad de defectos, de nosotros depende qué lado vamos a escoger para seguir el camino de nuestra vida.

En la siguiente historia que aparece en el libro “La culpa es de la Vaca 2” se puede ver un ejemplo de este comportamiento, si la historia es verídica, no lo sabemos, pero de acuerdo a la ley de dualidad cabría en el mar de posibilidades.

LA ÚLTIMA CENA

La obra titulada La última cena, de Leonardo Da Vinci, fue pintada en un período de siete años. Las imágenes que representan a los doce apóstoles y a Jesús al parecer fueron retratos de personas reales. Cuando se supo que Da Vinci pintaría esta obra,  cientos de jóvenes se presentaron ante él para ser seleccionados. La persona que sería el modelo para ser Cristo fue la primera en ser seleccionada.

Da Vinci buscaba un rostro que reflejara una personalidad inocente, pacífica y que a  la vez fuera bien parecido. Buscaba un rostro libre de los duros rasgos que deja la vida intranquila del pecado. Finalmente, después de algunos intentos, seleccionó a un joven de 19 años de edad como modelo para representar la figura de Jesús.

Casi durante seis meses Leonardo trabajó para pintar al personaje principal de esta formidable obra. Durante los siguientes seis años continuó su obra buscando personas que representarían a doce apóstoles, dejando para el final a aquel que representaría a Judas.

Por muchas otras semanas estuvo Leonardo buscando a un hombre con una expresión fría y dura. Un rostro marcado por la decepción, la traición, la hipocresía y el crimen. Un rostro que identificara a una persona que sin duda traicionaría a su mejor amigo.

Después de muchos fallidos intentos en la búsqueda de este modelo, llegó a oídos de Da Vinci que existía un hombre con esas características en el calabozo de Roma. Este hombre estaba sentenciado a muerte por haber llevado una vida llena de robos y asesinatos. Leonardo vio ante él a un hombre cuyo maltratado cabello largo caía sobre su rostro escondiendo unos ojos llenos de rencor, odio y ruina: al fin había encontrado a quien modelaría a Judas en su obra.

Gracias a un permiso de sus carceleros, el prisionero fue trasladado a Milán al estudio del maestro. Por varios meses este hombre se sentó silenciosamente frente a Leonardo mientas el artista continuaba con la ardua tarea de plasmar en su obra al personaje que había traicionado a Jesús. Cuando le dio la última pincelada a su obra, se dirigió a los guardias del prisionero y les dijo que se lo llevaran.

Cuando salían del recinto, el prisionero se soltó de los guardias y corrió hacia Leonardo Da Vinci gritándole:

-¡Da Vinci! ¡Obsérvame! ¿No reconoces quién soy?

Leonardo Da Vinci lo estudió cuidadosamente y le respondió:

-Nunca te había visto en mi vida hasta aquella tarde en el calabozo de Roma.

El prisionero levantó los ojos al cielo, cayó de rodillas y gritó desesperadamente:

-Leonardo Da Vinci, ¡Mírame nuevamente: yo soy aquel joven cuyo rostro escogiste para representar a Cristo hace siete años…!

¿Estás trabajando ocho horas diarias de tu vida sólo por el dinero que genera esa labor? ¿Eres feliz con ello? ¿Qué harías en tu vida si el dinero no importara?

El siguiente video acompañado de un discurso del filósofo y orador británico Alan Watts, nos hace reflexionar sobre el tiempo que  dedicamos en nuestra vida para ser  felices. Es genial disfrútalo dura sólo 3 minutos pero deja una gran enseñanza.

Para ver el mundo en un grano de arena,

Y el Cielo en una flor silvestre,

Abarca el infinito en la palma de tu mano

Y la eternidad en una hora.

William Blake

A veces a mi mente llega la idea de cómo sería nuestro planeta si se hubiera respetado la sabiduría indígena o si en vez de ser los indígenas los conquistados hubieran sido los blancos. ¿Tendríamos más respeto por la naturaleza?  O definitivamente, ¿el proceso teníamos que vivirlo como hasta ahora? Tendríamos los avances tecnológicos actuales o ¿estaríamos muchísimo más avanzados y en armonía con nuestro entorno?

Lo único que podemos es reflexionar y aprender de las historias y actuar en el presente con lo que tenemos a nuestra disposición.

Y hablando de la historia, hay un documento que nos brinda una excelente reflexión sobre la Tierra y el medio ambiente.

Se trata de una carta escrita 1854 por el Jefe Seattle en respuesta a la oferta que le hizo  el Gran Jefe Blanco de Washington por una gran extensión de tierras indias, prometiendo crear una «reservación» para el pueblo indígena.

Aquí está la carta completa donde se plasma el gran respeto por la madre tierra de nuestros antepasados y  ha sido descrita como la declaración más bella y más profunda jamás hecha sobre el medio ambiente.

¿Cómo se puede comprar o vender el firmamento, ni aún el calor de la tierra? Dicha idea nos es desconocida. Si no somos, dueños de la frescura del aire ni del fulgor de las aguas, ¿cómo podrá, ustedes comprarlos? Cada parcela de esta tierra es sagrada para mi pueblo, cada brillante mata de pino, cada grano de arena en las playas, cada gota de rocío en los bosques, cada altozano y hasta el sonido de cada insecto es sagrado a la memoria y al pasado de mi pueblo.

La savia que circula por las venas de los árboles lleva consigo las memorias de los pieles rojas-. Los muertos del hombre blanco se olvidan de su país de origen cuando emprenden sus paseos- entre las estrellas; en cambio-, nuestros muertos nunca pueden olvidar esta bondadosa tierra, puesto que es la madre de los pieles rojas. Somos parte de la tierra y asimismo, ella es parte de nosotros. Las flores perfumadas son nuestras hermanas; el venado, el caballo, la gran águila; éstos- son nuestros hermanos.

Las escarpadas- peñas, los húmedos prados-, el calor del cuerpo del caballo- y el hombre, todos pertenecemos a la misma familia. Por todo ello, cuando el Gran Jefe de Washington nos envía el mensaje de que quiere comprar nuestras tierras, nos está pidiendo demasiado. También el Gran Jefe nos dice que nos reservará un lugar en el que podamos vivir confortablemente entre nosotros.

El se convertirá en nuestro padre y nosotros- en sus hijos. Por ello estamos- considerando su oferta de comprar nuestras tierras. Ello no es fácil ya que esta tierra es sagrada- para nosotros.

El agua cristalina- que corre por ríos y arroyuelos no es solamente el agua sino también representa la sangre de nuestros antepasados. Si les vendemos nuestras tierras, deben recordar que son sagradas y a la vez deben enseñar esto a sus hijos y que cada reflejo fantasmagórico- en las claras aguas de los lagos cuenta los sucesos- y memorias de las vidas de nuestras gentes.

El murmullo del agua es la voz del padre de mi padre. Los ríos son nuestros hermanos- y sacian nuestra sed, son portadores de nuestras cano-as- y alimentan a nuestros hijos-. Si les vendemos nuestras tierras ustedes deben recordar y enseñarles a sus hijos que los ríos son nuestros hermanos y también lo son suyos y, por lo tanto, deben- tratarlos con la misma dulzura- con que se trata a un hermano.

Sabemos que el hombre blanco no comprende nuestro modo de vida. El no sabe distinguir entre un pedazo- de tierra y otro, ya que es un extraño que llega de noche y toma de la tierra lo que necesita. La tierra no es su hermana sino su enemiga y una vez conquistada sigue su camino, dejando atrás la tumba de sus padres sin impor-tarle. Le secuestra la tierra a sus hijos. Tampoco le importa. Tanto la tumba de sus padres como el patrimonio de sus hijos son olvidados. Trata a su madre, la tierra-, y a su hermano, el firmamento, como objetos que se compran, se explotan y se venden como ovejas o cuentas de colores. Su apetito devorará la tierra dejando atrás sólo un desierto. No sé, pero nuestro modo de vida es diferente al de ustedes. La sola vista de sus ciudades apena los ojos del piel roja. Pero quizás sea porque el piel roja es un salvaje y no comprende nada. No existe un lugar tranquilo en las ciudades del hombre blanco, ni hay sitio donde escuchar cómo se abren las hojas de los árboles en primavera o cómo aletean los insectos. Pero quizás también esto debe ser porque soy un salvaje que no comprende nada.

El ruido parece insultar nuestros oídos. Y, después de todo ¿para qué sirve la vida si el hombre no puede escuchar el grito solitario del chotacabras (aguaita-caminos) ni las discusiones nocturnas de las ranas al borde de un estanque? Soy un piel roja y nada entiendo.

Nosotros preferimos el suave susurro del viento sobre la superficie de un estanque, así como el olor de ese mismo viento purificado por la lluvia del mediodía o perfumado con aromas- de pinos. El aire tiene un valor- inestimable para el piel roja ya que todos los seres comparten un mismo aliento, la bestia, el árbol, el hombre, todos respiramos el mismo aire.

El hombre blanco no parece consciente del aire que respira; como un moribundo que agoniza durante muchos días es insensible al hedor. Pero si les vendemos- nuestras tierras deben recordar que el aire nos es inestimable, que el aire comparte su espíritu con la vida que sostiene.

El viento que dio a nuestros abuelos el primer soplo de vida, también recibe sus últimos suspiros. Y si les vendemos nuestras tierras, ustedes deben conservarlas como cosa aparte y sagrada, como un lugar donde hasta el hombre blanco pueda saborear el viento perfumado por las flores de las praderas. Por ello estamos considerando su oferta de comprar nuestras tierras. Si decidimos aceptarla, yo pondré condiciones: El hombre blanco debe tratar a los animales de esta tierra como a sus hermanos. Soy un salvaje y no comprendo otro modo de vida. He visto a miles de búfalos pudriéndose en las praderas, muertos a tiros por el hombre blanco desde un tren en marcha. Soy un salvaje y no comprendo cómo una máquina- humeante puede importar más que el búfalo al que nosotros matamos sólo para sobrevivir.

¿Qué seria del hombre sin los animales? Si todos fueran exterminados, el hombre también moriría de una gran soledad espiritual; porque lo que le suceda a los animales también le sucederá al hombre. Todo va enlazado.

Deben enseñarle a sus hijos que el suelo que pisan son las cenizas de nuestros abuelos. Inculquen a sus hijos que la tierra está enriquecida con la vida de nuestros semejantes a fin de que sepan respetarla.

Enseñen a sus hijos que nosotros hemos enseñado a los nuestros que la tierra es nuestra madre. Todo lo que le ocurra a la tierra le ocurrirá a los hijos de la tierra. Si los hombres escupen en el suelo, se escupen a sí mismos. Esto sabemos-: La tierra no pertenece al hombre; el hombre pertenece a la tierra. Esto sabemos, todo va enlazado, como la sangre que une a una familia.

Todo va enlazado. Todo lo que le ocurra a la tierra, le ocurrirá a los hijos de la tierra. El hombre no tejió la trama de la vida; él es sólo un hilo. Lo que hace con la trama se lo hace a sí mismo. Ni siquiera el hombre blanco, cuyo Dios pasea y habla con él de amigo a amigo, no queda exento del destino común. Después de todo, quizás seamos hermanos. Ya veremos.

Sabemos una cosa que quizás el hombre blanco descubra un día: nuestro Dios es el mismo Dios. Ustedes pueden pensar ahora que El les pertenece lo mismo que desean que nuestras tierras les pertenezcan; pero no es así. El es el Dios de los hombres y su compasión se comparte por igual entre el piel roja y el hombre blanco. Esta tierra tiene un valor inestimable para El y si se daña se provocaría la ira del Creador.

También los blancos se extinguirían, quizás antes que las demás tribus. Contaminen sus lechos y una noche perecerán ahogados en sus propios residuos. Pero ustedes caminarán hacia su destrucción rodeados de gloria, inspirados por la fuerza del Dios que los trajo a esta tierra y que por algún designio especial les dio dominio sobre ella y sobre el piel roja.

Ese destino es un misterio para nosotros, pues no entendemos por qué se exterminan los búfalos, se doman los caballos salvajes, se saturan los rincones secretos de los bosques con el aliento de tantos hombres y se atiborra el paisaje de las exuberantes colinas con cables parlantes. ¿Dónde está el matorral? Destruido. ¿Dónde está el águila? Desapareció.

Termina la vida y empieza la supervivencia.

«La gran tragedia de la vida no es la muerte física. La gran tragedia de la vida es lo que dejamos morir en nuestro interior mientras estamos vivos».

Norman Cousins.

 

Cuando Dergin Tokmak tenía tan sólo un año de edad, le administraron una vacuna caducada que lo llevó a perder el control de su tronco hacia abajo, especialmente sus piernas; al poco tiempo se supo que era polio. Esto ocurrió en su país natal, Turquía, lugar que, junto a su familia, dejó al poco tiempo del suceso para comenzar una nueva vida en Alemania.

A pesar de su discapacidad física, siempre soñó con ser bailarín. Para lograr su meta, trabajó la fuerza de sus brazos por varios años hasta que, gracias a su esfuerzo, logró asistir a una audición para Cirque du Soleil en 2004. Y quedó.

La habilidad artística de Tokmak lo llevó a protagonizar comerciales e incorporarse a otros grupos de danza reconocidos a nivel mundial: “Quiero pasar a la siguiente generación, así la gente puede ver que no hay obstáculo demasiado grande o demasiado limitante para bailar”, dijo Tokmak. “Mi mensaje como artista es mostrar al mundo que hay un alma creativa con o sin discapacidad”.

https://www.youtube.com/watch?v=7aEnQz31IL8

Dergin-Tokmak-01

Dergin-Tokmak-02